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Prigioni y Chicho Porta, los remiseros de Rafa Nadal en Beijing 2008

11:24 05/05/2025 | Varios integrantes del seleccionado argentino se compraron motos eléctricas para circular dentro de la villa. Incluso fueron taxistas de otras estrellas mundiales.

Prigioni y Chicho Porta, los remiseros de Rafa Nadal en Beijing 2008

Desde la llegada de la Generación Dorada, el seleccionado argentino dio un gran cambio. La química del equipo fue otra, se formó un grupo de amigos que disfrutaban de vestir la camiseta del seleccionado argentino juntos, que cada competencia era un viaje de egresados, pero siempre dejaban la bandera celeste y blanca lo más alto posible. Luego de la obtención de la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, algunos se retiraron pero otros siguieron y fueron los que traspasaron el legado a las próximas generaciones.

Beijing 2008 fue el primero torneo ecuménico luego de la obtención del oro olímpico para Argentina. Se repitieron varios nombres de Atenas: Emanuel Ginóbili, Luis Scola y Andrés Nocioni, como los principales abanderados. Pero también estaban Fabricio Oberto, Carlos Delfino y Leonardo Gutiérrez. Todos ganadores en 2004. El resto del plantel estuvo conformado por Pablo Prigioni, Juan Gutiérrez, Paolo Quinteros, Federico Kammerichs, Román González y Antonio Porta. Sergio Hernández era el entrenador del seleccionado.

Pero no solo fue el legado deportivo y la química de equipo, sino también la alegría de juntarse para representar al país, esa conexión dentro y fuera de la cancha lo que hizo mágica y especial a esa generación. En Beijing 2008 el grupo que siguió de la Generación Dorada, fue la bandera para no perder nunca la diversión. Juan Gutiérrez en el blog de la ACB, hace algunos años, recordó una historia muy divertida de ese torneo, en el cual varios integrantes del equipo se compraron motos eléctricas.

“Habíamos visto que algunos atletas y no tan atletas de la expedición argentina las habían comprado y nos pareció una buena opción para ahorrarnos las largas caminatas hasta el comedor principal (unos 600 metros) o hasta la salida de los autobuses (unos 800 metros… no quiero exagerar) y además como una buena fuente de diversión”, escribió el Pipa en el blog ACB.

Gutiérrez confeso que Delfino, Porta, Prigioni, Nocioni, Leo Gutiérrez y él se compraron motos eléctricas. "Parecíamos nenes con juguete nuevo”, recordó Juan en el texto. Las cuidaban al extremo: les ponían candado y las trataban como si fueran una verdadera joya, algo de un valor incalculable. En la villa olímpica todos los miraban con un asombro absoluto: "Nos preguntaron muchas veces cuánto habíamos pagado por ellas, que quién las vendía, si la batería aguantaba mucho... muchas preguntas". Desde Andrew Bogut hasta algunos tenistas argentinos, todos querían conocer cómo era.

Incluso, una noche terminaron llevando a Rafael Nadal. “Varios de los jugadores habíamos ido a ver el partido que Nalbandian finalmente perdió contra el francés Monfils y en el autobús de regreso coincidimos con Rafa Nadal. En nuestro grupo venía Juan Mónaco, joven tenista argentino y amigo de Nadal, y con esa conexión nos pusimos a charlar, al llegar a la villa se le veía cansado y le ofrecimos llevarlo hasta su bloque, Mónaco lo llevó a Rafa en su moto, Pablo Prigioni le llevaba el bolso con las raquetas y Antonio Porta una bolsa de la ropa sucia, yo acompañaba”, confesó Pipa.

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