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La épica coronación de Florida Gators en la NCAA no solo fue un hito deportivo: fue una victoria ideológica. Mientras otros programas universitarios seducían a jóvenes con cheques de NIL, Florida tejía su éxito con la materia prima de los datos. Bajo el mando del entrenador Todd Golden y su mano derecha, el estratega analítico Jonathan Safir, los Gators construyeron su equipo con un enfoque Moneyball que despreció las estadísticas convencionales y priorizó métricas avanzadas a la hora de seleccionar jugadores. En tres temporadas, pasaron de 16 a 34 victorias, culminando con el título nacional ante Houston (65-63).

El caso de Walter Clayton Jr. lo resume todo. Promedio de 24.6 puntos en el March Madness, fue héroe en la Final, y vivio un pasado en el que ni siquiera era considerado una promesa de básquet. “Gordo, lento, no sabe tirar”, dijo Rick Pitino al verlo por video en 2020, cuando apenas entraba a Iona. Hoy, es el alma de un campeón nacional. Como él, otros talentos “invisibles” fueron reclutados no por renombre, sino por sus indicadores de impacto: Will Richard, un subestimado transfer, fue clave con 18 puntos y 8 rebotes en la final, y Alijah Martin otro valuarte vital para Golden también llegó con cero estrellas desde secundaria.

Detrás de escena, Safir ajustaba cada engranaje. Director de Estrategia y Analítica, lleva seis años trabajando con Golden —primero en San Francisco, ahora en Florida— y será ascendido a asistente técnico la próxima temporada. Su obsesión: traducir grandes volúmenes de datos en decisiones simples y efectivas. “No le decimos al jugador que el rival es 38% yendo a la izquierda. Solo le decimos: es mejor por derecha”, explicó. 

El modelo encontró su consagración total en San Antonio, donde Florida resistió y remontó ante una Houston sólida pero previsible. Lo de Florida fue puro control de variables, inteligencia aplicada y convicción. Como dijo el propio Safir: “Justifica todo. Demuestra que se puede hacer al máximo nivel. Construimos una potencia desde lo académico”.