Tucker: "Quiero que la gente siempre se divierta al verme jugar"
16:03 12/05/2020 | Sus experiencias universitarias, la selección de Jordania, el récord anotador en la G-League y sus motivaciones. Charla profunda con Dar Tucker.
¿Es posible reírse una hora seguida? Con Darquavis Lamar Tucker sí. Con él no hay Dr. Jekyll ni Mr. Hyde y fuera de las canchas es igual que adentro de ellas. Sonríe, disfruta y se emociona con cada recuerdo, anécdota y hazaña que logró a lo largo de su prolífera carrera en el básquet internacional.
Ídolo de muchos, desde que comenzó con este deporte se propuso divertir a todos y lo cumplió con creces. En Argentina ya son las 19, pero en Arizona, Estados Unidos, apenas las tres y Dar recién se está levantando. En su casa hay luz, pero su sonrisa encandila aún más aquel lugar. En ningún momento deja de mofarse y su cómica manera de ser hace la charla más amena.
Si fuera por Tucker hablaría tres horas consecutivas y el tiempo no pasaría. Las fiestas universitarias, sus primeras experiencias en Francia, sus 58 puntos en la G-League y la motivación constante de ganar. Su vida es un estado de trance y, como él mismo dice, también de contradicción. ¿Qué lo lleva a querer ser siempre el mejor? La respuesta la tendrán a continuación.
-¿Qué es el básquet para vos?
. Lo es todo. Siempre estuve rodeado de básquet y fue el único trabajo que tuve. Significa mucho, me llevó a muchos lugares alrededor del mundo y me permitió conocer sitios y personas especiales de distintas etnias, personalidades y nacionalidades.
-¿Cómo empezaste a jugar?
. Todo empezó viendo al resto, mis amigos jugaban y yo no quería quedarme atrás. También tenía algunos amigos que jugaban al fútbol americano o al béisbol, pero el básquet era y es el deporte que más me gusta y en el que más cómodo me siento.
- En tus inicios fuiste un gran jugador en Arthur Hill High School, ¿qué recordás de esa etapa?
. Fue divertido. En la secundaria sentí que era muy bueno y una vez que estuve ahí me sentí muy confiado acerca de mi juego. Fue un tiempo en el que pude ser simplemente un niño. Mi mejor recuerdo allí fue cuando ganamos el título estatal en mi tercer año (junior). Fue el primer campeonato que logré.
- Después fuiste a DePaul University, ¿por qué te decidiste por esa universidad?
. Fue más por la ciudad de Chicago, me enamoré de ese lugar. Yo venía de un pueblo pequeño y eso era imponente. También DePaul era muy bueno, junto con el staff técnico y especialmente el entrenador Jerry Wainwright. Disfruté mucho mi tiempo allí.
- Tuviste un gran primer año, en el que promediaste 13.5 puntos, ¿fue difícil la transición a la NCAA?
. Fue un quiebre. En ese entonces ya era un hombre y no estaba jugando más con niños, sino con adultos. Traté de prepararme antes de que empiece la temporada, pero de igual manera fue una ruptura. Además, lo que me sorprendió mucho fueron los fanáticos, quienes son similares a los que ves en el extranjero. Son ruidosos, molestos y también imponentes, saben tu nombre y te conocen. Es una locura.
- Tras esa temporada explotaste y pasaste a promediar 18.0 puntos, ¿por dónde pasaron las claves más importantes de tu progreso?
. Con respecto a mi situación individual, a pesar del récord negativo del equipo, me sentí muy cómodo y todos los nervios se disiparon. Simplemente me acostumbré a jugar en el básquet colegial. A partir de ese momento mis números subieron. Lamentablemente el balance del conjunto no fue aceptable y ese es uno de los arrepentimientos que tengo con respecto a mi etapa en la NCAA, no haber podido ganar un poco más.
-¿Cuáles fueron las mejores experiencias fuera de las canchas?
. Todo (dice Dar de forma contundente y mientras sus ojos comienzan a brillar). Esa fue probablemente la mejor etapa de mi vida. Todo es gratis y no tenía que pagar por nada. Teníamos ropa, zapatillas, comida y mucho más. Además de ir a las clases no hacés nada más que ir de fiesta (comenta ya dando carcajadas).
-¿En serio esa parte es como en las películas?
. ¡Que no te queden dudas! Mi etapa universitaria fue la mejor hombre. Fue el periplo más divertido. Siempre les digo a los más jóvenes del equipo, como José Vildoza y Máximo Fjellerup, que tienen que experimentar eso y que les gustaría mucho ir a una universidad de Estados Unidos.
- Cambiando un poco de foco el tema, actualmente hay una especie de guerra entre la NCAA y la NBA, ¿tenés una opinión armada con respecto a eso?
