A 20 del Oro Olímpico

Atenas 2004: la influencia de las generaciones anteriores para la gesta

15:34 29/07/2024 | El recordado equipo logró el hito más importante de la historia del básquet argentino. En su formación, crecieron al lado de jugadores que marcaron sus carreras.

Olimpia de Venado Tuerto con Uranga como referente y unos jóvenes Montecchia, Leo Gutiérrez y Victoriano

Los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 fueron el punto más alto de la historia del básquet argentino. Un recordado grupo de jugadores pateó el tablero, jugó en un nivel superlativo, conjugaron la impronta, la entrega y el corazón argentino con el perfeccionamiento europeo. Muchos, tras dar sus primeros pasos en los distintos clubes de nuestro país, se fueron al Viejo Continente para pulirse, para perfeccionarse y el seleccionado argentino lo aprovechó.

Ese equipo que estuvo liderado por nombres importantes de la historia como Emanuel Ginóbili, Luis Scola, Andrés Nocioni, Alejandro Montecchia, pero también tuvo otros actores destacados como Carlos Delfino, Juan Ignacio Sánchez, Fabricio Oberto, Leonardo Gutiérrez. Además de Rubén Wolkowyski, Hugo Sconochini, Walter Herrmann y Gabriel Fernández. Si bien ellos fueron los 12 que lograron la gran proeza, el grupo tiene otros jugadores que estuvieron dentro del grupo como Lucas Victoriano, Leandro Palladino, Pablo Prigioni, entre otros.

Pero varios de ellos dieron sus primeros pasos en la Liga Nacional de Argentina e integraron el seleccionado nacional antes de Atenas 2004 y compartieron equipo con la generación anterior. Si bien no pudieron conseguir un título importante como lo hizo la GD, fueron importantes y tuvieron carreras exitosas, nombres ilustres como Marcelo Milanesio, Sebastián Uranga, Sergio Aispurúa, Juan Espil y Marcelo Nicola, entre otros.

Estos jugadores mencionados fueron los que comenzaron a marcar el camino de los futuros ganadores de la medalla de oro en Atenas 2004. Eran los mayores de los equipos de Liga Nacional en el cual muchos de esos jóvenes comenzaban a dar sus primeros pasos en el profesionalismo pero también en el equipo nacional. En el Olimpia de Venado Tuerto campeón de la temporada 1995/96 que jugaba a otro básquet, Uranga era el líder indiscutido de ese equipo que tenía a varios Generación Dorada: Montecchia manejaba los hilos, un joven Victoriano era el revulsivo y Gutiérrez estaba haciendo su primera experiencia profesional.

Pero tras esa conquista, a la ciudad santafesina llegó un jovencito oriundo de Gálvez, un tal Andrés Nocioni. El Chapu compartió con Uranga, que fue quien lo apadrinó durante esos años en Olimpia y también le inculcó parte de su temperamento, aunque ya lo traía de su casa. Pero Nocioni también tuvo a otro jugador importante en la historia de la Liga Nacional, que le dio una gran impronta también, como fue el Vasco Aispurúa.

Incluso el Vasco en la biografía que publicamos sobre Chapu, contó una anécdota que le tocó vivir con el joven santafesino: “Él es muy impulsivo. Pero muy respetuoso, y tenía sus arranques. En un entrenamiento estaba muy nervioso y yo le decía que se calmara. En un momento me contesta mal y lo mando a la concha de su hermana, '¡quién carajos te creés que sos!', le dije. Terminamos de entrenar a la noche y me fui a mi casa. Ni me acordaba de la discusión. Sería 1:30 de la mañana y me golpean la puerta. Abro y estaba el Chapu paradito ahí. Y me dice 'te vengo a pedir disculpas porque no me podía dormir'. Era muy graciosa la situación. Le dije 'Chapu, andá a dormir, la puta que te parió'. Andrés era un pibe bueno, humilde. Que tenía un indio adentro muy especial. Sumamente expresivo. Íbamos a tirar al aro, erraba 5 tiros y rompía todo. No lo podía aceptar”.

Chapu también reconoció la importancia que tuvieron tanto Seba como el Vasco en su carrera: “Sebastián fue una persona que me ayudó mucho en mi carrera en Olimpia y también me aconsejó mucho, como también lo hizo el Vasco Aisupurúa en Independiente. Seguramente me estoy olvidando de algún viejo más, pero obviamente les mando un gran abrazo. Me han enseñado muchas cosas buenas y positivas, como así también me han mostrado las cosas negativas que tiene este deporte y esta vida”.

