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Alemania logró el primer título Mundial de su historia, pero nada este logro es casualidad. Todo viene de un proceso de desarrollo y crecimiento a partir del fortalecimiento de la Bundesliga, su torneo local.

Y todo comienza en 2008, cuando la Federación Alemana creó el Fondo de Formación. Como su descripción en la web oficial lo indica: “Financia los proyectos presentados en esta página: primas de formación, formación de jóvenes entrenadores y la ofensiva de mini entrenadores. Además, promueve proyectos entre clubes, especialmente proyectos escolares o el reconocimiento de profesores y formadores que demuestran un compromiso superior a la media para descubrir y desarrollar talentos”.

A partir de allí apuntan a trabajar en el desarrollo de jugadores jóvenes a partir de un pago que realizan los clubes de las tres divisiones principales del básquet profesional alemán. Y con esto comenzó un desarrollo bajo un manual de entrenamiento que unificó criterios. Además, desde esto se logró un salario mínimo para los entrenadores y sumar segundaos entrenadores en minibásquet.

Y la competencia interna era un gran problema, pero la Bundesliga pasó a ser una de las mejores de Europa desde 2012. “En el pasado, la Bundesliga dependía cada vez más de jugadores extranjeros. Como consecuencia, simplemente perdimos dos generaciones de jugadores que no veían perspectivas en el deporte profesional” explicó Patrick Femerling en DW, capitán de aquella Alemania que fue tercera en Indianápolis 2002.

Pero a su vez, también comenzaron a ser competitivos en Europa. Bayern Munich y ALBA Berlín son parte de la Euroliga, donde poco a poco han crecido, aún sin haber llegado ninguno de los dos al menos a la Final Four de la máxima competencia europea. Además, Telekom Baskets Bonn se destaca en la Eurocup y Ratiopharm Ulm es el último campeón local y un gran proyecto para jóvenes promesas, con Yago Mateus y Juan Núñez como figuras.

Con Aito García Reneses primero como referente desde los entrenadores y ahora con Pablo Laso con su llegada al Bayern, esperan sostener estos pasos adelante que han dado.

Yendo a la selección puntualmente, consiguieron un entrenador que conoce la línea de Alemania y generó un estilo de juego acorde a los teutones como Gordon Herbert. A su vez, lograron compromiso de sus jugadores, con Dennis Schroder y Daniel Theis como grandes referentes, pero también con los hermanos Franz y Moritz Wagner, lo que genera una gran pertenencia como grupo. “Es el mejor equipo que integré en mi vida” dijo Schroder para dar el ejemplo.

A su vez, cada jugador entendió su rol y apoyó a la gran figura que tiene sus altos y bajos. La mayor muestra es el triunfo ante Letonia, donde Herbert lo bancó en cancha y aparecieron figuras como Andreas Obst, los hermanos Wagner y Johannes Thiemann, para bancar “el peor partido de mi vida” de un Dennis que temrinó ese juego con 4/26 en tiros de campo y 4 pérdidas.

“Somos un equipo, siempre permanecemos juntos” dijo el MVP del torneo luego del título. Un desarrollo sostenido que los llevó a lo más alto del mundo y una nación que promete mantenerse entre los mejores por largo tiempo.