Montecchia: “Mi sueño era jugarlo, ganar una medalla de oro es increíble”
11:02 28/08/2024 | El Puma llegó tocado a Atenas 2004 pero fue una de las piezas determinantes para ganar la dorada. Revivió con Básquet Plus la previa, el durante y las sensaciones del pos.
Seguimos reviviendo con los 13 protagonistas del equipo argentino que hizo historia en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Si bien todos fueron determinantes, uno de los hombres más importantes y experimentados de ese plantel fue Alejandro Montecchia. El Puma llegó tocado, renunció en Mar del Plata antes de partir hacia Europa y, por suerte, lo convencieron de que declinara de su decisión.
Nos fuimos hasta Bahía Blanca para visitar al Puma en su casa para repasar cómo vivió la previa, el durante de los Juegos Olímpicos y el después. Sensaciones, recuerdos, y mucho más.
-¿Qué es lo primero que se te viene a la cabeza en los 20 años?
. Un montón de cosas y más en agosto. Siempre en agosto se vienen un montón de imágenes: desde la llegada a la Villa, la convivencia en la Villa hasta después con los partidos y la adrenalina del juego. La experiencia del Juego Olímpico es única y no solo desde lo deportivo, por eso las imágenes son muchísimas.
- Sos el que mejor puede explicar la situación de Mar del Plata, último amistoso. ¿Qué te pasaba por la cabeza en ese momento?
. Complicado. Fue un día muy complicado. Venía arrastrando una tendinitis en la rodilla y no estaba pudiendo entrenar a la par de mis compañeros, no estaba jugando con España B, no podía jugar por el tema de la rodilla. Yo veía que Lucas (Victoriano) entrenaba, se mataba, quería un lugar y yo sabía que estando bien era número puesto y estando con la tendinitis seguía siendo número puesto en ese lugar de base. Me daba vergüenza verlo a Lucas romperse el alma por ganarse un lugar y yo sabiendo que estaba en un costado mirándolo y que el lugar era mío, me dolía en el alma. Primero me daba vergüenza, a Lucas lo quiero un montón, y me parecía que estaba haciendo las cosas bien para ir. Entonces fue un poco de confusión mental, de dolor de verlo, de saber que yo estaba más o menos, de la cabeza estaba para atrás. Previo al último partido con España B fui a la habitación de Ale Cassettai y le dije: ‘Ale, renunció. Chau, me voy. No estoy entrenando y me da vergüenza’. Entonces Ale empezó a decirme que no, que no era así, que me quede, que cómo me iba a ir. Pero tenía la decisión tomada. Ale me dijo que hable a mi señora, la llamé y ahí fue como que ella me cambió la cabeza. Me dijo: ‘Es tu sueño. Si vos te venís acá a mirarlo por televisión, te voy a tener que aguantar yo con tu malhumor’. Hablé con mi viejo también en ese momento. Fueron 3 o 4 horas de furia y se calmaron. Todavía me sigue doliendo que Lucas no haya podido estar, pero fue así. También fue un cambio mental porque el tema de la tendinitis me tenía muy enojado, muy frustrado y ahí fue como que hice un clic y me olvidé del dolor. No mejoró, pero dije ‘tengo que superar esto y jugar, es el torneo que quiero jugar. Va a ser mi último torneo’. Controlé el dolor y prácticamente no lo sentí.
-Cuando fue lo de Mar del Plata, te quedabas o no, la charla con Rubén, todo lo que pasó después, ¿alguna vez pensaste qué hubiera pasado si hubieses dicho ‘me voy’ y nadie te hubiese detenido en Mar del Plata?
. Ufff. Creo que sería el tipo más infeliz de la Tierra. No me lo hubiese perdonado jamás. Si me hubiesen dicho ‘andá tranquilo’, hoy no sé dónde hubiese terminado.
-¿Qué era para vos el Juego Olímpico? Era el primero y el último.
