A 20 años del oro olímpico

Manu Ginóbili: "No dejás nunca de ser oro olímpico"

20:19 27/08/2024 | El bahiense analizó con Básquet Plus al equipo, sus claves y todo lo que significó haber logrado la mayor gesta del básquet argentino en la historia.

Manu Ginóbili, la estrella del oro de Argnetina

Manu Ginóbili fue ese distinto que fue la clave para la Argentina de oro en Atenas 2004. Sus 29 puntos ante Estados Unidos aún son recordados y a 20 años del logro el bahiense toma aún más dimensión de lo logrado.

 

- Hay 12 Atenas para ustedes, cada uno tiene el propio. ¿Cuál es el tuyo?

. Mi Atenas es inmejorable por ser la primera, por el resultado final, por el transcurso, fue hermoso. Me divertí, si bien en el momento te quejás de que compartís un baño con 8 y demás, pero eso nos unió muchísimo, hubo charlas espectaculares, competimos al más alto nivel, fue espectacular.

-¿Eran dos departamentos de 6 habitaciones?

. Básicamente era todo uno, teníamos una cocina y un lugar en el medio, y un baño solo para las tres habitaciones. Recuerdos difíciles de borrar (risas). La cama era de 1.90, a mi se me salía y si abrían la puerta me daban en los tobillos, así que dormía con la puerta abierta. Hugo roncaba con potencia, vivía con potencia, trataba de acostarme antes para no sufrirlo.

- Cuando ves los partidos, ¿qué te pasa?

. Volví a ver solo el partido con Italia hace como 8 años y me sorprendí lo duro que estuvo. En mi mente había sido tranquilo, sentía que no había forma que lo perdiéramos, pero cuando lo estás mirando te das cuenta que estaba complicado.

- Cuando ustedes van, son semi favoritos para medalla, ¿pero tenían en la cabeza que lo del 2002 era una oportunidad irrepetible la sensación era que si podían conseguirlo?

. En mi cabeza era una medalla de cualquier color posible. Si pensaba que estar tan cerca en Indianápolis hacía que nunca íbamos a estar tan cerca de sentir que ya estaba casi ganado. Después fuimos a competir, sabíamos que le habíamos ganado a Estados Unidos una vez, no sabía si iba a pasar otra vez. Si recuerdo haber ido con el firme objetivo de ganar una medalla con más convicción que cuando llegamos a Indianápolis. Ahí fuimos a ver qué pasa, éramos buenos, corríamos como caballos, nos gustaba jugar juntos, pero no sabíamos qué podía pasar. Ahí fuimos a buscar medalla, eso no hay duda.

- La preparación había sido muy mala en cuanto a resultados, era la primera vez que arrancaban así porque después eso pasaba por distintos motivos, los entrenamientos eran fuertes y los amistosos no los podían jugar al máximo. Pero la preparación en Argentina fue mala en resultados, el Diamond Ball es bueno pero no daba la sensación de que llegaban finos.

. Nos costaba mucho el cambio de horario, los demás estaban entrenando afilados hace un tiempo, no dormíamos nunca. Nunca sentí el temor de decir ‘la preparación no fue buena’ o ‘no estamos bien’. Fue medio constante en nosotros eso, que nos den un par de sacudones, nos hacía hasta bien, nos peleábamos entre nosotros y con los demás y como que ahí encontrabas la forma que ibas a tener en el campeonato. Pero en mi cabeza no era una gran preocupación.

- A medida que pasan los años se agiganta el partido con Serbia y Montenegro. No solo por lo que pasó, de hecho hay muchos que piensan que fue la final por la palomita, por la difusión que tuvo. ¿Qué les pasó cuando se enteraron que debutaban con ellos?