. Es muy relativo eso, porque a veces tenés jugadores que son muy buenos y que están listos para ir a la NBA o la G-League, pero después tenés también a jugadores que piensan que lo son, pero no lo son. Entiendo eso, pero siento que no debería haber esas reglas, ya que la NBA es la única que tiene esas reglas. Hay veces que ciertos jugadores no están listos y es un desperdicio de dinero. Sin embargo, si sentís que estás listo para ir a la liga deberías intentarlo. De igual manera, les recomiendo a todos la universidad solamente por la experiencia, es única.
- Luego de esos dos años en DePaul diste el paso al profesionalismo y llegaste a la G-League, pero inmediatamente te traspasaron, ¿cómo fue tu primer canje en primera persona?
. Eso fue muy loco. Esa fue probablemente mi segunda mejor experiencia después de la universidad porque estaba en Los Ángeles en un momento en el que Kobe (Bryant) y los Lakers estaban ganando campeonatos. Fue todo muy bueno y rendí de manera correcta. También tuve excelentes compañeros que venían de la NBA y eso me sirvió mucho. Salíamos de fiesta todos los días, fue muy divertido disfrutar esa ciudad de esa manera.
- En la G-League tuviste una experiencia similar a la de la NCAA también dentro de la cancha: el primer año fue tranquilo, pero en el segundo otra vez volviste a explotar y ganaste el torneo de volcadas y el premio al jugador más mejorado de la competencia.
. Pasó rápido y casi sin darme cuenta ya había ganado el premio al más mejorado del torneo. Pero fue divertido, y fue una de las ocasiones en las que verdaderamente me sentí bien dentro de la cancha, en donde tenía la sensación de que todas las pelotas iban a entrar.
- Terminaste esa temporada y te fuiste a Francia, ¿te quedó alguna anécdota divertida de tu etapa en Europa?
. En mi primer año en Francia no sabía manejar autos manuales, sólo automáticos, y se lo dije a un dirigente del equipo que me respondió que directamente no había esa clase de rodados, así que me tuve conformar con el que me dieron. Todo esto ocurrió porque no me habían visto jugar todavía, pero luego de mi primer partido supieron de qué se trataba mi juego y me comentaron que me iban a dar un automático. Sin embargo, también me dijeron que primero tenía que esperar, por lo que después de eso seguí manejando el manual y tras ese enfrentamiento volví a mi casa. En medio de ese trayecto había una colina y cuando la quise subir el auto se paró. ¡Había 20 autos detrás mío puteándome! Fue muy feo. Afortunadamente una persona se bajó de su auto y me ayudó. Y ese fue mi segundo día en Francia. Me dije a mí mismo que no habría forma de sobrevivir acá. Por suerte después logré adaptarme.
-¿Y dentro de la cancha qué fue lo más difícil que te tocó vivir en tus primeras experiencias en el extranjero?
. La mayor dificultad fue el ritmo de juego, ya que allí todo es mucho más estructurado y tenés que dar cinco o seis pases antes de lanzar. Otra de las situaciones que me costó mucho fue evitar hacer travelling (camina), ya que venía de un sistema norteamericano que no castiga eso. Es algo que le pasa a la mayoría de los yanquis cuando llegan al extranjero. Tuve que ajustarme porque no podía hacerlo y me acostumbré también a eso y a los jugadores con los que debía competir.
- Hay una fecha marcada en tu carrera: 28 de marzo de 2015. Ese día anotaste 58 puntos en un partido de G-League, lo que significó igualar el récord anotador de la competencia. ¿En qué momento te sentiste el King Kong de la cancha?
. Cuando metés de esa manera no lo planeás, sólo pasa. No miré el marcado y sólo jugué. Creo que cuando tenía 45 puntos el base, que era el hijo de John Stockton, me abrazó y me dijo: "Ey, tenés 45 tantos, te voy a seguir alimentando para que rompas el récord”. Desde ese momento seguí anotando y afortunadamente continué anotando.
- Finalmente tras esa experiencia llegaste a la Argentina, en donde rápidamente te convertiste en ídolo, ¿qué te llevó a decidirte por América Latina?
. Argentina tiene un poco del juego europeo y del americano, debido a que muchas personas de acá son mezcladas con españoles o italianos, por ejemplo. Acá les gusta correr como a nosotros, pero también poseen una estructura para hacerlo. Fue muy divertido y me ajusté muy rápido al país. En eso también tuvo mucho que ver Hernán (Laginestra), que me dio la confianza para jugar de manera libre. Cuando llegué él me dijo mi rol y me comentó que me llevó allí para que anote. Afortunadamente lo hice y me adapté tan bien que todavía estoy acá.
- En la temporada 2016/17 fuiste el MVP de la Liga Nacional, ¿fue esa tu mejor campaña en el país?
. Sí, sin dudas. Tuve mi mejor año porque estaba jugando muy bien. La razón por la que lo hice fue por el gran equipo que teníamos, ya que veníamos haciéndolo desde la temporada pasada. También fue mi conjunto favorito, en el que estábamos todos y me conocían y me ayudaban. No lo hubiera logrado sin ellos. Además, el equipo ganaba, que es lo más importante. Si no ganás, nada de lo otro sirve, ¿me entendés?