. Realmente era un sueño estar en un Juego Olímpico para mí. De chico, que siempre fui de mirar mucho el tema de deportes y empaparme más en época de Juegos Olímpicos, siempre soñaba con estar en uno, no de colgarme una medalla, sino de poder estar, vivir esa experiencia. Era prácticamente lo que más esperaba en mi carrera. Realmente desde adolescente venía soñándolo, imaginándomelo. Estaba cerquita de poder cumplirlo.
-En el 1999 ustedes quedaron muy cerca.
. Lo perdemos en el primer partido. Ese partido con Canadá fue clave. Eran solamente dos plazas de América, o sea que tenías que jugar la final del torneo para estar clasificado. Al perder el primer juego con Canadá nos catapulta a tener que cruzarnos con Estados Unidos en semifinales, en esa época todavía era muy complicado.
-Vos estabas acostumbrado a muchas frustraciones con la Selección Mayor; o no clasificarte o ir con una expectativa y no poder cumplirla. Esta Generación, más allá de los golpes como la final del 2002, no tuvo muchas frustraciones. La situación de los Juegos Olímpicos, después de lo del 2002 y 2003, te generaba más dudas que los demás en el sentido decir que lo del 2002 fue algo inesperado y tenemos ilusiones desmedidas.
. Era distinto. Creo que lo palpábamos todos que éramos un grupo que jugábamos bien, que estábamos bien, que estábamos potenciados en todas las posiciones y lo del 2002 no había sido casualidad. Nos preparamos para ir a dar lo mejor y sí superamos las expectativas nuestras de como íbamos a jugar ese Mundial de Indianápolis. La superamos y medio que nos dimos cuenta que eso lo podíamos hacer. Fue tremendo lo que jugó ese equipo. También nos dio la confianza de creer en nosotros, de que estábamos, que éramos potencia ya, que le podíamos competir a todos y que le podíamos ganar a todos. Dependía también del nivel de concentración que tuviéramos en cada juego. Fuimos convencidos a los Juegos Olímpicos de que teníamos muchas chances de llevarnos una medalla y ese era el objetivo.
-Vos fuiste uno de los últimos que te fuiste a Europa, pero a Manu y a Pepe los conocías de Bahía y eras medio el ídolo de ellos o el espejo a alcanzar. ¿Te dabas cuenta como todos iban llegando a un nivel inimaginable 3, 4 o 5 años antes?
. Ver el crecimiento de Pepe y Manu, que los tuve mucho más cerca, era increíble. Volver a Bahía, ir al club a entrenar y verlo a Manu volcar la pelota cuando hacía 4 meses lo había visto y apenas llegaba al tablero, era tremendo. Ese tema de los cambios repentinos que tuvo en su cuerpo era shockeante. Después en el crecimiento de juego, de tener que sufrirlo cuando jugaba en Estudiantes, lo mismo Pepe, que te defienda que era un pesado, su ritmo cansino que vos pensás que este pibe es insoportable. Se veía que iban creciendo. Lo que pasa es que después adonde llegaron, uno no lo podía imaginar. Pero sí se veía que el techo de ellos estaba cada vez más arriba y que iban llegando todos los años un poquito más arriba. Después ir y compartir en la Selección después de 6 o 7 meses que no los veías y veías el nivel de ellos, su crecimiento era tremendo. A uno lo llenaba mucho de satisfacción por conocerlos de chicos y ver cómo iban progresando, fue algo muy lindo.
-En Bahiense alguna vez viéndolos, ¿pensaste que tenían potencial los dos?
. Se veía que eran distintos. Yo ya siendo jugador de Liga era ir a entrenar al club, entrenar con la categoría de ellos y ver que los tipos estaban muy bien, marcaban muchísima diferencia. Después hacíamos picones de 2 contra 2, Pepe y Manu contra un random y yo, ahí veías que estaban muy bien. El futuro de Liga estaba cada vez más cerca. Se veía que iban a llegar a jugar seguro, después todo lo demás no se si lo pensaba.
-Cuando aterrizan en Atenas, ¿te das cuenta que aterriza un equipo sólido o al ser el primer Juego Olímpico hay tensión?