. Era un Juego Olímpico y tocaba. Después tocaba España y le teníamos el mismo respeto que a Serbia y a quien tocara. Sabíamos que entre España, Serbia y nosotros iban a salir los dos mejores posicionados que trataran de evitar a Estados Unidos en un cruce, eso pensábamos siempre. Serbia era un equipazo, pero ya habíamos mostrado que no era tanto más que nosotros. Veníamos con un poco de ganas de tener esa chance otra vez con total respeto, porque sabíamos que cuando contara ellos jugaban bien, pero en un Juego Olímpico no podíamos pretender que nos tocara un grupo fácil o elegir con quién jugar primero. Fuimos a competir sabiendo la importancia de arrancar ganando. Uno de los dos primeros había que ganar, idealmente los dos, y nadie contaba a Italia que terminó siendo sorpresa jugando bárbaro. Arrancar bien con Serbia nos dio un plus, pero no fue quitarnos una espina. Fue bueno arrancar ganando y un alivio, me acuerdo saltarle al cogote a Tim (Duncan) que esperaba para jugar, me acuerdo que estaba exultante por la forma que fue el partido, pero no muy distinto a cuando le ganamos a Estados Unidos en Indianápolis que saltamos y festejamos, pero al otro día teníamos que jugar. Si recuerdo que Bodiroga parecía que nos iba a comer crudos otra vez, faltando dos o tres minutos metió un tiro medio raro y se nos complicó, de los otros 37 minutos no tengo recuerdo.

- Ese partido también es 12 sensaciones distintas. Alguno tendría más la espina clavada, otros menos.

. Yo no tenía ni una espina ni una revancha, era ganar por la importancia de cada partido.

-¿Te había quedado la espina especial por no haber podido jugar casi la final del 2002?

. Psicológicamente fue durísimo, la pasé muy mal, pero no me quedé con la espina. Siempre contrafáctico, pero uno mira al rival, lo conoce y sabe qué jugadores te pueden ajustar mejor o cubrir, y Jaric que yo lo conocía mejor que nadie, entonces sentía que en ese partido podía dominar o generar muchísimo, y no poder estar en situación de competir siquiera me mató. Eso fue psicológicamente otra cosa porque no pude ayudar, jugar.

-¿En ese partido estabas peor que en el del 2008?

. En el 2008 no podía frenar, ahí no podía caminar casi. Era un poco más inconsciente, no estaban las mismas reglas que después y uno tiene la heroica en la cabeza. Hoy con mi cabeza me siento acá porque voy a ser contraproducente más que ayudar.

- Cuando Fabri le rompe el brazo a Tomasevic en la última, ¿pensaste que podrían haberla defendido?

. No, confianza total, hacés lo que podés y habrá pensado que era una bandeja, así que no.

- Lo contaste mil veces, ¿pero entrenabas tiros raros?

. Casualmente ese tiro no, pero un montón de boludeces, tiros de mitad de cancha, para atrás, jugar al caballito, no sé si habrá tenido influencia en ese tiro. Es más el hecho de las miles de horas en Bahiense tirando de cualquier manera en un aro con paredes o lo que sea con carambolas, pero se dio porque se tenía que dar.

-¿La volviste a ver la jugada por motus propio?

. Esa noche, me acuerdo haberla visto todos juntos y cagarnos de risa con Rubén corriendo. Nadie supo hasta que vimos la repetición lo que había hecho Rubén. Cuando todos lo vimos fue un espectáculo.

-¿No le das tanto valor al triunfo para lo que siguió? Porque a Serbia lo hundió.

. Creo que fue más valor para eliminar uno que para nosotros. Empezar ganando es fundamental en esos torneos, pero si perdíamos ese capaz le ganábamos a España y a Italia y no cambiaba tanto. Nuestro partido con Italia fue totalmente distinto por haber ganado ese partido, no cambiaba nada. En mi cabeza no había ninguna duda que ganáramos o perdiéramos íbamos a tener chances de clasificar después. Pero empezar ganando no es lo mismo y estás con una tranquilidad superior sabiendo que el grupo lo pasás o que el primer escollo lo superaste. Anímicamente si fue importante.

-¿Con España pudo tener influencia eso de que no era tan obligatorio ganarlo? Siempre me pregunto qué les pasaba con España.

. Esa era la primera vez. Es verdad que había muchos de los chicos que lo sentían particularmente distinto porque tenían que volver a España, entonces los amistosos les afectaban, los oficiales también... tenían muchas ganas de demostrar y de ganarle a España. Hasta ahí sabía que era un gran equipo joven con Pau que dominaba y que era un rival difícil. Después empezó a pasar que no les podíamos ganar. Fueron lindas batallas. Eran muy completos, la versatilidad de Pau complicaba, tenían talento. En 2006 nos cagó Sergio (Rodríguez) y otro año fue José (Calderón).

