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Gabriel Piccato es un entrenador particular. Obsesivo y de los más queridos en el ámbito nacional. En la actualidad es uno de los asistentes técnicos de Sergio Hernández en el seleccionado argentino y en el pasado cosechó una vasta trayectoria en la Liga. La Unión de Formosa, Boca, Regatas y Peñarol fueron los que lo disfrutaron.  

También, en su época al mando del conjunto azul y amarillo, lo hizo Lázaro Borrell. El cubano desarrolló una relación especial con Piccato porque habían pasado mucho tiempo juntos. Gabriel primero fue asistente en Boca y luego, con la marcha del Tola Cadillac, asumió como entrenador principal. "Los asistentes son como una esponja, lo absorben todo”, confesó una vez el foráneo.  

Cuando Piccato veía al cubano con mala cara, intentaba cambiarle el ánimo de alguna manera. Esto provocó que en un partido sorprenda al extranjero. Así lo recordó Borrell: “Estaba en el banco, normal, y viene y me dice ´ahora cuando entres quiero que la rompas´ y ¡boom! Me dio un cabezazo en el pecho".  

Una cosa de locos, pero efectiva, en definitiva. “¿Está loco? Pensé, pero en realidad son cosas que me motiva", comentó el nacido en Cuba, quien se labró una gran carrera en Argentina. Curiosamente, ambos se consagraron campeones de la Liga Nacional al final del año tras derrotar a Peñarol en la final. También los dos lucharon en el comienzo por diferentes situaciones y terminaron en lo más alto del país. Dos caminos separados, pero unidos por el amor a la naranja. Por el respeto al juego.   

Ignacio Miranda/ [email protected]
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