. Bajamos como un equipo protagonista. Llegamos a Atenas como protagonistas. Nos sentíamos que éramos protagonistas. Se veía en la Villa, más que nada con Manu, que todo tipo de deportistas lo frenaban para sacarse fotos y todo ese tipo de cosas que se ven en la Villa con los grandes deportistas. Pero sí, íbamos con la mentalidad de protagonistas a full.
-Primera situación top highlights del torneo, el partido con Serbia. Obviamente nadie se acuerda de 38 minutos prácticamente, ni siquiera de cómo fue el trámite. Pero sí se acuerdan ya del doble y falta de Manu en adelante, es lo que está en la memoria. El otro día Pepe explicaba, es como una situación medio mágica, cuando vos la recibís picás cuatro veces y le das el pase a Manu y es como una situación sincronizada porque si no era así de perfecto, el tiro seguramente no llegaba.
. Es loco. Me llama muchísimo la atención los piques que hice porque pierdo mucho tiempo tratando de llegar, primero, lo más cerca del aro y después esquivando a un serbio que me sale en mitad de cancha. Además, después del giro hago un pique más. Una locura. Es todo tan justo, que es cierto, algo que se demoraba y no salía. Por eso también digo, si la repetimos sin defensa, sin nada, sin oposición, con el reloj, pero sin la presión de tener que meterla, la hacemos mil veces y no sale. Es una situación de una complejidad impresionante, principalmente lo del tiro de Manu. Corriendo, la recibe en el aire, y ya se tira para el costado y larga la pelota con toda la inercia y la pelota sale mansita. Besa el tablero, porque no es que le pega, lo besa, muere y cae. Con la inercia y todo, si lo haces ahora, pega en el tablero y sale despedida.
-¿Cómo es la situación en ese momento? ¿Llegaste a pensar lo que ibas a hacer? Porque me imagino que lo primero que haces es pensar en tirarla.
. Sí, acercarme para un tiro. Eso fue lo primero. Lo que pasa es que esa es la imagen que yo tengo grabada en mi cabeza, todo lo demás que tengo es por los vídeos. Si bien la idea o la primera opción era mi tiro, la imagen que yo tengo ahora, y que me viene cuando me acuerdo, es salir del giro y verlo a Manu adelante, con distancia y ahí me sale el pase. Vi el espacio. El reloj no lo vi. Esa situación la veo todavía. Todo lo demás no me acuerdo de nada. Solo por los vídeos son las imágenes que yo tengo.
-Antes de que tire los libres Tomasevic hubo un tiempo muerto, pienso que Rubén dijo algo sobre esa salida. Después de ahí salió la famosa publicidad de la palomita.
. No me acuerdo de nada.
-Carlitos dice que había dos opciones, una para él y otra para Manu, dependiendo si entraba el último tiro libre.
. No me acuerdo del minuto sinceramente. Es más, estaba convencido que no había habido ningún minuto.
-¿Alguien te llega a decir ‘tirá’?
. No recuerdo ningún sonido la verdad.
-Y cuando entra, ¿qué te pasó?
. Ir a buscarlo a Manu. Tampoco tengo el recuerdo. Me veo en el vídeo que pego un saltito como festejando y salgo en un sprint a tirarme arriba de Manu a festejar. A partir de ahí ya me acuerdo un poquito más, desde la montaña porque medio que miraba de reojo de que no me caiga nadie encima. Pero es como que no tengo recuerdo de la reacción cuando entró la bola.
-¿Te sorprendió o al ser Manu ya no sorprendía nada?
. Te sorprende y no te sorprende viniendo de Manu. Es un tipo que las cosas difíciles le salen. Tal vez no en la primera, pero lo intenta en un par de veces y le sale. En ese momento él tenía esa oportunidad y le salió perfecto. No sé si la puede llegar a repetir. Conociéndolo y analizando la jugada, no te sorprende viniendo de él. A mí no me sorprendía nada. Lo he visto hacer cosas increíbles. Es ese tipo que en todos los deportes le sale algo bien. Dani Farabello era otro de ese tipo. Vos lo veías hacer cosas y decías ‘no puede ser’.
