Ginóbili y la noche en la que espantó a un murciélago con sus manos
16:54 07/03/2020 | Un murciélago se metió a la cancha cuando Spurs y Kings disputaban un partido. Ginóbili le metió un cachetazo. El desenlace sería inesperado.
El año era 2009 y se enfrentaban San Antonio Spurs y Sacramento Kings en el AT&T Center de los texanos. El juego comenzó con normalidad y cada uno de los equipos empezaba a mostrar sus primeras cartas. Todo cambió cuando restaban 1:44 minutos para que finalice el primer cuarto, en el momento justo en el que un haz de luz pasó con celeridad por el medio de la cancha. ¿Es un avión? ¿Es un ave? Se preguntaban los fanáticos, los jugadores, entrenadores y todos aquellos que estaban observando el encuentro.
Ninguna de las conjeturas anteriores. Era un murciélago que volaba por lo largo y ancho del estadio, indómito y rebelde como si estuviera en una oscura cueva. Primero lo reconocieron y luego intentaron cazarlo. La mascota del equipo de Spurs buscó atraparlo con una red, pero no logró su cometido. El público ya empezaba a impacientarse y, en consecuencia, el número 20 decidió resolver el problema. Sin más armas que sus manos y su intuición, Ginóbili le metió un cachetazo bárbaro que tumbó al mamífero, logrando calmar a todos, que lo miraban perplejos.
Luego, el argentino agarró al murciélago, caminó un par de metros y se lo entregó a uno de los policias que estaba presente en el estadio. "Él siempre hace esa clase de locuras", dijo Tony Parker a la prensa unas horas después. Pero la cosa no terminó ahí y el conflicto tocó la puerta de San Antonio, ya que desde la organización de las Personas por el Trato Ético de los Animales (PETA) dijeron que "la próxima vez Ginóbili se tome un par de minutos para pensar antes de actuar cuando la vida de alguien esté en riesgo".
Finalmente, Ginóbili debió ser vacunado por prevención y vía Facebook explicó el cuidado que hay que tener con esta clase de mamíferos: "No fue una gran idea. No sólo por el hecho de que los murciélagos son una gran parte del ecosistema, sino también porque algunos son portadores de la rabia, que es una enfermedad incurable. Es por eso que tuve que vacunarme hoy, ¡y no fue sólo una inyección!".
Un suceso cómico que sirvió de enseñanza. Manu Ginóbili fue el ejemplo, pero también el maestro. De la práctica a la teoría. Siempre aprendiendo. Siempre creciendo.
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