Chris Mullin, otra leyenda infravalorada
23:53 30/07/2020 | El escolta se destacó como uno de los mejores tiradores de todos los tiempos y fue capaz de entrar al Hall of Fame en dos ocasiones. Un repaso a su historia.
Entrar en el Hall of Fame de la NBA no es para cualquiera. Requiere un trabajo desmedido, el cual suele traducirse en una carrera extensa y exitosa que brilla más que la del resto. Sin embargo, hacerlo en dos oportunidades es para un grupo aún más selecto. Uno del que forma parte Chris Mullin, tal vez el deportista más infravalorado que haya pisado la competencia estadounidense.
El escolta llegó a la liga en 1985, luego de establecerse como un jugador brillante durante sus tiempos de universitario. Siendo miembro del St. John's College, fue elegido tres veces como el Big East Player of the Year y en una ocasión lo nombraron All-American. Todo eso hizo que Golden State Warriors se interesara en él y lo seleccionara en la séptima posición del Draft de ese año. A partir de ese momento, Mullin tardó muy poco en convertirse en una garantía desde el perímetro.
Junto a Mitch Richmond y Tim Hardaway conformó el recordado trío TMC, que comandado por Don Nelson sentó las bases de un estilo frenético en el costado ofensivo que muy rara vez bajaba de los 100 puntos anotados. El nacido en New York registró cinco temporadas en las que superó los 25 tantos de promedio y en todas ellas participó del All-Star Game. Conocido por ser una "rata de gimnasio", lideró a la NBA en promedio de minutos en dos ocasiones. Ese nivel de intensidad le dio un tiro cada vez más fiable: desde 1992 hasta su retiro, nunca bajó del 47% de acierto en tiros de campo y del 36% en triples y apenas una sola vez (1994) estuvo por debajo del 81% en libres.
En ese año, integró el emblemático Dream Team que el seleccionado de los Estados Unidos presentó en los Juegos Olímpicos de Barcelona y logró colgarse la medalla dorada junto a Michael Jordan, Magic Johnson, Larry Bird y una constelación de estrellas. Fue su gran triunfo, ya que no tuvo la posibilidad de consagrarse como campeón en la NBA. Estuvo muy cerca en 2000, cuando ya era un veterano y defendía los colores de Indiana Pacers, pero Los Ángeles Lakers le arrebató la chance.
Tras retirarse en 2001 Mullin ramificó sus intereses y no sólo fue entrenador de su universidad, sino que también ocupó puestos administrativos en diferentes franquicias y ofició como analista en ESPN. En 2009, fue inducido al Salón de la Fama como parte de esa camada de figuras del Team USA que ganó el oro en los Juegos. No fue la única vez que tuvo que subirse a ese estrado: dos años más tarde, recibió el honor de forma individual. El tan ansiado título que nunca llegó no es excusa suficiente para menospreciar la trayectoria de uno de los más grandes de este deporte. Un ejemplo perfecto de lo que significa la dedicación y el trabajo duro.
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