-Más allá de ganarle a Rusia en 2002, a Estados Unidos lo mismo, ¿ganarle a Serbia era pasar al próximo eslabón del juego, era pasar a la liga grande, decir que ahora sí somos candidatos a medalla?
. Nosotros le queríamos ganar. No pensábamos que si le ganábamos éramos parte de este distinguido lugar de los mejores. Era una pica tremenda con ellos, era la espina del final del Mundial. Sabíamos que le podíamos ganar a todos, pero con ellos las ganas eran especiales. Fueron dos años de estar pensando en tener una revancha. El sorteo de los Juegos Olímpicos te da esa ayuda de decir que el próximo partido oficial de un torneo importante es contra el equipo que te ganó la final del mundo. Llegamos con el cuchillo entre los dientes.
-Hay cosas de Argentina que parecen guionadas. El Mundial de fútbol de 2022 y eso, perdes como perdes contra Yugoslavia en el Mundial 2002 después de jugar el mejor básquet de la historia. A los dos años jugás el partido inicial. Parece que te van a ganar otra vez, lo ganas con una palomita y después toda la secuencia que es cuartos de final con el local, semifinal con Estados Unidos y terminar saliendo campeones olímpicos.
. Una locura. Parecía guionado realmente. Más con el final del partido con Serbia. ¡Qué difícil fue! Fue uno de los partidos que más sufrí porque llegó un momento que dije ‘nos ganan otra vez’, creí que no íbamos a poder. En ese segundo tiempo estuvieron muy sólidos. Pero teníamos al as.
-Hay opiniones encontradas en cuanto a qué efecto tuvo o qué efecto podría haber tenido no ganarlo. O sos de lo que piensa que ese envión anímico hubiese sido al revés si no ganaban, que los hubiese haber hecho jugar mejor contra España y ganarlo.
. El objetivo era claro; íbamos por una medalla. El perder ese juego no te eliminaba ni nada por el estilo. Iba a afectar el día de descanso por la calentura, pero el segundo partido era España, eran los dos candidatos de ese grupo y te tocaban los dos primeros juegos. No creo que hubiese cambiado mucho. Sí hubiésemos estado un poquito frustrados de no haberle podido ganar a los serbios, pero el objetivo era más adelante y teníamos claro que se podían tropezar los dos primeros partidos porque eran equipos que nos podían ganar. Pero teníamos que sumar para estar en el cruce. Los otros tres partidos sabíamos que no teníamos chances de no ganar. En lo que uno se imagina previo al torneo de como viene y el fixture, lo teníamos analizado al tema que los dos primeros partidos los podíamos perder y si eso pasaba, con los otros tres no teníamos margen de error.
-Después de perder con Italia, supongo que habrán hecho un balance antes de los cruces: ‘no estamos muy bien’ o ‘estamos donde queríamos estar’, ¿cómo lo recordás?
. Era esa la sensación porque perdemos con Italia, pero la sensación no era de malestar, sino de que ahora empieza lo que vale, acá es cuando nos tendríamos que potenciar y creo que todo sabíamos que era lo que estábamos esperando. Recuerdo que perdimos ese partido, volvimos a la Villa y todavía no sabíamos cuál era el rival porque todavía tenían que jugarse los partidos del otro grupo, pero nos daba igual, que venga cualquiera, no había deseo de algún rival en particular. Sabíamos que teníamos que ganar para seguir sino nos íbamos para nuestra casa. Estábamos tranquilos.
-¿A qué le atribuís esos 27, 28 minutos flojos contra Grecia?
