Informe

Paxson: "Mi peor día fue cuando mandamos a Chapu a los Kings"

17:02 11/05/2020 | El 18 de febrero de 2009, minutos antes de salir en colectivo para visitar a Milwaukee, Chapu fue llamado a la oficina de John Paxson para anunciarle que lo pasaban a Sacramento. La historia.

foto NBA
Fragmento de El Chapu, Memorias de un Guerrero, donde se cuenta toda la historia de aquel día maldito.
 
Luego de mínimas vacaciones tras los Juegos de Beijing 2008, Chapu viajó a Chicago con tiempo para sumarse al equipo del nuevo coach, Vinny Del Negro. Empezó a entrenar, pero la rodilla le dolía. Y como los estudios no marcaban una lesión crónica o traumática, Andrés siguió practicando y jugando. “Me costó muchísimo empezar la temporada. Y la terminé mal. Recién pude solucionar el tema en el receso siguiente. Durante el año no pude hacer nada. Quería saltar y se me aflojaba la pierna, por ahí un partido estaba bien y no me dolía, en otros no podía ni pisar. De repente la iba a volcar y se me vencía la rodilla. Era una situación muy incómoda”. 
 
La campaña empezó a los tumbos para los Bulls. Del Negro no era Skiles y, como Nocioni estaba muy relacionado al técnico despedido, nunca fue de sus preferidos. “Yo era jugador de Skiles. Y Del Negro tenía a sus jugadores. Es normal que eso pase. No fui jugador de él, pero me respetaba mucho”. Ese año, Chicago se quedó en el draft con una de las perlas de la NCAA: Derrick Rose.  “Me encantaba jugar con Rose. Cuando coincidía con él estaba chocho. Fui uno de los primeros, creo, que empezó a entender cómo jugaba. Me abría la cancha y yo estaba feliz, pero el problema es que no estaba bien físicamente”. 
 
En un momento del año, Nocioni, cansado por una racha de partidos perdidos y porque a varios de sus compañeros no parecía importarle, se despachó con una frase en una entrevista con un medio de prensa argentino que le terminó jugando en contra: “Chicago es una banda”. Lo reconoce Andrés: “La verdad es que hablé al pedo, porque esas palabras llegaron a Chicago y se pensó que yo no estaba contento ahí. Encima no estaba jugando bien y tenía el problema de la rodilla. Entonces pusieron todo sobre la mesa y, como tenía valor de mercado en ese momento, se movieron”. 
 
Para Nocioni, esa temporada tiene un día D: 18 de febrero de 2009. El 12, 6 días antes, Chicago había perdido de local ante Miami 95-93, con baja participación del argentino. La situación de los Bulls era complicada, con récord de 23-30, cada vez más lejos de la chance de alcanzar los playoffs. El 19 era la fecha límite para traspasos y el 18 debían visitar a Milwaukee, único viaje que hacían en colectivo por la escasa distancia (150 kilómetros). “Tenía sospechas de que podían traspasarme. Se había hablado de Boston, incluso hubo conversaciones, pero los Celtics no habían retenido a James Posey por lo que pedía, que era lo mismo que tenían que pagarme a mí, y no les cerró”.
 
Chapu hizo la práctica de la mañana del 19 con sus compañeros, se duchó, se cambió y enfiló para el colectivo que los llevaría a Milwaukee. “De repente, me tocan la espalda. Era Fred Tedeschi, el trainer del equipo, que hacía las veces también de delegado. Y me dice que John Paxson quería hablar conmigo. Le noté la voz diferente y ahí me dí cuenta que pasaba algo. Me llevaba muy bien con él. Cuando iba caminando para la oficina iba pensando ‘ojalá sea Boston o algún equipo competitivo’. No me volví loco. Mi agente me había dicho que también había escuchado rumores de conversaciones con Sacramento, que tenía mucho espacio salarial y quería reconstruirse, pero también de los Lakers y otros. La realidad es que me habían ofrecido en todos lados. Cuando entro a la oficina de Paxson, se levanta, viene, me abraza y me dice ‘I’m sorry Noch’ (Lo siento). Me siento y le tiro ‘no me digas que me transferiste a Sacramento’. Me dice que sí y me explica que con Miller y Salmons (los que llegaron por el canje) iban a estar mejor, que me habían notado que no estaba tan cómodo y que tenía un valor de mercado que tenían que aprovechar. Y enseguida me dice que tenía que ir a mi casa a cambiarme porque a la tarde tenía que tomarme un avión a Sacramento. Le agradecí por haberme dado la chance de jugar en la NBA, por firmar un contrato que nunca me había imaginado en mi vida y por todo lo que había hecho por mí. Yo sabía que en Sacramento iba a terminar jugando, así que eso no me afectaba". 
 