- En esa etapa también obtuviste la nacionalidad jordana, ¿qué fue lo que más te sorprendió de ese país?
. El básquet está surgiendo. Pusimos a Jordania en el mapa nacional a partir de lo que hicimos, debido a que el fútbol es el deporte más importante. La primera vez que fui para allá la federación no nos dio nada y tampoco querían hacerlo. Nuestro sponsor era Peak, pero no nos daban nada. Pero mejoramos eso y el país ama al seleccionado. Poco a poco vamos mejorando eso, incluso hay jugador que son originalmente de Jordania que están surgiendo internacionalmente, hay uno en Fenerbahce y dos en China.
- También tuviste la oportunidad de representar a Jordania en el Mundial de China 2019, ¿qué se siente representar a un país en un torneo de esa magnitud?
. Fue excelente, y nos brindó la oportunidad de competir contra jugadores de renombre internacional de la NBA y de las principales ligas del mundo. Personalmente fue un gran escenario, y me gustan los grandes escenarios más que ningún otro. Esa fue la mejor parte para mí.
- Volviendo a 2017, ese año llegaste a San Lorenzo, ¿necesitabas dar un paso adelante en tu carrera?
. Definitivamente. A pesar de que amaba Estudiantes y la ciudad de Concordia, San Lorenzo era el siguiente paso para mí. Fue un gran paso y creo que cada liga tiene un equipo al que todos quieren llegar. Eso fue el equipo porteño para mí.
- Llegaste al club con Justiz Ferrer, ¿se te hizo más fácil la transición con él a tu lado?
. Él es como mi hermano menor ja. No habla inglés así que no nos hablamos mucho, pero nos entendemos muy bien. Él vino porque yo vine y es familia. Tuve la chance de verlo crecer, puesto que cuando llegué a Estudiantes estaba recién desarrollándose y era apenas su cuarto o quinto año jugando al básquet. Era decente, pero no era tan bueno. ¡Y ahora está en la ACB! Es un grande.
-¿Qué es más difícil, ser el mejor de un equipo normal o el mejor del mejor equipo?
. Ambos. Porque cuando, por ejemplo, estaba en Estudiantes era más complicado ganar. Por otro lado, con San Lorenzo es difícil porque tenés que ser el mejor todo el tiempo. Tenemos grandes jugadores. En la plantilla hay diez integrantes que pueden ser titulares en cualquier otro conjunto y eso es especial, pero también complejo, porque hay que competir con ellos todos los días. En el banco hay jugadores que saben que pueden ser mejores que vos y que quieren enfrentarte en todos los entrenamientos. Antes estaba Donald Sims y ahora Luciano González. Ellos también quieren jugar y es una sana competición.
- En San Lorenzo siempre tenés que ganar y no hay margen para equivocarse, ¿cómo te preparás mentalmente para eso?
. Como te dije, es muy duro. Muchos jugadores no lo entienden hasta que llegan a San Lorenzo. Eso me pasó a mí. Por ejemplo, cuando estaba en Estudiantes los observaba y sabía que estaban matando a todos, pero cuando llegué sentí que es todo un crecimiento lento. Digo, estamos ganando y jugando duro, pero los equipos también lo hacen y todos nos quieren ganar. Es sumamente complicado. Al arribar pensé que todo iba a ser más fácil, pero es lo contrario. Los rivales quieren hacer sus mejores partidos ante nosotros y debemos estar preparados para eso. No hay juegos en los que te podés relajar y eso es extremadamente difícil de mantener.
-¿Cómo te mantenés hambriento tras haberlo ganado todo?
. Es algo que me pregunto todo el tiempo. A veces digo que ya gané uno y no necesito más, después dos y así sigue. Todo pasa por el juego. Cuando estoy en la cancha quiero llevarme la victoria y no me gusta para nada perder. Ese sentimiento de derrota lo detesto. Cuando otros equipos nos ganan lo festejan mucho y eso me motiva, me mantiene despierto para seguir ganando y evitar eso.
- En una entrevista pasada dijiste que tu papá te decía que siempre habría alguien en las tribunas que te estaría mirando por primera vez y que, seguramente, jamás te vuelva a ver de nuevo. Esa es una mentalidad similar a la de Michael Jordan, ¿lo notaste alguna vez?
. Ese es mi motor. Mi deseo es que al verme digas: “Oh, sí". Quiero que digas que viste a Dar Tucker y que fue divertido. Creo que así me convertí en un jugador popular en Argentina. No sólo anoto, sino que me río, interactúo con los fanáticos y esas cosas. Eso es lo que amo. La cancha es mi lugar, mi zona. Hago lo que quiero y eso es todo. Quiero que siempre te diviertas viéndome jugar.
Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
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