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Los Pistons afrontaron el inicio de la serie contra Milwaukee con la baja de una pieza clave del sistema, ya que horas antes al Juego 1 se hizo oficial la ausencia del interno Blake Griffin. Escenario complicado de antemano para el equipo de Dwane Casey, que además se agravó con la descalificación de Andre Drummond por impotencia, cuando promediaba el tercer cuarto y estaba siendo dominado por la bestia griega. Estos detalles terminaron de conformar una noche negra para Detroit, que terminó perdiendo 121-86 ante unos Bucks encendidos, que plasmaron en cancha los motivos por los que se quedaron con el mejor récord de la fase regular.

Quien aprovechó todos estos contratiempos fue el propio Antetokoumpo, quien desplegó toda su potencia imparable en apenas 23 minutos en cancha, lapso en el que totalizó 24 puntos, 17 rebotes, 4 asistencias y 1 robo; además, descansó durante el último cuarto, una posibilidad casi única para una estrella dentro de la postemporada. Los Bucks establecieron una diferencia de 17 puntos en los primeros seis minutos del encuentro y culminaron el primer cuarto 38-18 arriba en el marcador. Ya en aquel momento había olor a partido liquidado, algo que se solidificó con el transcurso del juego, en el que los dueños de casa llegaron a abrir una brecha de 43 puntos.

Además de la tarea de Giannis, Milwaukee encontró el aporte efectivo de varios elementos del plantel: George Hill sumó 16 puntos (54.5 por ciento de campo), Eric Bledsoe 15 (55.6 por ciento de campo), mientras que Brook Lopez llegó a los 14 (57.1 por ciento de campo). Tal como Giannis, la totalidad de la primera unidad disputó un promedio de 25 minutos en cancha. Por el lado de los Pistons definitivamente no salió nada de lo planeado, al margen de las diferencias de talento que existe entre las plantillas. El más destacado fue Luke Kennard, con 21 puntos y 4 rebotes.