Ron Harper, el eslabón oculto de Chicago Bulls y la NBA
20:54 12/05/2020 | De chico era tartamudo. Las lesiones lo marcaron para siempre. Se sobrepuso, aprendió a ser útil y logró cinco títulos en seis años.
"Si te postran diez veces, te levantas otras diez, otras cien, otras quinientas... No han de ser tus caídas tan violentas, ni tampoco por ley, han de ser tantas", es el fragmento con el que Pedro Bonifacio Palacios inauguró los Siete Sonetos Medicinales. Aquel poema bien se pudo haber aplicado a Ron Harper y a su carrera plagada de adversidades y contratiempos que jamás lo detuvieron en su afán de ganarlo todo.
Desde Chicago Bulls hasta Los Angeles Lakers, el exterior se encargó de sobrevivir a pesar de las múltiples lesiones que lo afectaron en su época en la NBA. Ni los rompimientos en sus rodillas ni los golpes en los tobillos. Nada, absolutamente nada, logró derrumbarlo y año a año fue adaptándose para mantenerse valioso y productivo en todos y cada uno de los equipos en los que tuvo la oportunidad de jugar.
Inicios complicados
Ronald Harper nació el 20 de enero de 1964 en Dayton, Estados Unidos, y desde pequeño debió acostumbrarse a los obstáculos. Ron y su hermano gemelo fueron los más pequeños de seis hijos criados por tan sólo una madre, Gloretha Harper, quien debió tener vastos trabajos que iban desde una maestra de escuela hasta una empleada en la línea de montaje de una fábrica de General Motors.
A esa sufrida infancia Ron le agregó un problema de tartamudez que no le permitió desempeñarse de manera óptima en el colegio. Además, en el básquet tampoco le iba tan bien y en su primer año de secundaria, en el cual asistió a Belmont High School, lo cortaron del equipo y no pudo jugar hasta su etapa como sophmore.
Sin embargo, Ron fue creciendo paulatinamente y, tras una transferencia a Kiser High School, logró asentarse, crecer y despegar. Dentro de la cancha podía hacer de todo, tanto adelante como atrás. En una zapatilla tenía escrita la palabra defensa y en otra la palabra ataque. Sí, así de bueno era. En su último año su nivel fue tal que promedió 20.5 puntos, 13.4 rebotes, 5.0 asistencias, 5.0 robos y 6.0 tapas. Junto con ello, fue seleccionado para integrar el primer equipo del estado de Ohio y logró recibirse en 1982, sobreponiéndose a constantes problemas académicos.
La tartamudez acechaba su vida
Por su condición, Ron no recibió muchas ofertas, pero los Redskins de Miami (Ohio) lo aceptaron y lo metieron en un programa de educación especial que le permitió al jugador superar grandes barreras de la tartamudez, incrementando su ritmo de lectura y su capacidad para aprender distintos temas.
Medianamente curado de su tartamudeo, Ron hizo en el rectángulo de juego lo que estaba destinado a lograr. En su primer año promedió 12.8 puntos y 7.0 rebotes, en el segundo 16.3 y 7.6, en el tercero 24.9 y 10.7 y en el último 24.9 nuevamente, incluido un récord anotador del torneo de la conferencia MAC, en donde marcó 45 puntos el 8 de marzo de 1985. También fue el primer jugador de MAC en lograr un triple doble (38 tantos, 19 rebotes y 12 asistencias) y fue elegido nuevamente jugador del año de dicha conferencia e integrante del segundo equipo All-American.
Harper se fue de Miami siendo el líder histórico de la universidad en puntos (2.377 puntos) y rebotes (1.119). Además, fue el primero de la universidad en convertir 2.000 tantos y atrapar 1.000 rebotes y el jugador que ostenta el récord de los Redskins en promedios de puntos (19.8), juegos como titular (118), minutos jugados (4.164), tapas (173) y tiros de campo (969).
Salto al profesionalismo
Definitivamente era una estrella universitaria y, con sus problemas educativos solucionados, Ron estaba listo para ir a la NBA. Así fue que Cleveland Cavaliers lo seleccionó en el pick ocho del Draft de 1986, y su impacto fue inmediato. Debutó el 1 de noviembre de ese año y, apenas diez días después, marcó 34 puntos ante Sacramento Kings. Aquella temporada fue su confirmación y terminó con números impresionantes: 22.9 puntos, 4.8 rebotes, 4.8 asistencias y 2.5 robos.
