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ESTADÍSTICAS ACUMULADAS

Es difícil catalogar la temporada de Regatas, ya que desde los objetivos iniciales, el equipo estuvo lejos y en varios aspectos, decepcionó. Sin embargo, su gran cierre de fase regular y la barrida en los playoffs ante Quimsa, el último campeón, hace que al menos la campaña sea meritoria desde el caracter demostrado para salir de una situación muy difícil.

"La sensación que tenemos en Regatas ha sido muy positiva, no solamente por el resultado final sino por el desarrollo de la temporada, por cómo comenzamos, por las adversidades que tuvo que sortear el equipo, por lo profundo que caímos en el comienzo del 2016 después de tener uno de los cuatro mejores récords de la Liga a finales del 2015", analiza Nicolás Casalanguida.

"En un momento parecía muy difícil salir de esa situación de lesiones y cambios continuos, pero con mucho esfuerzo de todos los que formamos parte del club, más el apoyo increíble de la gente, pudimos revertir una situación que parecía casi imposible", agrega el DT.

La victoria que confirmó la barrida ante Quimsa

Regatas tuvo una primera mitad de torneo irregular (al menos para su potencial), pero los verdaderos problemas empezaron en el 2016: estuvieron varias semanas sin ganar, con salidas de extranjeros y lesiones de nacionales importantes en el medio. Los correntinos parecían destinados a terminar sufriendo incluso por su Permanencia, algo impensando por los nombres propios del plantel.

Sin embargo, una vez que ganaron cierta estabilidad con los nombres y sobre todo, se vieron a tiro del sexto puesto, el equipo cambió su imagen. Los de Casalanguida ganaron los partidos que tenían que ganar en el cierre de la Liga y consiguieron una agónica clasificación a la postemporada.

Y no se quedaron ahí: en la primera ronda barrieron al último campeón, Quimsa, ganando incluso dos partidos en Santiago del Estero, a pesar de perder en el primero a su pivote titular (Lang). Luego quedaron eliminados con La Unión, pero aquel 3-0 sobre los de Santander fue la coronación de un último mes de torneo que terminó salvando, al menos en parte, lo sufrido durante la competencia.

Hay varios razones para explicar porque Regatas tuvo la Liga que tuvo. Lo cierto es que las lesiones no ayudaron en lo más mínimo, perdiendo durante períodos prologandos a figuras como Paolo Quinteros y Martín Leiva (sólo jugó 28 encuentros). Además, les costó encontrar una producción sostenida en sus extranjeros, utilizando a ocho foráneos diferentes (seis de ellos en el juego interno).

De todas formas, el esquema original pensado por el cuerpo técnico y la dirigencia, no acabó funcionando. Cuando no estuvo Quinteros, les costó encontrar segundas o terceras opciones de goleo (sacando a Paolo, nadie superó los 12 puntos de promedio), no fueron fuertes en defensa y terminaron con ciertos huecos claros en su segunda escuadra.

Además, algunas de sus apuestas firmes en el mercado pasado, por una razón u otra, no rindieron al nivel de lo esperado. Leiva tuvo la mala suerte de lesionarse y perderse más de la mitad del año, mientras que Scala fue importante en algunos pasajes, aunque en el cierre, el equipo rindió mejor con Martínez como organizador natural.

La realidad es que Regatas fue uno de los tantos equipos que por nombres, se armó para pelear arriba, pero que nunca logró encontrar la mejor química entre sus piezas. Los correntinos tuvieron varios equipos distintos dentro de la misma Liga, tanto en nombres como en estilo y más allá del mérito su sprint final, el balance general no fue el esperado.

LA FIGURA