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No seremos muy originales armando este informe especial sobre Eslovenia, aunque sí esperamos serlo desde el punto de referencia que tomaremos de los europeos para el análisis: su poderío ofensivo y la efectividad que viene mostrando en sus posesiones desde el Repechaje Olímpico de Kaunas. 

Eslovenia jugó en Lituania 4 partidos, los ganó todos, y anotó a escalas inéditas en el básquetbol FIBA: 118 puntos a Angola, 112 a Polonia, 98 a Venezuela y 96 a Lituania. Promedio, 106 puntos por partido. Pero no es ese dato lo que más sorprende desde lo estadístico, sino la eficiencia de su juego. 

Convenimos que Luka Doncic es un jugador que hace todo a una velocidad que parece slow motion, pero sin embargo el balón y su equipo termina jugando bastante rápido, más allá de terminar habitualmente con una cantidad de posesiones standard. En Kaunas, por ejemplo, promedió 77 por juego, muy normal. Lo que escandaliza es es cómo usufructua cada una de ellas. 

Un número correcto de puntos por posesión ronda el 1. Una media de 1.05, 1.10, es buena y más alta, muy buena. Eslovenia tuvo en Kaunas un puntos por posesión (PPP) de ¡1.38! ¿Cómo llega a semejante número? Principalmente, con una efectividad en los lanzamientos asombrosa, que se origina en su excelente manera de correr la cancha, en su transición, en su juego de pases, en sus tremendos tiradores y en el ritmo que le da Doncic, en cómo el de los Mavs alimenta a todos para que terminen tomando buenos lanzamientos. Ah, y en lo fundamental: la confianza. 

Esta estadística es la que más revela lo que es Eslovenia. En Kaunas tuvo 8 jugadores con 7 o más puntos de media y los 12 jugaron entre 8 y 26 minutos. No cambia demasiado en Tokio, aunque aquí hay más participación central de Doncic, pero miremos los promedios. En los dos partidos que lleva jugados, tuvo uno con exageradas posesiones (Argentina, 97) y otro normal ante Japón (80). Su PPP apenas bajó a 1.34 (en pocos partidos es más potable que se den números altos, pero ya estamos contando 6 y el promedio es 1.36), y ahora son 6 los jugadores con 6.5 puntos o más, con Luka en modo Dios (36.5 puntos, 9.0 rebotes y 6.0 asistencias).

Tanto en Kaunas como en Tokio, los números se sostienen por una impresionante cantidad y porcentaje de triples. En Kaunas tiró 60/130. Esto es, metió 15 triples por partido con una efectividad del 46.2%, y en dobles fue todavía más destructivo: 88/150, 59%. Una bestialidad. En Tokio no ha decaído, aunque cayó un poco en porcentaje en triples (31/82, 37.8%, pero lo subió en dobles, con 54/82 (66%). 

La otra parte de esta historia es lo que le permite a los demás en estos mismos rubros, porque además, Eslovenia defiende. Sumando los 6 partidos que analizamos, los eslovenos (que anotaron 109.7 puntos en esos juegos), permitieron 80.2 (casi 30 puntos de diferencia), y dejaron a sus rivales en 0.98 de PPP, contra 1.36 propio. En tiros de 3, permitieron el 31.4% en triples y 48.8% en dobles. Excelentes perfomances todas.

Para poner en perspectiva lo de los PPP de Eslovenia (1.36), digamos que el Dream Team de 1992, el mejor de todos, terminó en Barcelona con un PPP de 1.34. Y que en este torneo, el que marcha segundo es Estados Unidos, con 1.22, y luego Italia, con 1.21. Argentina tiene 0.97, solo por encima de Irán (0.88) y Nigeria (0.93). 

En definitiva, Eslovenia viene destacándose con números difíciles de mantener. El punto es que los mantiene, y las cosas que se incorporan a la confianza, rompen cualquier barrera matemática. Eslovenia hoy tiene una capacidad anotadora totalmente inusual para el básquetbol FIBA. Doncic les da el aura que hace que los demás aumenten su autoestima. Se lo creyeron. Y para que no se lo crean más, alguien tendrá que voltearlos. No asoma fácil. Para nadie.