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Situación: la zona de prensa, nervios, emociones, corridas y una sorpresa. Germán Beder lo detalla en su libro El Legado, y no puede creer lo que atisbó en ese instante. "11 jugadores saltando alrededor de José Montesano. Campazzo tiene sus anteojos. Los cronistas internacionales no comprenden la escena. Y nunca la prodrán comprender. Porque José es uno más de nuestra delegación", relata el exjefe de prensa del seleccionado nacional.

Serbia fue la víctima anterior, pero pocos auguraban lo que vino después, cuando Argentina derrotó a Francia para avanzar a la final del Mundial de China 2019. Allí se produjo este casi quimérico hecho, en el que Montesano "ha logrado que el grupo lo valore, estuvo siempre, en las buenas y en las malas". 

El periodista en cuestión intentó explicar lo que pasó en El Legado, donde confesó que "fue uno de los picos de emoción más altos de mi vida. Yo no podía creer todo lo que estaba viviendo. Dos años antes, me encontraba tirado en una cama, deprimido, con cáncer y habiendo tenido que pasar por siete sesiones de quimioterapia. En total fueron 37 días internado. Asumí que me moría y que nunca más podría cubrir un evento deportivo. Y de pronto, estaba viviendo ese festejo, tan genuino... Sentí que toda la lucha que le puse a la enfermedad finalmente había valido la pena".

El regocijo se apoderó y las formalidades desaparecieron por completo. "No me lo esperaba. Arranqué a hacer una nota con Deck y se fue todo de las manos. En un primer momento quise mantener un lugar de periodista que ya no se podía sostener más. Me terminó ganando la emoción y la alegría. Los jugadores, considero hoy, tal vez hayan apreciado que durante los 28 días de cobertura estuve ahí, al lado, acompañando. Muchos me dijeron, cuando volví, que nunca habían visto una sinergia así con un cronista, ni siquiera en otros deportes", dice José.

Periodismo y delegación fueron una sola nación, distinta y particular por haber logrado algo histórico e inesperado, que solo unos pocos, muy muy pocos, creyeron posible. El proceso era realidad y la realidad superó a la ficción, aunque sea por un momento de sacudón. 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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