. Ellos jugaron bien y nosotros recontra engrasados entramos. ¡Qué partido horrible ese primer tiempo! El mío fue un desastre. No sé, pero se destrabó, con la entrada de Walter hicimos ese clic. A Walter no le importa nada, es un tipo increíble, pero era eso lo que necesitábamos, alguien que no le importe nada y vaya para el aro, que tenga toda la confianza. Creo que eso dio vuelta un poquito el tema de la presión, de emparejarlos, ponernos en juego y pasar al frente, a ellos les jugó en contra porque eran locales y se veían abajo en el tablero y no lo supieron asimilar. Pero fue un partido complicado desde el principio y no entramos lúcidos. No fue un partido que decís ‘sabíamos que estábamos bien’, no estábamos bien. No era el partido que esperábamos desde el principio. Hasta la entrada de Walter remamos en dulce de leche.
-Otra parte del guión. El que no juega nunca entra y es el héroe.
. Tremendo. Pero sabíamos lo que era Walter, con las condiciones físicas de él, la facilidad de anotar que tenía y la cabeza, que a él no le importa nada, puede jugar contra Michael Jordan o un premini B de cualquier club y juega de la misma manera. Fue el cambio justo en el momento justo. El bálsamo que nos dio el aire fresco y nos puso en juego.
-El festejo de ustedes fue el de ‘tenemos ya las dos chances de medalla que queríamos’. Hay muchos que llegan con la presión de esas dos oportunidades. ¿Era, internamente o inconsciente para ustedes, estar en ese lugar que tampoco te lo había asegurado nadie antes?
. Creo que lo festejamos mucho porque estábamos cada vez más cerquita y ya eran dos chances. Haberle ganado al local ya en esa instancia tenés que festejar fuerte. Además, los partidos que te daban la medalla eran tres días seguidos, una locura. Entonces era desahogarte un poquito ahí en la cancha y ya cuando llegabas a la Villa era sacarte el chip de ese partido y ponerte el del que venía al otro día. No tenías tiempo de disfrutar nada.
-¿Vos preferías Estados Unidos o España?
. (Duda, piensa) Qué buena pregunta. La verdad que no lo pensé nunca. Creo que, ahora, te diría Estados Unidos porque España siempre nos complicaba. Nos saben jugar ellos, siempre nos supieron jugar. Aunque en el partido de fase de grupos creo que lo perdimos nosotros, dos o tres errores puntuales que nos hacen perder el juego. Pero como venía Estados Unidos, creo que prefería Estados Unidos. Te lo digo ahora, pensándolo y analizando como venía todo, te digo ‘sí, Estados Unidos’.
-¿Lo viste de vuelta al partido con Estados Unidos?
. Sí, pero hace rato. No se hace cuánto hace que lo vi la última vez.
-A mí me sorprenden algunas cosas y con estas cosas me di cuenta que los chicos tienen recuerdos distintos de esos partidos. Acá, por ejemplo, Walter juega mejor que contra Grecia.
. Sí, Walter la rompe. Esos dos partidos de Walter fueron tremendos. Eso es él, es la locura de su cabeza de jugar como si estuviese en Olimpia de Venado Tuerto.
- Argentina saca una diferencia y Estados Unidos después se llega a poner a 5 en el último cuarto, Walter mete como 9 puntos y vos metés dos bombas saliendo de una cortina, tu típico tiro, sobre todo uno, determinante para que no se achicara aún más la diferencia. Sin embargo, todos coinciden que nunca pensaron que el partido estaba en riesgo.
. Es verdad. A ellos no se los veía lúcidos, no se los veía con fluidez, era como que todo lo que costaba mucho. Muchos de los puntos ellos eran por empujes, jugadas sucias, no eran por elaboración, por tener una idea de cómo nos podían lastimar. Nosotros a eso lo veíamos, pero con el recaudo que no podíamos levantar el pie del acelerador porque con ese empuje te ganan. Entonces manteníamos la intensidad, sabíamos que ellos a los ponchazos iban a hacer sus puntos, pero que en juego los estábamos superando: en defensa y en ataque también, ellos no podían detener la ofensiva nuestra.
-¿No sentías que te desconocían? Porque esos dos triples eran de un equipo que no estaba preparado para defender esa jugada, que era ‘bastante simple’.
