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La historia parece haberse tomado un respiro largo pero meticulosamente planeado. Después de un cuarto de siglo, New York Knicks regresa a las Finales de la Conferencia Este, y el apellido Brunson vuelve a tener un espacio. En el año 2000, Rick Brunson era parte del plantel neoyorquino que cayó ante los Pacers; hoy, su hijo Jalen lidera a un equipo que sueña con una revancha no solo deportiva, sino también emocional, en una serie que se jugará nuevamente ante Indiana.

El destino o la coincidencia quieren que la franquicia del Madison Square Garden tenga otra oportunidad frente a los Pacers, los mismos que en la campaña 1999-2000 les cerraron el paso hacia las Finales de la NBA. Aquel duelo terminó 4-2 a favor de Indiana. Desde entonces, Nueva York no había logrado volver a esta instancia. En un guiño poético del deporte, Rick Brunson —quien tuvo un papel secundario como jugador entonces— hoy es asistente técnico del equipo, compartiendo vestuario con su hijo, convertido en líder ofensivo y emocional del plantel.

Jalen Brunson viene de firmar una actuación sólida en la definición ante Boston Celtics, sellando el pase con un 4-2 global. En el último partido, aportó 23 puntos, 6 asistencias y 6 rebotes, acompañado por OG Anunoby en el goleo y una defensa que rozó la perfección. Tras el encuentro, el propio Jalen ironizó sobre la coincidencia con su padre: "Esto es genial. El hecho de que no llegábamos hasta aquí desde que mi papá estaba en el equipo... ¡no le va a gustar eso!", bromeó en conferencia, sin ocultar su satisfacción por el momento.

Ahora, con el primer partido programado para el 21 de mayo en el Madison, el desafío será capitalizar ese legado y convertirlo en una historia de superación. Indiana también busca su primera final desde aquel 2000, lo que le da al enfrentamiento una carga simbólica y deportiva doble. Para los Knicks, la figura de Brunson —con pasado familiar y presente protagónico— encarna como pocas veces el concepto de continuidad generacional.