En Milwaukee, en ese mismo momento, una persona esperaba el juego Bucks-Bulls: Adrián Paenza: “En un momento me llama y le digo que estoy en Milwaukee. Y entonces le pregunto dónde estaba. Y me dice: en Chicago, me transfirieron a Excremento. Me volví, fui a la casa y nos quedamos charlando como hasta las 2 de la mañana. Nevaba mucho. Fue un día particular, porque cuando me fui, choqué. Salí a ver cómo había quedado el auto, me caí y me fracturé el brazo”. 
 
Sigue Andrés: “Lo que más me preocupaba era mi familia. Ya tenía a Laureano más grande (4 años), a Benicio chiquito y era un cambio grande. Cuando llegué a mi casa, mi mujer estaba preparándose para salir con Lidia y cuando me vio entrar, se quedó seria. No entendía qué pasaba. Y ahí le dije ‘flaca, me transfirieron a Sacramento’. Fue todo un problema, porque Paula es una fanática del orden y se volvió loca al principio”. Paula lo reconoce: “Estaba en un sillón, frente a la computadora, amamantando a Benicio. Chapu se había ido, supuestamente, de viaje. Ese día lo veo aparecer por la puerta. Nunca se olvidaba nada, entonces lo primero que pensé fue que se había lesionado, porque se entrenaban antes. Y me dice ‘me cambiaron a Sacramento’. Me quedé congelada.¿Y yo, la mudanza, Lidia? Estuve una semana con esta mujer acomodando lo que podía. Tuve que preparar lo urgente, bicicletas y juguetes de los nenes y una valija con ropa de los chicos. Lo básico”. 
 
“Yo armé un bolso lo más rápido posible y me tomé un avión directo a Dallas, donde jugaban los Kings el siguiente partido. Ellos llamaron a Adidas, que me mandó zapatillas con los colores de Sacramento directamente a Dallas y debuté contra los Mavs jugando 30 minutos. El tema es que los Kings eran uno de los peores equipos de la NBA. Yo pensé que después se podía reconstruir el equipo, aunque no era lo que más me atraía a mí. No me interesaba estar otra vez en un proceso de esos como con Chicago”. Los Bulls, de hecho, armaron una segunda reconstrucción, ya que completaron en dos días negociaciones que trajeron al equipo a cinco jugadores (Brad Miller, John Salmons, Tim Thomas, Jerome James y Anthony Roberson) y dejaron ir a otros tantos (Nocioni, Drew Gooden, Michael Ruffin, Cedric Simmons y Larry Hughes). “Chicago hizo un buen negocio en el canje, porque se llevó a Miller y Salmons, que estaba en un muy buen nivel, y se terminó metiendo en playoffs. A mí me perjudicó más la salida de Skiles que la lesión para terminar yéndome de Chicago. Scott me hubiese aguantado con la rodilla hasta que me pusiera bien. Chicago, de hecho, me renueva por pedido de Skiles”.  
 
John Paxson, años después, recuerda el momentp: "Fue uno de los peores días de mi vida, porque no era algo que quisiéramos hacer. Él representa mucho para nuestra organización. Desde lo competitivo, hubo pocos jugadores como él". 
 
Fuente: 
El Chapu, Memorias de un guerrero

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