La emoción que genera la realización de un FIBA Américas siempre es algo único, y en esta ocasión, en el caso de los argentinos, la adrenalina es mucho mayor a la de otros torneos si es que se recibe en casa. En un año donde Argentina se ha transformado en sede de varios certámenes internacionales tanto en la rama masculina como en la femenina, en esta oportunidad estaremos ante la Americup Femenina, la nueva prueba de fuego para las Gigantes del seleccionado de Cristian Santander. A diferencia del masculino que tendrá sus ventanas, las chicas tendrán esta Copa América para ganarse un lugar en el Mundial de España del 2018.
La espera llegó a su fin y la selección argentina tendrá que rendir exámenes de enorme dificultad. La localía de estar en casa, ante su gente y con Obras Sanitarias como escenario, puede llamarse una ventaja desde el estado anímico, algo definitivamente fundamental, pero por su parte también hay que tener en cuenta el factor exclusivamente deportivo, donde lo técnico-táctico y el nivel tendrá su peso. La combinación de estos aspectos será clave para conseguir uno de los tres boletos clasificatorios al Mundial.
Y Argentina llegará al torneo con una base de trabajo la cual se ha estado desarrollando en los últimos años. Quizá haya varias caras nuevas porque de hecho hay 3 jugadoras que harán su debut con el seleccionado mayor (Durso, Aispurúa y Marchizotti, y hasta también se podría contar a Julieta Armesto que solamente disputó los Odesur del 2014 como única experiencia en mayores), pero en este proceso también se ha optado por darle rodaje a las jugadoras jóvenes.
No es un dato menor de que la jugadora más grande sea la capitana, Débora González. Con 27 años, la Pepo jugará su octavo torneo en mayores en esta Americup, teniendo en cuenta que será su debut como capitana tras el retiro de toda una referente como Sandra Pavón. ¿La menor? Sofi Aispurúa con 22.
Si hablamos del promedio de edad, Argentina tiene una media cercana a los 25 años (24 años y 10 meses en concreto). A la ausencia de Pavón, recientemente mencionada, de últimos torneos tampoco estará la presencia de jugadoras como Gisela Vega y Sthefany Thomas. Y en la confección también hay que tener en cuenta que estuvimos en unos últimos meses accidentados ya que dos jugadoras importantes del proceso como Diana Cabrera y Vicky Llorente sufrieron lesiones que las privaron de esta cita.
Junto a González hay un total de 6 jugadoras parte de la camada que en 2009 ganó el histórico bronce del Mundial U19 de Tailandia (Pepo, Durso, Boquete, Burani, Santana y Nacha Pérez), donde también se podría agregar a Maqui Rosset que fue parte del proceso a pesar de no ir a aquella cita por lesión. El resto son jugadoras de otras camadas más jóvenes, porque Gretter y Fiorotto vinieron después, y más jóvenes aún son pibas como Aispurúa, Mara Marchizotti y Juli Armesto. En definitiva, estamos ante un grupo joven de edad, parte de la renovación pero también de un proceso y de jugadoras que vienen hace muchos años en la órbita de la selección.
¿Y cómo se combina esa juventud con la experiencia? La lectura es sencilla porque estamos en presencia de un seleccionado con recorrido. Gretter, Pepo, Burani, Boquete, Santana y Rosset son números fijos de los últimos años, arrojando el dato de que desde el último Preolímpico de Edmonton y posterior Repechaje de Nantes se repiten siete nombres (a las mencionadas se le debe agregar el caso de Fiorotto).
Hablamos de un grupo de importante experiencia pero que también es parte de un proceso de renovación casi constante ya que para este ciclo con vistas al mundial hubo varias pibas concentradas que son de las camadas más jóvenes. ¿Cómo saberlo? Porque en la preselección que estuvo hace un mes en San Luis también estuvieron chicas como Julieta Mungo o Agustina Leiva (Florencia Chagas fue convocada también pero no acudió por estar en el Sin Fronteras) y en los amistosos de Minsk estuvieron otras como la mencionada Llorente, Zulema García León e Inés Orselli.