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Por segunda vez en la historia del torneo de la NCAA, los cuatro preclasificados N°1 cumplieron con los pronósticos y avanzaron al Final Four. Duke (35-3), Florida (34-4), Auburn (32-5) y Houston (34-3) no solo impusieron su jerarquía en cada instancia, sino que lo hicieron con un dominio pocas veces visto.

Las semifinales presentan duelos de alto voltaje. Por un lado, Auburn, el campeón de la temporada regular de la SEC, enfrentará a Florida, que se quedó con el torneo de conferencia. Los Tigers llegan en su pico de rendimiento tras superar a Michigan State (70-64) en Elite Eight, mientras que los Gators cuentan con Walter Clayton Jr., el jugador que definió partidos ante UConn (77-75) y Texas Tech (84-79) con sangre fría. En la otra llave, Duke se cruzará con Houston. Los Cougars, expertos en rebotes ofensivos y puntos en segundas oportunidades, representarán el desafío más complejo hasta ahora para los Blue Devils.

Si las cifras marcan tendencias, estos equipos llegaron al Final Four con credenciales incuestionables. Duke dominó una ACC en decadencia con un diferencial de +434 en 20 partidos, mientras que Houston se coronó en la exigente Big 12 con cuatro juegos de ventaja sobre su escolta. Auburn y Florida, en tanto, sobrevivieron a la SEC, la conferencia más competitiva del año. 

Duke parte como el gran candidato. Jon Scheyer ensambló el equipo más talentoso de los Blue Devils en más de una década, superando incluso al de Zion Williamson y R.J. Barrett en 2019. La combinación de talento joven, con Cooper Flagg, Kon Knueppel y Khaman Maluach como futuros picks de lotería, desafía la creencia de que los planteles llenos de freshmen no pueden ganar en la era de los super seniors. Sin embargo, antes de pensar en el título, deberá vengar la eliminación del año pasado ante Houston en el Sweet 16.

Con un escenario histórico en San Antonio, el torneo de la NCAA se prepara para un Final Four sin fisuras. Por primera vez en 17 años, los cuatro mejores equipos de la temporada regular se medirán en la misma instancia, una rareza en un campeonato repleto de sorpresas.