Otro que tuvo un papel importante en esta formación de la nueva generación fue Marcelo Milanesio, uno de los jugadores emblemáticos de la Liga Nacional. El base que jugó toda su carrera en Atenas de Córdoba, compartió vestuario, experiencias, vivencias y aconsejó a varios de los que ganaron el oro en Atenas 2004. Fabricio Oberto fue el nombre más destacado, incluso siendo MVP de la temporada 1997/98, pero también jugó con Leandro Palladino, Walter Herrmann, por ejemplo, pero también a Victoriano, uno de los que fue el nexo entre ambas etapas en el seleccionado nacional.

Por su parte, Jorge Zulberti fue otro que tuvo que ver en la formación de los integrantes de la Generación Dorada. El Chino compartió equipo con 7 de los 12 que fueron campeones olímpicos. En una entrevista a Diagonal al Aro, reconoció: “Yo soy entre 10 y 12 años más grande que ellos. Cuando ellos llegaban como reclutados a los equipos de Liga Nacional, tenían entre 17 y 19 años, yo y otros compañeros teníamos entre 29 y 31 años y les enseñábamos y les transmitíamos cosas: situaciones de juego, cómo se vivía el básquet de manera profesional, los cuidados que tenían que tener. Si hay una cosa que tengo que reconocer de estos chicos, además de que muchos son amigos, ellos nos han hecho saber a la generación nuestra que se hicieron grandes y recibieron mucha información, mucha enseñanza, de la generación mía. Ellos eran los que nos ayudaban a entrenar, nos pasaban la pelota, nos seguían a los más grandes y les transmitíamos las formas de manejarse. Aprendieron mucho. Ellos tuvieron la posibilidad, que la generación mía no tuvo, de irse a Europa. Ahí terminaron de explotar, de formarse”. Por último, detalló: “El honor que tuve de compartir equipo con 7 de los 12, fue una suerte, una suerte de estar ahí, en ese momento justo. Esa situación de haber sido un instructor, una ayuda del equipo más importante del deporte argentino, es impagable”.

Por último, otro nombre importante fue el de Diego Maggi. El pivote de gran paso por Ferro y uno de los hombres más destacados en la década del 80 y 90, habló con CAB hace un tiempo e hizo mención a la formación de la Generación Dorada. En los Mundiales de 1986 y 1990 integró el seleccionado nacional, tuvieron un buen desempeño pero no pudieron coronarlo con un buen puesto y esta situación la describió de la siguiente manera: “Nosotros, en esa época, entrenábamos un poco en Argentina, jugábamos tres amistosos con equipos del Interior y salíamos para los torneos. Luego había dos partidos internacionales en los que te destrozaban, y al llegar a la competencia la íbamos piloteando, teniendo que acostumbrarte a otro ritmo de juego. Por eso siempre digo que nosotros fuimos escalones necesarios para que aparecieran ‘los buenos’. Nuestra Liga hizo que la base de jugadores se ampliara, porque se pudieron desarrollar en sus ciudades o cerca de ellas. Antes, si no te reclutaba un club de Buenos Aires, quedabas escondido. Pero cuando comienza La Liga, el que jugaba en Tucumán por ahí tenía un equipo de TNA cerca, al que jugaba en Corrientes tal vez le ocurría lo mismo, y el que jugaba en Córdoba tenía uno de Liga. Ni hablar de Bahía Blanca… Entonces, muchos más chicos empezaron a desarrollarse de otra manera, y si a esto le sumás el hecho de que, en los 90, muchos chicos de la Liga Nacional se pudieron ir a jugar a Europa y tener esa competencia que nosotros necesitábamos todos los fines de semana. Así pudieron desarrollarse de gran manera y mostraron todo lo que tenían para dar. Tal vez, sin llegar a lo que hizo la Generación Dorada, yo creo que en los Mundiales del 86 o del 90, habiendo tenido la competencia que tuvieron los chicos de Indianápolis o de Atenas, me animo a decir que nos metíamos en semifinales o entre los seis primeros”.

Si bien la Generación Dorada logró lo que logró gracias a lo que ellos mismos hicieron dentro de la cancha, es imposible negar que se formaron y crecieron al lado de una generación de jugadores de la Liga Nacional y de la Selección Argentina, que fue muy importante. Los ganadores de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, aprendieron mucho de ellos en sus primeros pasos como profesionales.

Federico Radulovich / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @FRadulovich

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