. Todo el tiempo pensamos que nos subestimaban, por eso olíamos más la sangre porque sabíamos que ellos no nos respetaban. Tal vez estaban preocupados, pero ellos es como que lo llevan adentro, que son superiores y nosotros lo veíamos entonces aprovechábamos. No me vas a salir a defender, entonces te la voy a meter, te voy a atacar y lo voy a hacer como yo quiero y te voy a hacer sufrir porque vos no defendés. Era así. Lo hablábamos entre nosotros. Yo lo hablaba con Fabri que jugábamos juntos, nos conocíamos de Valencia y él me decía: ‘Puma, voy y te cortino arriba y tirale, si ellos no saltan’. Y fue así todo el partido.
-¿Vos tenés dos Juegos Olímpicos: hasta ese partido uno y los dos partidos finales, otro?
. El primer tiempo mío con Grecia fue de lo peor del torneo. A partir del segundo tiempo, desde ahí dije ‘listo, voy para arriba’. Creo que desde ahí fue lo mejor mío con la Selección: el segundo tiempo contra Grecia, semifinal y final. Por supuesto que en la fase de grupos también quería jugar bien, pero jugué bien en el momento que tenía que jugar. Me acuerdo que Tolca me cargaba, es ácido, entonces me decía en fase de grupos: ‘¿y los triples de Montecchia cuándo van a llegar?’. Yo, recaliente, le contestaba: ‘Tolca, cuando haya que meterlos los voy a meter’. Y bueno, los metí cuando los tenía que meter.
-Ustedes terminan ahí, hacen un festejo, probablemente mayor que después del oro. Pero, jugaban siempre tarde, ese partido creo que fue a las 8 de la noche, no sé a qué hora habrán llegado a la Villa, entiendo que entre comer y demás, se te hace la 1 o 2 de la mañana. La final era al otro día a la noche. Ese proceso, ¿cómo te acordás de haberlo asimilado vos y el grupo?
. Dse eso me acuerdo bastante. Llegamos a la Villa, fuimos a comer algo rápido al comedor, contentos, con una euforia increíble porque el objetivo de la medalla ya lo teníamos. Del comedor a las habitaciones y reunirnos los 12 en una habitación y comentar y decirnos que al otro día teníamos el partido más importante de nuestras vidas y que otra vez no podíamos perder otra final. Básicamente se habló de eso. Fueron chistes, risas, nos pusimos serios y decir ‘otra vez subcampeones no podemos ser’. Fueron 10 minutos y ahí cada uno a su habitación a tratar de descansar y olvidarse ya del partido con Estados Unidos porque teníamos el partido más importante al otro día.
-¿Vos dormiste? Porque muchos dicen que no durmieron.
. Por la noche dormí, pude conciliar el sueño. Pero la siesta del día del partido, que para mí era sagrada, ahí no pude dormir. Di vueltas en la cama hasta que me levanté y me fui a dar vueltas en la Villa, aproveché y compré algunos souvenirs. Pero no hubo manera de pegar un ojo.
-¿Con quién estabas?
. Con Luis. Veníamos de antes, incluso en Indianápolis. Ya estaban las habitaciones designadas de varios torneos atrás.
-¿No era el líder que fue después?
. No era tan el líder, pero era Luis. Era darle la pelota a Luis y que resuelva. Pero todavía no estaba en esa faceta de ser el capitán y el líder que se lo dio la experiencia, es mucho más joven que Hugo, el Colo, yo.
-¿En esa reunión que dijiste post partido con Estados Unidos, había una voz cantante?
. Tanto no me acuerdo, pero creo que todos hablamos un poquito y coincidimos todos. Hugo, capaz porque era el capitán, además por su carácter y alguno tirando algunas cosas más tranqui. A Hugo lo teníamos como referente, la voz del equipo.
-Contame vos cómo viste la faja contra Estados Unidos y él me dice que no podía levantar el brazo por el hombro.