-¿Hablaban mucho de lo que estaba pasando?

. De todo, eran muchas horas y nos quedábamos horas en el balcón. Un poco de lo que pasaba, de nuestras vidas, de lo que iba a pasar. Estábamos horas.

-¿Hubiese sido muy distinto con redes o celulares inteligentes?

. Posiblemente hubiésemos conectado un poco menos. Difícil saberlo. Para ir a ver imágenes o lo que había pasado tenías que ir a buscar la noticia, qué se decía en Argentina, pero no llamabas por teléfono, estábamos medio incomunicados. Ni nuestros partidos podíamos ver ni ningún deporte. La villa estaba terminada no se cómo, había cosas que no estaban. Lo que necesitábamos estaba, pero teníamos lo justo, no nos sobraba nada.

-¿Qué cosas formaron parte de esa tormenta perfecta para ser lo que fueron?

. La que se me ocurre es la profundidad en los puestos y que seamos todos la misma edad. Del Puma que es 72 a Cabeza (Delfino) que es 82 pero era el único. En los 7 u 8 años teníamos dos en cada puesto, nos llevábamos bien, nos gustaba jugar juntos, hubo onda, no había peleas de celos, es algo inusual. Teníamos talento, ganas de laburar y hacer cosas juntos, así que esa es la primera tormenta. Después la ley Bosman fue un incentivo para emigrar y probar suerte a los 19, 20, 21, 22 nos fuimos a Europa y crecimos, mejoramos, empezamos a competir contra estos que para la generación anterior eran de otro planeta. La Liga fue el aspiracional de todos y después empezaron a dar las finales de la NBA que antes no se veía más que videos de vez en cuando. Había una historia, una tradición, un movimiento.

- Siempre pensé que Pepe tiene un tipo de liderazgo distinto por su formación en Estados Unidos, su personalidad, ¿ustedes ven que hay una cuestión particular en él? Porque no es que son 12 distintos, hay un grupo cabeza y los demás se acoplan a esos.

. Pepe trajo la visión de Estados Unidos que no la teníamos ninguno de nosotros que nos fuimos a Europa. Antes del Sub22 vino y empezó a hacer ejercicios que no habíamos visto nunca y a defender cerca del piso. Fabri había visto los licuados de proteínas para meter más peso y fue colaborativo, uno traía una cosa, el otro con una cabeza distinta. Una visión distinta del college, de Italia, de España, de Argentina, y obviamente sumó muchísimo. Ellos se juntaron en el U18 y a esa edad veían que eran más o menos iguales a los americanos, pero algo hacían después para transformarse en lo que eran, y él vino con la respuesta de lo que hacían. Es difícil saber cuál fue la razón principal de la tormenta perfecta, pero hay que ver si perdíamos ese partido con Grecia cómo era. Pero más allá del oro el tema es la duración de nuestra relación, del juego al más alto nivel, el ayudar al de al lado a ser mejor ya sea con un ejercicio, una proteína o viendo el juego de manera distinta, fue muy colaborativo, muy competitivo y se dieron un millón de cosas para que sucediera a lo largo de 10 años, no solo el oro.

-¿Nunca hubo uno que hubiese podido pudrir al grupo?

. No porque el que llegaba venía desde atrás y no desde la cabeza. En San Antonio me pasó mucho de tener un grupo homogéneo y traer a una personalidad controversial, pero no hay lugar cuando el grupo es homogéneo, no puede contaminar todo.

-¿Alguna vez alguno tiró la chance de acomodar contra Italia para el cruce?

. Yo estaba bastante caliente por perder porque los conocía, pero no servía de nada, que éramos 2 o 3 pero a la larga no cambiaba nada. No era que podías elegir, y me acuerdo que jugamos como medio que no pasaba nada.

- La primera fase fue floja.

. Para mi no, le ganábamos por 9 a España en el tercer cuarto, Italia fue un partido que no jugamos pensando que era clave para llegar a la semifinal. Nueva Zelanda era muy picante, muy complicado, un estilo de juego distinto.

