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En 1989, el preparador físico Tim Grover descubrió un artículo que hablaba sobre el impacto físico y mental que los Pistons tenían sobre Michael Jordan. El escolta de los Bulls sufría constantemente los golpes de los Bad Boys y, al no contar con una rutina de gimnasio estable, su cuerpo no estaba preparado para resistirlos. Grover vio esto como una oportunidad para ayudarlo, aunque sabía que Jordan podría rechazarlo debido a una lesión anterior provocada por el levantamiento de pesas. Aun así, logró comunicarse con los Bulls, habló con el equipo médico y, tras varias reuniones, consiguió presentarle su plan a Jordan, quien, aunque desconfiado, le dio un período de prueba de 30 días.

Grover diseñó un programa de entrenamiento meticuloso con el objetivo de fortalecer a Jordan sin que perdiera velocidad ni precisión en su tiro. Su rutina incluía tres sesiones diarias de práctica, combinadas con descansos en los que jugaba golf. Durante ese tiempo, Jordan se enfocó exclusivamente en mejorar su rendimiento, dejando de lado compromisos publicitarios y eventos externos. Según Grover, la mentalidad del jugador era única: siempre buscaba superarse y jamás se conformaba con sus logros.

El esfuerzo dio frutos en la temporada 1990/91, cuando Jordan mostró su mejor versión. No solo ganó el premio al Jugador Más Valioso (MVP), sino que también lideró a los Bulls hasta la cima de la liga, consiguiendo su primer título de la NBA tras barrer a los Pistons en los playoffs. Fue un momento decisivo en su carrera, marcando el inicio de un dominio que se extendería por varios años y que lo llevaría a ganar cinco campeonatos más.

La relación entre Grover y Jordan trascendió el tiempo inicial acordado y se mantuvo por 15 años. Gracias a su trabajo con Michael, Grover se convirtió en uno de los entrenadores más reconocidos, colaborando con figuras como Kobe Bryant y Dwyane Wade. Además, escribió libros sobre preparación física y mental, consolidando su prestigio en el mundo del deporte. Lo que comenzó como un simple reto de 30 días terminó transformándose en una de las alianzas más exitosas de la historia del baloncesto.