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Que Michael Jordan fue el mejor jugador de la historia de la NBA y del básquet mundial, hay pocas dudas. Pero Su Majestad, además de todo lo que hizo en cancha para Chicago Bulls gane seis anillos de campeón en ocho temporadas, brilló en el torneo de volcadas del All Star Game mostrando todas sus destrezas.

En 1988 el evento que reúne a los mejores jugadores de la temporada de la mejor liga del planeta se desarrolló en Chicago. Michael era el favorito por gozar de la localía. Wilkins fue quien ganó la primera fase de la competencia de volcadas sumando 96 puntos y avanzó a semifinales junto a Jordan (sumó 94), y Clyde Drexler.

La rivalidad entre Jordan y Dominique Wilkins tuvo dos episodios previos antes del All Star Game de Chicago. El primer enfrentamiento se produjo en Indianápolis y la estrella de los Hawks se quedó con el concurso de volcadas. Michael tuvo su revancha en Dallas dos años más tarde.

La final en Chicago la protagonizaron, nuevamente, Michael Jordan y Dominique Wilkins. La primera volcada de la serie fue del 21 de Atlanta luego de impactar el balón con el tablero. La estrella local volcó el balón de espaldas y la primera ventaja la tenía Wilkins. Las volcadas de la segunda ronda fueron también espectaculares, pero el plato fuerte llegó en la última ronda.

Quien arrancó la serie fue Dominique, quien sacó la pelota desde abajo para volcarlo con mucha potencia. MJ necesitaba 49 o 50 puntos para ganar. Hizo una de las suyas y nuevamente corrió desde la línea de fondo de cancha hasta la zona de tiro libres y realizó un salto espectacular para volcar la pelota a una mano y recibir nuevamente un puntaje perfecto de 50 puntos. Ésta volcada dio lugar a una de las fotos más icónicas de la historia de la NBA.