De trabajar en Foot Locker a la NBA, la historia de Mike Malone
21:13 16/09/2020 | Quería ser policía. De día vendía zapatillas y de noche limpiaba edificios. Un llamado lo cambió todo. Se formó en la NCAA y llegó a la NBA.
Son las cuatro de la mañana. En el edificio no hay nadie. Las luces son irregulares. Algunas están prendidas y otras apagadas. Hace calor porque el aire acondicionado se apagó. En medio de todo hay un joven perdido, que limpia el piso preguntándose qué será de su vida. Como un barco a la deriva divaga entre las dudas cual adolescente y no sabe qué le deparará el futuro.
Se llama Michael Malone y está completamente perdido. Había estudiado sociología e historia, pero se estaba formando para ser policía. Ninguna de las tres carreras lo convencía y su día a día era una osadía.
Un día recibió una oferta como asistente de un equipo universitario y su camino cambió por completo. Pero aguarden, no se apuren. Antes de llegar a eso hay que conocer su particular historia.
Todo tiene un principio
Nació un 15 de septiembre de 1971 en Nueva York, en un distrito de Queens llamado Astoria. Su papá, Brendan, fue entrenador de la NBA y el básquet fue el lenguaje unísono en la casa de los Malone. Su infancia transcurrió de manera normal y se paseó la secundaria por las escuelas de Seton Hall y Worcester.
Luego decidió formarse en Loyola University. Allí no fue solo un estudiante y jugó en el equipo de básquet desde 1989 hasta 1993. Era base y disputó 107 partidos durante las cuatro temporadas en las que defendió a los Greyhounds. Además, se recibió en 1994 de historiador y su vida parecía estar encarrilada.
A su vez, mientras estaba intentando recibirse en Loyola, Malone aprovechó para formarse como entrenador, desempeñándose como asistente de un equipo de secundaria llamado Friends School. El segundo paso en su carrera se dio cuando obtuvo su título, uniéndose al cuerpo técnico de Oakland University.
Ser o no ser, esa es la cuestión
Mike, como muchos chicos de su edad, no estaba seguro de seguir los pasos de su padre y una carrera como entrenador no le llamaba mucho la atención, a pesar de que poco a poco se iba haciendo conocido. Además, no recibía un sueldo por su labor y tuvo que tener dos trabajos para mantenerse.
A la mañana trabajaba en Foot Locker y desde la medianoche hasta las cuatro de la mañana limpiaba edificios en diferentes oficinas. Encima, estaba a punto de empezar una carrera en la policía estatal de Michigan, ya que muchos familiares suyos eran oficiales.
Su vida tuvo un punto de quiebre cuando apareció Pete Gillen, el entrenador de Providence College. El veterano conocía al papá de Mike y estaba decidido a ofrecerle un puesto como asistente que, por suerte, era remunerado.
Así empezó la escalada de Malone, que se mantuvo con Providence desde 1995 hasta 1998. Después llegó una oferta de Virginia University que le permitió ser director administrativo del equipo de básquet masculino y en 1999 volvió a tomar un puesto como asistente para Manhattan College, un equipo de su zona en Nueva York.
La puerta grande
Apenas seis años después de aquel primer trabajado pago, Malone recibió una oferta de la NBA. Los Knicks lo contrataron como entrenador asociado y luego lo promovieron al puesto de asistente. Después pasó por los Cavaliers, los Hornets y los Warriors, aprendiendo y absorbiendo todo como una esponja, ya decidido a apostar por el básquet y los banquillos.
El 3 de junio de 2013 apareció la oportunidad de su vida: Sacramento Kings le ofreció el puesto de entrenador en jefe del equipo. Mike por supuesto que aceptó e inmediatamente él y su padre pasaron a los libros, siendo el segundo dúo de padre e hijo de la historia de la liga en dirigir en la NBA.
Lamentablemente las cosas no salieron de la mejor manera en California y el 15 de diciembre de 2014 fue despedido tras un pálido arranque de 11-13. Era su primera experiencia y todo fue un aprendizaje que luego se volcó de la mejor manera cuando los Nuggets lo contrataron un año después, el 15 de junio.
Lo mejor está por venir
En Denver fue formando un edificio sólido, empezando desde abajo hasta llegar a lo más alto. En la actualidad los Nuggets se metieron en las finales de la Conferencia Oeste y uno de los grandes responsables es Mike Malone.
Se perdió en la incertidumbre, encontró su norte y hoy disfruta de su presente. Fue paciente, escuchó a su corazón y siguió con devoción.
Su trayectoria es de superación y su enseñanza que nunca es demasiado tarde para ser lo que quieran ser. El único que pierde es el que no sigue. Quien no se anima no vive.
Ignacio Miranda/ [email protected]
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