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Golden State Warriors es una de las franquicias que dominó la NBA en la última década. De la mano de Stephen Curry, Klay Thompson y Draymond Green, con Steve Kerr en el banco de suplentes, lograron conformar una dinastía.

Los Warriors lograron acumular cuatro anillos de campeones. Más allá de la gran capacidad anotadora de Curry, Green fue una pieza clave con su pelea en la parte defensiva y su espíritu aguerrido. 

El primer anillo lo obtuvieron en la temporada 2014/15 superando en la definición a Cleveland Cavaliers, liderados por LeBron James. Pero al año siguiente no lograron revalidar el campeonato pero sí rompieron un récord, el de mayor cantidad de victorias en fase regular.

Los Warriors lograron conseguir 73 triunfos en esa etapa dejando atrás la anterior marca de 72 que ostentaba Chicago Bulls de la mano de Michael Jordan, la cual habían establecido diez años atrás. Lograr esa marca y establecer un nuevo récord tuvo un costo importante para Golden State: no logró revalidar el título.

Green, uno de los estandartes de ese equipo, estuvo en el podcast de Paul George y recordó ese año. "No importó romper esa marca porque no ganamos el campeonato”, comenzó. Luego agregó: "Perdimos 9 en 13 partidos esta última temporada y con Stephen Curry nos miramos y dijimos: ‘¿podes creer que ese año perdimos solo nueve juegos?’. Es loco solo pensar en eso, perder solo nueve partidos en la temporada. Recuerdo muy bien era que yo decía: ‘debemos ir por esa marca, ¿por qué no? Hagámoslo’". 

Luego confesó haber jugado lesionado y hacer cualquier cosa con tal de establecer dicha marca: "Recuerdo haber sido golpeado en la cabeza por Joe Ingles. Fui por un balón suelto, caí, esto era faltando cinco juegos para terminar la temporada. Tenía una conmoción terrible. No le dije a nadie porque soy una persona terca y si me perdía alguno de esos juegos, tal vez no conseguiríamos el récord".

Enseguida agregó: "Teníamos que conseguir ese récord. Así que jugué con esa conmoción. La gente siempre habla del manejo de cargas y todo eso, pero la cantidad de lesiones con las que seguí jugando ese año, y todos jugamos ese año solo para conseguir eso. Fue una locura.

Estoy seguro que tuve una conmoción, estuve mareado varios días. Iba manejando hacia el estadio para entrenar y estaba como: ‘ufff, estoy mareado’. Esto pasó durante una semana entera pero me negaba a dejar de jugar. Yo decía: ‘No, tenemos que llegar a los 73 juegos ganados’ y lo hicimos pero, ¿a qué costo?".

Para cerrar, comentó: "Hoy miro el pasado y fue algo increíble pero si ahora me dices: ‘¿puedes ganar 73 juegos el año que viene y ganar el campeonato?’, yo diría: ‘no, estamos bien’".