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La llegada del hombre a la luna, la muerte de John Fitzgerald Kennedy y la doble vida de Harold Wilson, entre otras, forman parte de las conspiraciones más resonantes de la historia. Misterios sin resolver, hipótesis por doquier y preguntas sin responder. Cada uno de esos episodios todavía se mantienen como incógnitas. De igual manera sucedía con la noche que se perdió la pelota de la final en la que Argentina consiguió el oro en los olímpicos de 2004, la cual Emanuel Ginóbili la había reclamado personalmente cuando el partido finalizó.  

Entre abrazos y mucho amor por la victoria y la consagración, Alejandro Cassettai, el jefe de equipo, le pidió a un griego que le dé la pelota de aquella final lograda. A cambio, el de la mesa de control le pidió la camiseta de Manu. Afortunadamente, el mencionado logró el objetivo y le trajo la preciada naranja con la que Manu durmió esa misma noche, con la resaca de un triunfo que marcó un antes y un después en el país y en el mundo.  

Algunos decían que la tenía un compañero suyo de aquel seleccionado, otros decían que, al volver de los festejos, con un par de tragos de más, dos de los integrantes del equipo decidieron darle a la pelota una patada tan potente que terminó esfumándose de la Villa Olímpica. "Nunca pido nada, ni una camiseta del rival, ni me llevo la red cuando consigo un título, pero esa vez era especial", le dijo Ginóbili a un periodista de La Nación.  

Como toda conspiración, la agenda de culpables es incontable y el episodio parece que por fin se esclareció luego de que Alejandro Cassettai confesara lo que verdaderamente pasó en un avance de la película Reset de Fabricio Oberto. “Cuando estoy en la cancha estaban la pelota del juego, que la agarró un señor petiso, y otra que estaba en la de la mesa de control”, comentó el jefe de equipo. 

“Le digo que quería una pelota y él me dijo: “No, no. Si me das la camiseta de juego de Manu te la doy”. Me voy al vestuario y le digo a Manu que si me daba la camiseta se llevaba la pelota del partido. Me dijo que sí, entonces voy le entrego la camiseta y me da las dos bolas”, siguió Cassettai.   

“Como él estaba en el doping le pregunté qué hacía con la pelota y Manu me dijo que se la deje en la cama. Y yo la dejé. Y la otra es esta", confesó Alejandro mientras les mostraba la oculta naranja a Hugo Sconochini y a Fabricio Oberto.  

A pesar de eso, el asunto todavía está resolverse. Por si eso fuera poco, hace minutos el Chapu Nocioni tuiteó que no confía de la versión de los tres involucrados: “Quiero aclarar, ¡esta tercera persona que entra en juego! ¿Qué veracidad hay en la historia de las dos pelotas? ¡Ojo ese tema no es menor! Nadie, pero nadie sabía de su existencia hasta el día de hoy, al menos es sospechoso. Además, ese tercero es muy muy amigo de Hugo. Gato encerrado”.  

“Creo que tenemos que ir con un investigador privado”, respondió Oberto. ¿Alguna vez se descubrirá lo que ocurrió? Todavía no, al menos, todavía no.