- Después de los Juegos, en 2005, hicimos una nota en Aeroparque y me dijiste que en el calentamiento con Grecia mirabas a los griegos y decías que no había chance de perder.

. Me pasaba bastante seguido (risas), contra Italia también me pasó. Me sentía superior a Grecia, por ejemplo, a España no, sabía que iba a ser difícil, que no iba a ser fácil ganarle a Grecia ahí, y después el partido lo demostró, pero puedo haberlo pensado. Contra Italia lo recuerdo bien porque en esa instancia, contra jugadores que ya conocía muy bien, ahí seguro. También me acuerdo que me pasó contra Turquía en 2006. Pero en China contra Grecia de cierto modo también me había pasado, son buenos, pero sentís como que en cierto modo teníamos más.

-¿Ustedes entendían algo cuando entra Walter contra Grecia?

. No me acuerdo ni haberlo pensado, no me acuerdo haber dicho ‘entra Walter, qué está haciendo Rubén’, bueno entró Walter dije. Chapu le dan la técnica y entra Walter, lo pensó (risas). Me acuerdo estar caliente como una pipa con Chapu. No me acuerdo haber pensado que era una locura. Todos conocíamos lo que podía hacer Walter en cuanto a puntos y ahí fuimos. Además, Walter podía jugar, no jugaba porque estaba Chapu adelante.

- Sin pensar en si podían ganar o perder con Estados Unidos, en algún momento les pasaba de pensar si le iban a ganar dos veces.

. Ahí ya habían perdido, entonces ahí fuimos a ver si les podíamos ganar dos veces. No fui pensando que les ganábamos seguro, pero si teníamos confianza y ganamos bien. Tenían menos recursos, eran mejores que en 2002, pero no tenían juego, si no perdíamos la pelota, como se había dado el juego íbamos a estar bien.

-¿Cuando ganaron no sentían que eran oro?

. No, porque no sabíamos si era Lituania o Italia, pero igual ya vas con la medalla, que es lo que inicialmente viniste a buscar y en cierto modo es otro tipo de juego y vamos a ver qué pasaba. Mi sensación era que Lituania era otra cosa, para el momento que nos fuimos de la cancha ya había empezado el partido y pensamos que ganaba Lituania, y cuando llegamos a la villa y vimos el resultado no lo podíamos creer. Para mí fue un alivio. Ahí llamamos a reunión con Pepe y la quería hacer porque era importante borrar lo de la semifinal.

-¿Jugó la final del 2002 como experiencia a no repetir?

. Totalmente, lo hablamos el día anterior que no se nos escapaba.

-¿Qué te pasa con estos 20 años?

. Pasa lo que sabíamos y que hablamos ni bien sucedió, que cada vez iba a adquirir mayor dimensión por la dificultad de lo que estábamos logrando. Eso lo sabíamos y lo hablamos. El tiempo lo probó porque ves quien gana los Juegos Olímpicos todas las veces menos esa. Si te infla el pecho, te cambia el curriculum, no dejás nunca más de ser oro olímpico y es algo que cada vez que sale el tema inflás el pecho, decís qué bueno que estuvo, increíble que haya vivido eso con estos 11. No soy de añorar, no me gustaría empezar el Juego Olímpico otra vez, si está genial tener eso en el bolsillo y de vez en cuando recordar algunas cosas. Es algo que no te quita nadie.

-¿Te hace emocionarte fuerte?

. Ahora nos vamos a juntar por primera vez los 12 y si tocamos el tema o vemos alguna imagen, escuchar a Víctor Hugo relatando esa final, te pone la piel de gallina. Cuando hay contexto, algo visual o sonido del lugar te puede emocionar.

-¿Qué son los otros 11 hoy?

. Se creó un vínculo muy fuerte, tanto las derrotas como las victorias nos unieron mucho, vivimos momentos muy fuertes y eso no es fácil de separarlo. No sé si familia es la palabra, pero es un vínculo muy fuerte. Es un lindo sello que llevar.

Fabián García / [email protected]
Enviado especial a Miami, Estados Unidos
En Twitter: @basquetplus

Compartir