. Sí, teóricamente estaba con dolor. Ya te digo, no me acuerdo la imagen mía de esa situación, todo lo que veo es lo del vídeo. Lo que sí me acuerdo es que es una jugada que defendimos como caballos, era todos a tratar de incomodarlos, quedó la bola picando, la robamos y salimos disparando. Lo que sí me acuerdo es que cuando voy a tirar la bandeja, veo que se venía Jefferson, y en ese momento el loco volaba porque se colgaba de los faroles, entonces me salió de tirarla lo más voladita posible. Si la tengo que hacer sin defensa, no la meto. Estábamos en esa vorágine de defender duro y de correr. Estábamos al 100%, concentrados. Ni tiempo de festejar que había sido una jugada de lujo para el partido. Era estar enfocado en lo que teníamos que hacer, defender duro, lastimarlos y volver a hacer lo mismo. Teníamos que hacerlo durante los 40 minutos. Creo que no hubo ni festejo, ni nada. Dale, seguimos, seguimos. Después con el partido terminado, sí, pero en el momento ni te das cuenta.
-¿Para vos era fácil la competencia con Pepe?
. Es que no había competencia. No sentía que había competencia en ningún momento. Yo nunca me sentí dolido porque era el base titular y yo el suplente. Para mí era lo mismo jugar de titular o de suplente en ese equipo, creo que todos lo sentíamos así.
-De hecho, estaba la otra: Wolkowyski, Oberto y Luis.
. Porque sabíamos lo que podíamos dar todos y cada uno sabía la solución que te daba el compañero. Era aprovechar el momento de cada adentro de la cancha.
-¿No sentís que hubo una especie de enseñanza de los años anteriores de decir ‘por esto por ahí no nos fue bien los años anteriores’?
. Puede ser. Porque muchos de los que estuvimos ahí vivimos la etapa anterior. Con Manu, Pepe y Fabri en Grecia 98, Hugo también siendo muy protagonista en Grecia. Creo que todos aprendimos de esa etapa. Y también ayudó lo bien que nos llevamos. Todos rendimos como era la manera, por lo menos de pasarla mejor.
- El partido con Italia, supongo que ese sí lo has visto más de una vez. Cada vez que lo veo, toma más volumen lo que hiciste en la mitad del último cuarto cuando empezaste a meter los triples. ¿Hoy tenés la sensación de que se había puesto muy complicado? Todos coinciden de que no era un peligro tan grande al enterarse que era el rival en la final, pero sin embargo no era tan fácil.
. No fue fácil para nada. Estás jugando una final, cualquier rival se potencia por más inferior que parezca. Ellos hicieron un gran juego. Sabíamos cuál era el potencial de ellos, cuáles eran sus puntos fuertes, cometimos un par de errores, siempre digo el mismo, pero no lo voy a mandar al frente (risas). Sabíamos que Basile la metía como un caballo y recuerdo un par de triples por errores nuestros y decir ‘no puede ser’. Pero no fue un trámite. Ellos hacen un buen primer tiempo, terminó parejo. En el segundo tiempo nosotros sacamos una diferencia, después ellos se vienen, pero estaba áspero. Había que abrirlo de alguna manera y no la estábamos metiendo, de afuera no estábamos teniendo ese oxigeno que nos daban los triples.
-Viendo el partido con Estados Unidos, cuando vos metés uno, Argentina era el peor en triples en el torneo hasta ese momento, tenía un 28%. Era un porcentaje muy flojo.
. Imaginate si la hubiésemos metido, hubiésemos ganado de punta a punta (risas). Pero sí, es verdad, no estuvimos finos con el lanzamiento externo. Entonces esos triples en ese momento fue esa luz que nos hizo sacar la diferencia con la que ya nos asentamos y le bajamos las revoluciones a ellos para poder remontar.
-¿Eso se buscaba o salieron situaciones para que vos tires?
. Yo a veces pedía la situación. Hubo uno que fue una descarga, un rompimiento de Manu que me ve a mí abierto y me la da, pero los otros son más de jugar pick and roll y tirar, esos los pedía yo.
