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Más allá de que no viene de una buena Liga, quedándose incluso afuera de los playoffs, Quilmes se había acostumbrado en los últimos años a ser un equipo competitivo, con algunas figuras (Vildoza, Flor, Baxley) que jerarquizaban su plantel. Sin embargo, la historia es muy diferente de cara a la 2018/19, en la que sus problemas económicos lo han llevado a perder a varios jugadores y encarar la temporada con un plantel muy joven y con apenas siete de las diez fichas disponibles (siete mayores y ningún U23).

Sin un goleador natural, sin jugadores extranjeros y con un banco con poco recambio (sobre todo en el perímetro), está claro que los marplatenses tendrán claras limitaciones ofensivas. En el quinteto inicial se espera que haya tres jugadores que vienen de jugar la pasada campaña en la segunda categoría (Tantos, Ortiz y Morales), mientras que Mateo Bolivar y Omar Cantón deberían ser las principales referencias anotadoras del equipo. Los dos tienen buena capacidad en ataque, aunque no están acostumbrados a ser la primera opción de un conjunto de Liga, por lo que habrá que ver cómo se adaptan a ese rol. Cantón, en particular, viene de una excelente 2017/18, en la que terminó como el segundo jugador más eficiente de la competencia, con un True Shooting Percentage de 69,8% (porcentaje formado con las medias en dobles, triples y libres).

Para que Quilmes logre exceder las expectativas, será fundamental que encuentren algún aporte de sus juveniles, quienes seguramente tendrán muchos más minutos que en temporadas anteriores. Jugadores como Víctor Fernández o Juan De La Fuente deberán ganarse un lugar en la rotación de Bianchelli y darle algo de descanso a los tres externos titulares, quienes en principio, no tienen ningún jugador de experiencia para reemplazarlos. En el juego interior hay mayores variantes, con Maciel y Vasirani, dos jugadores físicos que complementarán el estilo más anotador/tirador de Morales y Cantón.

Si en los últimos años Quilmes podía dar algunas ventajas en defensa, debido a todo su talento en ataque, es un hecho que esa realidad ha cambiado rotundamente para la 2018/19. El Cervecero deberá ganar sus partidos en este costado, buscando compensar con velocidad e intensidad, su falta de estatura en el perímetro, rebote y rotación corta. Sin un marcador dominante, el esfuerzo tendrá que ser colectivo para lograr mantenerse a flote.