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La historia menos conocida en la carrera de Michael Jordan

16:24 06/12/2020 | El escolta de los Bulls se fue a Europa por un gira con Nike y disputó un amistoso en Italia. Lo que ocurrió aquel día rozó lo inverosímil.

Jordan en aquella noche italiana (Foto: Basketball Network)

Michael Jordan acababa de terminar su temporada de novato con los Bulls en 1985 cuando decidió tomar un vuelo internacional para una gira europea con Nike. El 23 posó con la Torre Eiffel de fondo en París y realizó una sesión de entrenamiento con basquetbolistas jóvenes en Londres.

No solo eso, también llegó a la ciudad de Trieste en el noreste de Italia para disputar un amistoso con dos clubes del lugar y eso pasó a producir uno de los grandes momentos olvidados y más desconocidos de su carrera.

La fama del escolta estaba comenzando a despegar cuando llegó a Europa. Había ayudado a North Carolina a ganar el campeonato de la NCAA en 1982 y se colgó una medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles con el seleccionado norteamericano. En 1984. Michael acababa de ser nombrado novato del año con los Bulls, y estaba a un mes de lanzar las legendarias Air Jordan 1 con Nike.

A punto de convertirse en una de las personas más reconocidas del mundo, Jordan se puso la naranja y negra del Stefanel Trieste y anotó 30 puntos contra la Juve Caserta en el amistoso, demostrando que su talento no era cosa de fotos y relatos inverosímiles. Este era el mejor jugador del planeta en la cima de su atleticismo, con resortes en sus piernas y una agilidad increíble que le permitía hasta leer un libro en el aire. Un joven Jordan se definió por su gracia atlética más que por su poder, pero los dos dones se unieron para un momento increíble en la tierra de la pizza y las pastas.

Al final del partido, Jordan atacó el aro en transición y despegó para hacer una demencial volcada. La fuerza de su acción fue tal que hizo añicos el tablero, enviando cristales a todas partes mientras el juego se detenía para limpiarlo todo.

“El vidrio estaba por todas partes. El tablero estalló. Miré sus ojos, sus oídos... buscando pequeños trozos del mismo. En el momento, fue salvaje. Fue un poco aterrador, porque no sabíamos hacia dónde iban los pedazos. Estaban jugando y luego llegó ese instante. No conozco ninguna situación en la que uno pueda detectar que haya sucedido algo de otro mundo, pero ese se ha convertido en algo grandioso. Para MJ, sin embargo, fue solo un momento en el juego", comentó en una charla el vicepresidente de Jordan Brand, Howard White, quien presenció en persona la historia.

Luego llegaron los seis anillos con los Bulls, el imperio de su propia marca dentro de Nike, los Hornets y su presidencia, Last Dance y muchos otros logros más. Pero todo quizás empezó en aquella aventura europea, donde Michael les dijo a todos quien era, haciéndose entender con su propio idioma, el del básquet y el dominio a través del mismo. Suntuoso, devastador y arrollador, sin control y con un ruido ensordecedor.  

 

 

Ignacio Miranda/ [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @nachomiranda14

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