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ESTADÍSTICAS ACUMULADAS

Obras amagó por momentos a ser un equio a considerar, pero le costó encontrar una regularidad y terminó muy lejos de los objetivos, siendo barrida en primera ronda por San Lorenzo. Por segunda Liga consecutiva, un grupo similar de jugadores se queda corto de las expectativas, no pudiendo transformar su buen plantel, en un buen equipo.

"Creo que, en general, nos ha costado ser un equipo compacto, consistente y regular", analiza Trifón Poch. "Pienso que el equipo llevó una progresión buena hasta después del Súper 4. Es más, tuvimos partidos buenos de local contra equipos importantes de la otra Conferencia. Pero la gira en la que no contamos con Wade y la lesión de Dennis Horner, quien estuvo fuera seis semanas, fueron importantes porque era el momento de crecimiento y no se pudo llevar a cabo".

"Hemos intentado hacer el mejor trabajo posible, pero evidentemente no puedo estar satisfecho", agrega el DT español. "Con el equipo no logramos progresar, no supimos ser un grupo consistente, sólido, más confiado en nuestras posibilidades, con más confianza en nosotros mismos y más duros en defensa".

Luego de un arranque de competencia con altos y bajos, lo mejor de Obras en esta Liga se vio en el inicio del 2016. Por única vez en el año, los de Poch tuvieron regularidad y lucieron como un conjunto peligroso. Sin embargo, una vez que se lesionó Dennis Horner, se vinieron abajo, perdiendo varios partidos consecutivos y quedando fuera de los cuatro primeros.

Obras nunco pudo superar el golpe de la lesión de Horner, más allá de su regreso. De aquella consistencia que mostraron en el arranque del 2016, nada quedó. Los capitalinos volvieron a dar muchas ventajas defensivas, no tuvieron la profunidad en el banco de otros momentos de la competencia y terminaron con su punto más bajo, siendo barrido por San Lorenzo en la primera ronda.

Analizando el juego de Obras, está claro que el mayor problema estuvo en el costado defensivo. El Tachero finalizó 18° entre 20 equipos en su propio campo, una marca difícil de explicar si tenemos en cuenta que contaron con varios buenos defensores individuales. Lo cierto es que por una cuestión u otra, nunca mostraron una marca sólida y segura, algo indispensable para tener éxito en este torneo.

La sensación que queda, no sólo en defensa, sino en general, es que el equipo dio bastante menos de sus posibilidades. Sea por cuestiones tácticas, anímicas o un simple tema de química, Obras volvió a reprobar varias pruebas claves, tanto basquetbolísticas, como de caracter.

En ataque, la propuesta no fue mala: un básquet dinámico, de muchas posesiones y con varios jugadores con gol en sus manos. Sin embargo, tuvieron algunos déficits claros, como los bajos porcentajes de tres (34%) y la falta de rebote ofensivo (terminaron 15° en ese aspecto).

Además, por momentos a Obras parecío faltarle un líder capaz de ponerse el equipo al hombro en sus momentos más complicados: Horner fue su jugador más talentoso, pero no siempre pesó en los momentos decisivos, mientras que ni Safar ni Fitipaldo tuvieron sus mejores temporadas.

De hecho, por momentos los de Poch fluyeron mejor con Pedro Barral, un base más natural, en el puesto de uno, que con el uruguayo. Nadie pone en duda el talento y los recursos anotadores de Fitipaldo, pero a la hora de hacer jugar al resto, todavía tiene por progresar.

Lo cierto es que Obras volvió a ser un equipo que entregó más desde lo vistoso y la ilusión que generó su potencial, que desde los resultados. La misma situación le ocurrió en la Liga pasada y para su dirigencia, seguramente será tiempo de replantear un proyecto que por ahora ha prometido más de lo que ha dado, aún con sus buenas ideas e intenciones.

LA FIGURA