Ale Montecchia, de la renuncia en Mar del Plata a figura en el oro olímpico
17:46 31/08/2024 | Pocos lo supieron, pero el bahiense estuvo a un paso dejar la selección antes de viajar a Europa en la previa de Atenas 2004, pero lo convencieron y terminó siendo clave.
Ale Montecchia fue clave desde cuartos de final en adelante en Atenas 2004, y brilló en los momentos más importantes para colgarse el oro. Sin embargo, no muchos saben que estuvo a un paso de dejar la Selección Argentina antes de viajar a Europa después de la primera parte de la preparación.
Después de una fase de grupos irregular, con la asistencia a Manu Ginóbili como lo más destacado, ante Grecia fue clave con un triple en el segundo tiempo. Ya en semifinales brilló con 12 puntos y 3/6 en triples, mientras que frente a Italia se despachó un último cuarto legendario y 17 puntos con 3/5 de tres puntos.
En charla con Básquet Plus contó sobre aquel día en Mar del Plata: “Venía arrastrando una tendinitis en la rodilla y no estaba pudiendo entrenar a la par de mis compañeros, no podía jugar por el tema de la rodilla. Yo veía que Lucas (Victoriano) se entrenaba, se mataba, quería un lugar y yo sabía que estando bien era número puesto y estando con la tendinitis seguía siendo número puesto en ese lugar de base. Me daba vergüenza verlo a Lucas romperse el alma por ganarse un lugar y yo sabiendo que estaba en un costado mirándolo y que el lugar era mío. Me dolía en el alma. Primero me daba vergüenza, porque a Lucas lo quiero un montón, y me parecía que estaba haciendo las cosas bien para ir”.
Y siguió: “Entonces fue un poco de confusión mental, de dolor de verlo, de saber que yo estaba más o menos, de la cabeza estaba para atrás. Previo al último partido con España B fui a la habitación de Ale Cassettai y le dije: ‘Ale, renunció. Chau, me voy. No estoy entrenando y me da vergüenza’”.
Y allí el jefe de equipo fue clave: “Entonces Ale empezó a decirme que no, que no era así, que me quede, que cómo me iba a ir. Pero tenía la decisión tomada. Ale me dijo que hable con mi señora, la llamé y ahí fue como que ella me cambió la cabeza. Me dijo: ‘Es tu sueño. Si vos te venís acá a mirarlo por televisión, te voy a tener que aguantar yo con tu malhumor’. Hablé con mi viejo también en ese momento. Fueron 3 o 4 horas de furia y se calmaron. Todavía me sigue doliendo que Lucas no haya podido estar, pero fue así. También fue un cambio mental porque el tema de la tendinitis me tenía muy enojado, muy frustrado y ahí fue como que hice un clic y me olvidé del dolor. No mejoró, pero dije ‘tengo que superar esto y jugar, es el torneo que quiero jugar. Va a ser mi último torneo’. Controlé el dolor y prácticamente no lo sentí”.
Quien recordó también ese momento fue Rubén Magnano: “En 2001, después de jugar ante Lituania en Ferro, Montecchia se lesiona y pide quedar afuera. Ahí va Dani Farabello. Ese fue el primer indicio. Ahí hubo una charla interesante de respetar algunos tiempos de consulta con sus seres queridos para que termine tomando una decisión y que no se quede con lo que había pasado en el juego o su productividad. A la postre salió bien porque él decidió sumarse. En ese 2004 seguramente se me vino a la cabeza lo que había pasado en Ferro, y para mí era un personaje que merecía paciencia bajo todos los aspectos, incluso por cosas que habíamos vivido. En una preparación mandaron a un médico y preparador físico del Valencia a seguirlo. Querían meterse dentro de la preparación y no se los permitimos. Aceptamos que venga y se instale sin participar directo, pero el muchacho estuvo menos de dos días y se volvió porque vio que la cosa estaba bien encaminada”.
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