La historia de Oveja Hernández y su único título como jugador
08:43 18/02/2025 | El entrenador más ganador de la Liga Nacional no vistió los cortos por mucho tiempo, pero de la mano de otro gran DT tuvo una consagración con su amado Villa Mitre.
Villa Mitre es una de las grandes cunas del básquet bahiense, pero que para comienzo de los 80 aún no se afianzaba del todo en los primeros planos. Con ese objetivo, en 1981 armó un plantel competitivo para intentar regresar a la Primera División de la ciudad. La conducción del equipo estuvo a cargo de Oscar Huevo Sánchez, un entrenador que venía haciendo sus primeras armas dirigiendo y tendría su tercer desafío en su ciudad. Entre los jugadores destacaban Raúl López, Ricardo Feser y Sergio Salecchia, además de un joven Sergio Hernández, que por entonces alternaba su rol de jugador y sus primeras experiencias como técnico en divisiones formativas: “Yo era jugador, hincha y entrenador”.
La campaña de Villa Mitre fue sólida desde el inicio, logrando un lugar en la gran final del torneo ante Argentino. En el primer partido de la serie decisiva, Villa Mitre impuso su jerarquía y se llevó la victoria por 62-52, con una actuación destacada de Moreno y López. En el segundo encuentro, el tricolor confirmó su superioridad al vencer 80-65, asegurando el título y el ascenso. La dupla interna conformada por Feser y Salecchia dominó en la pintura, mientras que Zalguizuri y Simos aportaron desde la rotación.
Villa Mitre todavía debía disputar un partido de equivalencia para confirmar su ascenso, nuevamente ante Argentino, y lo hizo con una victoria contundente por 83-64 en la cancha de Olimpo. En este encuentro, Raúl López se erigió como la gran figura con 23 puntos, mientras que Zalguizuri lo acompañó con 22. Para sortear su suspensión, Sánchez recurrió a una ingeniosa estrategia: desde el vestuario, se comunicaba con su ayudante Roberto Molteni mediante walkie-talkies, quien transmitía las indicaciones a Roberto González, el técnico en funciones.
Huevo tenía bien definido su rol y su temperamento lo llevó a ser suspendido como técnico, viéndose obligado a seguir los partidos desde afuera. Aun así, encontró la manera de influir en el juego: Roberto Chipi González y Roberto Molteni firmaban la planilla y seguían sus indicaciones, al punto de que Huevo diseñó un sistema de carteles de colores para comunicar estrategias defensivas y pedidos de minuto desde afuera.
El detrás de escena de ese ascenso fue recuperado por La Nueva. Para Huevo Sánchez significó otro título en su carrera, pero para Oveja Hernández fue único: su primera y última consagración como jugador. Pocos meses después, en 1982, el estilo afro del Dr J bahiense cambió al cumplir el servicio militar, lo que también marcó el fin de su etapa como jugador. Desde entonces, su camino estuvo ligado exclusivamente a la dirección técnica, una carrera que lo llevó a lo más alto del básquet argentino y hoy lo tiene al mando del Flamengo de Brasil.
Pablo Catalá / [email protected]
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