El periodo de traspasos en la experiencia de Chapu Nocioni
20:01 04/02/2025 | Cuando estaba por subirse al micro para jugar con los Bulls, el argentino recibió la noticia de que había sido enviado a los Kings.
Si alguien puede hablar del momento de los traspasos, ese es Andrés Nocioni. El argentino recibió la noticia de ser enviado a los Kings desde los Bulls en la 2008/09 después de cuatro temporadas y poco más. Y así lo cuenta en Memorias de un Guerrero.
Para Nocioni, esa temporada tiene un día D: 18 de febrero de 2009. El 12, 6 días antes, Chicago había perdido de local ante Miami 95-93, con baja participación del argentino. La situación de los Bulls era complicada, con récord de 23-30, cada vez más lejos de la chance de alcanzar los playoffs. El 19 era la fecha límite para traspasos y el 18 debían visitar a Milwaukee, único viaje que hacían en colectivo por la escasa distancia (150 kilómetros). “Tenía sospechas de que podían traspasarme. Se había hablado de Boston, incluso hubo conversaciones, pero los Celtics no habían retenido a James Posey por lo que pedía, que era lo mismo que tenían que pagarme a mí, y no les cerró”.
Chapu hizo la práctica de la mañana del 19 con sus compañeros, se duchó, se cambió y enfiló para el colectivo que los llevaría a Milwaukee. “De repente, me tocan la espalda. Era Fred Tedeschi, el trainer del equipo, que hacía las veces también de delegado. Y me dice que John Paxson quería hablar conmigo. Le noté la voz diferente y ahí me dí cuenta que pasaba algo. Me llevaba muy bien con él. Cuando iba caminando para la oficina iba pensando ‘ojalá sea Boston o algún equipo competitivo’. No me volví loco. Mi agente me había dicho que también había escuchado rumores de conversaciones con Sacramento, que tenía mucho espacio salarial y quería reconstruirse, pero también de los Lakers y otros. La realidad es que me habían ofrecido en todos lados. Cuando entro a la oficina de Paxson, se levanta, viene, me abraza y me dice ‘I’m sorry Noch’ (Lo siento). Me siento y le tiro ‘no me digas que me transferiste a Sacramento’. Me dice que sí y me explica que con Miller y Salmons (los que llegaron por el canje) iban a estar mejor, que me habían notado que no estaba tan cómodo y que tenía un valor de mercado que tenían que aprovechar. Y enseguida me dice que tenía que ir a mi casa a cambiarme porque a la tarde tenía que tomarme un avión a Sacramento. Le agradecí por haberme dado la chance de jugar en la NBA, por firmar un contrato que nunca me había imaginado en mi vida y por todo lo que había hecho por mí. Yo sabía que en Sacramento iba a terminar jugando, así que eso no me afectaba.
En Milwaukee, en ese mismo momento, una persona esperaba el juego Bucks-Bulls: Adrián Paenza: “En un momento me llama y le digo que estoy en Milwaukee. Y entonces le pregunto dónde estaba. Y me dice: en Chicago, me transfirieron a Excremento. Me volví, fui a la casa y nos quedamos charlando como hasta las 2 de la mañana. Nevaba mucho. Fue un día particular, porque cuando me fui, choqué. Salí a ver cómo había quedado el auto, me caí y me fracturé el brazo”.
Sigue Andrés: “Lo que más me preocupaba era mi familia. Ya tenía a Laureano más grande (4 años), a Benicio chiquito y era un cambio grande. Cuando llegué a mi casa, mi mujer estaba preparándose para salir con Lidia y cuando me vio entrar, se quedó seria. No entendía qué pasaba. Y ahí le dije ‘flaca, me transfirieron a Sacramento’. Fue todo un problema, porque Paula es una fanática del orden y se volvió loca al principio”. Paula lo reconoce: “Estaba en un sillón, frente a la computadora, amamantando a Benicio. Chapu se había ido, supuestamente, de viaje. Ese día lo veo aparecer por la puerta. Nunca se olvidaba nada, entonces lo primero que pensé fue que se había lesionado, porque se entrenaban antes. Y me dice ‘me cambiaron a Sacramento’. Me quedé congelada.¿Y yo, la mudanza, Lidia? Estuve una semana con esta mujer acomodando lo que podía. Tuve que preparar lo urgente, bicicletas y juguetes de los nenes y una valija con ropa de los chicos. Lo básico”.
“Yo armé un bolso lo más rápido posible y me tomé un avión directo a Dallas, donde jugaban los Kings el siguiente partido. Ellos llamaron a Adidas, que me mandó zapatillas con los colores de Sacramento directamente a Dallas y debuté contra los Mavs jugando 30 minutos. El tema es que los Kings eran uno de los peores equipos de la NBA. Yo pensé que después se podía reconstruir el equipo, aunque no era lo que más me atraía a mí. No me interesaba estar otra vez en un proceso de esos como con Chicago”. Los Bulls, de hecho, armaron una segunda reconstrucción, ya que completaron en dos días negociaciones que trajeron al equipo a cinco jugadores (Brad Miller, John Salmons, Tim Thomas, Jerome James y Anthony Roberson) y dejaron ir a otros tantos (Nocioni, Drew Gooden, Michael Ruffin, Cedric Simmons y Larry Hughes). “Chicago hizo un buen negocio en el canje, porque se llevó a Miller y Salmons, que estaba en un muy buen nivel, y se terminó metiendo en playoffs. A mí me perjudicó más la salida de Skiles que la lesión para terminar yéndome de Chicago. Scott me hubiese aguantado con la rodilla hasta que me pusiera bien. Chicago, de hecho, me renueva por pedido de Skiles”.
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