-Últimos segundos, se los ve con Manu y con Pepe, es natural, pero los tres de Bahiense. ¿Qué te genera cuando lo ves hoy?
. Me genera mucho. Como me generó en el momento. Nos encontramos ahí en mitad de cancha, creo que estaba por tirar tiros libres el Colo, no recuerdo bien cómo fue la situación, pero ya estaba. No había chances de que se de vuelta ese partido. La emoción es gigante. Tengo la foto de ese momento. Tengo un par de fotos, los tres abrazados y después aparece Luis atrás queriendo sumarse, pero estábamos ya muy fusionados los bahienses viste que somos medios camarilleros (risas). Fue una emoción tremenda, fue muy lindo. De salir de Bahiense a estar ahí los tres festejando un oro olímpico. Muy fuerte sinceramente.
-Para mí, la foto del 2002 es la que vos estás gritando con Pepe levantándote. Es la mejor foto del Mundial. En 2004 se repite una bastante parecida. ¿Tiene algún significado en particular?
. Sí, yo le gritaba a mi vieja. Mi vieja había fallecido en 2001 y era la dedicatoria a ella.
-¿Qué son los otros chicos para vos?
. Son amigos. Hace 20 años que no nos juntamos los 12. Desde ese último partido con Italia no estamos juntos los 12 en un lugar. Nos hemos juntado 7-8. Seguimos manteniendo el contacto y las ganas de querer juntarnos y de pasarla bien porque realmente la pasábamos bien. Son como parte de la felicidad que uno puede tener en la vida estar con ellos. Así lo siento yo por lo menos. Poder vernos, juntarnos en grupito es pasarla bien y es alegría para uno.
-¿Y el oro 20 años después, qué es para vos?
. Es increíble. Todavía no lo puedo creer. Es un orgullo. Mi sueño era jugar un Juego Olímpico. Poder concretar el sueño de jugarlo y llevarme una medalla de oro, es algo increíble.
-¿Por qué y cómo se te ocurrió lo de Rubén de la medalla?
. Lo de Rubén fue un impulso que me salió después de ver una nota de él previo a los Juegos Olímpicos de Río 2016. A él le preguntan dónde tenía guardada la medalla y él le comenta que no tiene medalla, le explica al periodista. Fue un impulso, automático. Pensé ‘yo le tengo que regalar una medalla a Rubén, no puede ser que no tenga una medalla’. Desde ese momento empecé a averiguar adónde podía hacer la réplica y no paré hasta hacerlo.
-¿Dónde se la diste y en qué situación se la diste?
. Se la di en Córdoba. Nosotros íbamos a jugar con Bahía Basket justo a Córdoba y Rubén estaba de vacaciones con la Selección de Brasil y estaba en Córdoba, así que coincidió. Aproveché, le mandé mensaje para ver si estaba en Córdoba, si podíamos juntarnos a tomar un café. Accedió y fue al hotel. Fue la siesta previa al partido así que le di la medalla en el café del hotel.
-No sabía…
. Obvio que no. La idea era charlar, de cómo andábamos y ponernos al tanto de todo lo que había pasado hasta ese momento. Fue duro. Duro porque le di la medalla, cuando la vio lo vi al titán empezar a flaquear un poquito. Lo vi emocionarse. Uno lo veía como un tipo muy duro adentro de la cancha, exigente, le toqué una fibra que no se la había visto nunca. Fue un momento muy lindo.
-Para vos fue muy importante Rubén.
. Súper importante. A Rubén lo tengo allá arriba, tanto como entrenador como persona afuera de la cancha. Es un combo perfecto. Pero me quedo con todo lo que él es afuera de la cancha. Es el tipo que te da el consejo justo, de esos maestros de la vida, así lo considero yo. Sentarte a hablar con él siempre te deja algo.
Fabián García / [email protected]
Enviado especial a Bahía Blanca, Argentina
En Twitter: @basquetplus
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