En su segunda campaña las adversidades volvieron a llamarlo y apenas pudo jugar 57 de los 82 partidos debido a una gran lesión en el tobillo en el segundo partido de la temporada. A pesar de todo, Ron se las arregló para promediar 15.4 puntos, pero su rendimiento fue una sombra a comparación de su primer año en la liga.
En la temporada siguiente (1988/89) sus números volvieron a ser muy buenos (18.6 puntos, 5.0 rebotes y 5.3 asistencias) y Cleveland Cavaliers tuvo un gran periplo. Sin embargo, su alegría se vio truncada por un tal Michael Jordan, quien, como se ve en The Last Dance, los eliminó a él y a los suyos en la primera ronda tras el legendario The Shot. Sus caminos, más adelante, se cruzarían de nuevo.
Nuevos caminos
En su cuarta temporada con Cavaliers las cosas no estuvieron muy bien y, luego de siete partidos, le comunicaron que fue traspasado a Los Angeles Clippers, un equipo al que en esa época nadie quería ir. La noticia le cayó como un golpe de un boxeador y no entendió mucho lo que le pasaba. Por suerte, Ron pudo demostrar su valía y volvió a tener excelentes guarismos que le permitieron ser títular en los primeros 28 partidos de la 1989/09.
Pero luego de eso llegó lo peor: una lesión de ligamento cruzado en la rodilla que lo acompañó y lo mermó para el resto de su carrera. Sin embargo, Ron volvió a demostrar una capacidad especial de resiliencia y en enero de 1991 regresó a las canchas, terminando la temporada con 19.0 puntos y 5.6 asistencias. Durante las dos próximas temporadas el exterior creció y los californianos también, ya que lograron clasificarse a playoffs en la 1992/93.
Al finalizar la 1993/94 Harper se convirtió en agente libre y, tras disipar las dudas acerca de su rodilla, consiguió firmar un contrato con Chicago Bulls, un equipo que estaba en reconstrucción tras la partida de su máxima estrella, Michael Jordan. En ese momento su rol cambió por completo y pasó a ser un jugador de complemento, capaz de aportar en el traslado y a partir de su intensidad defensiva.
El guiño de la vida
Luego, como si fuera un guiño del destino, Jordan decidió regresar al equipo al final de esa temporada regular, pero los toros terminaron cayendo en las semifinales del este ante Orlando Magic. Tras esa sacudida todos se mentalizaron que querían la revancha y así fue que aparecieron los Bulls de las 72 victorias y 10 derrotas en la siguiente campaña. Desde ese momento, Ron Harper y los Bulls lograron tres anillos consecutivos en 1996, 1997 y 1998.
Finalmente, ese anillo con Bulls en 1998 también fue el último baile de aquel equipo de Phil Jackson, pero no el último de Ron, quien en octubre de 1999 fichó con Los Angeles Lakers de Kobe Bryant y Shaquille O´Neal. Como si fuera un amuleto, los de California arrasaron y el campeonato llegó de nuevo para Harper ese mismo año, cuando los violetas vencieron 4-2 en las finales a Indiana Pacers.
En la temporada 2000/01 Ron cumplió su vigésimoquinta en la liga, y las lesiones lo acecharon nuevamente, forzándolo a disputar apenas 47 partidos. A su vez, Derek Fisher le sacó el puesto de base titular y apenas pudo jugar seis encuentros en playoffs. A pesar de eso, los de Jackson se las arreglaron para tumbar a Philadelphia Sixers en el quinto choque (4-1 en el global), logrando el segundo anillo en fila y el quinto en la carrera de Ron.
Una carrera ejemplar
Tras esa temporada Ron y sus rodillas dijeron basta y el base se retiró de la competencia por la puerta grande, ganando cinco títulos en seis años y demostrando que no importa lo duro que golpee la vida, que siempre hay que estar dispuesto a levantarse y a seguir luchando. "No te des vencido, ni aún vencido, no te sientas esclavo, ni aún esclavo; trémulo de pavor, piénsate bravo, y arremete feroz, ya mal herido". ¿No lo creen? Pregúntele al gran Harper.
Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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