Michael Jordan: Lecciones para mejorar en el básquet (y en tantas otras habilidades)
09:30 07/04/2025 | El nombre de “Mike” es inseparable prácticamente de la palabra “basketball”, pero esto es así no solamente porque fuera un gran jugador, sino porque dejó (y sigue dejando) un legado que va mucho más allá de las canchas.
Su capacidad para remontar partidos y su tesón lo convirtieron en el acreedor de 6 títulos de la NBA con los Chicago Bulls.. Aunque actualmente hay figuras con excelente nivel técnico en la liga estadounidense, como podrás comprobar con tus ojos adquiriendo entradas en www.hellotickets.com.ar, nadie tiene el carisma y la actitud de Michael Jordan. Repasemos algunas de sus grandes lecciones.
La única forma de perder es rendirse
Jordan no nació con una pelota de básquet bajo el brazo, sino todo lo contrario. En los enfrentamientos con su hermano Larry en el patio de su casa siempre salía perdiendo, pero eso no lo desanimaba, al contrario, terminaba con la sonrisa pintada en la cara. Como si supiera que la única forma de ganar era empezar perdiendo.
De a poco se fue volviendo mejor y mejor en el deporte. Su hermano relata que las veces que Michael perdía, debía seguir jugando. Esta motivación salvaje terminaba casi siempre en una pelea entre los hermanos.
En la adolescencia todavía no había demostrado su gran potencial y por eso no logró entrar en el equipo de baloncesto de su escuela secundaria. Su corazón y su cabezonería lo obligaron a insistir y terminó acompañando al equipo, pero no como jugador sino como una especie de ayudante que llevaba las camisetas.
Por aquel entonces nadie se imaginaba que terminaría convirtiéndose en el jugador que fue, un hombre con 5 premios al Jugador Más Valioso (MVP) de la NBA, 6 campeonatos de la NBA con los Chicago Bulls y dos medallas de oro olímpicas (1984 y 1992).
Si querés llegar lejos, camina acompañado
Aunque Jordan fue una superestrella del básquet, no es un one-man-show. Esto quiere decir que su carrera está marcada por el trabajo en equipo y el compañerismo. En los Bulls estuvo rodeado de otros talentos, jugadores excepcionales como Scottie Pippen, Dennis Rodman, Steve Kerr y Toni Kukoč, entre otros.
Sin embargo, Jordan no siempre fue bueno trabajando en equipo, fue bajo la dirección del entrenador Phil Jackson que Jordan aprendió a confiar en sus compañeros y eso se convirtió en una gran lección de vida.
Jackson implementó el "triángulo ofensivo", un sistema basado en el avance de tres jugadores, gracias a esto, Mike entendió que si involucraba a sus compañeros, el equipo sería imparable. Y así fue.
Este aprendizaje es aplicable a cualquier ámbito. Sin importar cuán talentoso seas, el éxito rara vez llega solo, por eso hay que confiar en los demás y fomentar un entorno en el que todos pongan lo mejor de sí para llegar a los objetivos.
Ser consistente, pero usando la cabeza
Michael Jordan dijo alguna vez: “Usted puede practicar el tiro 8 horas diarias, pero si la técnica es errónea, sólo se convertirá en un individuo que es bueno para tirar mal”. Es una frase que resume perfectamente que para llegar a tener éxito en cualquier disciplina hay que dejarse asesorar.
Jordan no se conformó con ser el mejor en un momento determinado, sino que trabajó para ser el mejor siempre. Su nivel de exigencia lo llevó a mantenerse en la élite durante más de una década.
Por eso, la grandeza de Mike no se limitó a momentos brillantes, sino a su capacidad de rendir al máximo nivel durante toda su carrera en la NBA. Con un promedio de 30.1 puntos por partido a lo largo de 15 temporadas, una consistencia asombrosa aún en el nivel de liga para el que jugaba.
Tender una mano a los que vienen atrás tuyo
Michael Jordan no sólo dominó el básquet, sino que también transformó la forma en que se veía el deporte, siendo una inspiración para millones de jugadores novatos y profesionales. Se convirtió en un icono global y en un ejemplo, un referente de esfuerzo, disciplina y mentalidad ganadora.
El legado de Jordan no se limita a los Chicago Bulls o a sus seis anillos de campeón, principalmente porque es un hombre que no acepta la mediocridad. Cuando estaba activo, su ética de trabajo y su compromiso con la excelencia empujaron a sus compañeros de equipo a elevar su nivel de juego.
Scottie Pippen, su socio en la cancha, reconoció varias veces que jugar con Jordan lo hizo mejor jugador. La influencia de Jordan se basaba principalmente en dar el ejemplo: nadie entrenaba más duro que él.
Al final, ese es su gran legado y su mensaje al mundo. El esfuerzo, paga (y con creces). Por ese motivo, la capacidad para trabajar en equipo y la capacidad para superar adversidades funciona como un plan de acción para cualquiera que se proponga una meta futura, sea dentro o fuera del deporte. ¿Qué destacarías vos de su ejemplo?
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