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Por primera vez en los últimos años y tras varias temporadas de pelear por la permanencia, Boca Juniors ha conseguido armar un equipo realmente competitivo y que al menos en la previa, aparece como uno de los planteles de mayor jerarquía del certamen. Con las llegadas de dos figuras como Flor y Rivero, más otros buenos jugadores de rol como Konsztadt, Johnson y Sandes, el Xeneize está preparado para dejar atrás las frustraciones y volver a un lugar de privilegio dentro de la Liga.

Ofensivamente, los de Narvarte presentan una interesante cantidad de variantes. La primera opción del ataque será Flor, quien ha dado ya suficientes muestras en Quilmes de poder cumplir con esa función a la perfección. A su vez, también será importante el protagonismo de Rivero, quien viene de una excelente 2017/18 en Estudiantes, mostrando un progreso enorme en su juego, que lo ha llevado a ser fichado por el Burgos de la ACB (llega a Boca a préstamo por un año). Pero ellos no estarán solos: Boccia es de los mejores aleros del torneo, Konsztadt es un base extremadamente sólido que ya ha tenido éxito en el pasado con este entrenador (finalistas con La Unión), Johnson es muy eficiente dentro de su rol y Sandes es el mejor nacional interno a la hora de la lectura y generación de juego.

Un posible punto flaco para el equipo será el tiro externo, no necesariamente porque le falten jugadores que prueben desde esa área, sino porque parecen carecer de un gran especialista con el disparo a pie firme. Sus mejores tiradores toman buena parte de sus lanzamientos en movimiento y como es lógico, sus porcentajes son algo más irregulares. En este sentido, será clave el aporte desde el banco de Sansimoni (42% en triples en la última Liga) y de un Cavallero que ha demostrado tener muy buena mano, tanto en la LDD como en sus limitadas participaciones en la máxima categoría. Un punto a favor de Boca: aún si no está entre los mejores de la competencia desde el perímetro, podrá seguir disfrutando de un buen promedio anotador, gracias a sus buenas opciones de poste bajo (Boccia, Rivero, Johnson, Sandes) y sobre todo, al hecho de contar con dos de los jugadores más determinantes en transición de la 2017/18.

De todas formas, quizá la gran virtud que parece tener el conjunto de Narvarte pase por su balance. A diferencia de otros equipos en los que es más sencillo determinar en qué costado de la cancha será más fuerte, Boca también tiene material para ser una buena escuadra defensiva. Con una mediacancha veloz e intensa, buenos aleros marcadores como Boccia y Gargallo, sumados a internos fuertes y con buena capacidad rebotera, no hay motivos para imaginar a los de la Ribera lejos de los mejores promedios de la competición en este campo.

Por último, el factor que podría terminar de determinar para qué está realmente este Boca, pasa por su profundidad. En principio parecen estar por debajo de otros candidatos en ese aspecto, encarando el Súper 20 con una ficha mayor menos o dos en caso de que Aprea finalmente no sea parte del plantel. Lo positivo es que esto lo compensan con dos U23 con mucho rodaje de Liga como Gargallo y Sansimoni, un Cavallero que está listo para dar un salto de calidad y un par de juveniles que también pueden ganarse algún minuto (Barreiro, sobre todo). Si esta segunda unidad logra que no se resienta la salida de los iniciales, estaremos en presencia de uno de los candidatos a pelear en la parte superior de la tabla.