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Bronny James no necesitó demostrar su valor en la cancha para romper récords en la NBA. Con apenas 18 minutos jugados en los Lakers, su camiseta número 9 ha vendido más de 500.000 unidades, generando cerca de 50 millones de dólares en ingresos. A pesar de haber sido elegido en la posición 55 del draft, su popularidad supera incluso a la de su padre, LeBron James, y a otras estrellas consagradas como Stephen Curry y Nikola Jokic. Los números marcan un fenómeno comercial que evidencia lo que realmente buscó la franquicia angelina al seleccionarlo: marketing puro y un atractivo global que refuerza la marca Lakers.

El impacto mediático de Bronny no sorprende. En su único año universitario en USC, el escolta ya acumulaba un valor de casi 6 millones de dólares en acuerdos publicitarios. Nike, Beats By Dre y Google son solo algunas de las marcas que apostaron por su imagen. Además, su influencia en redes sociales —8 millones de seguidores en Instagram y más de 5 en TikTok— demuestra que su poder comercial va mucho más allá del parqué. Los Lakers, conscientes de esto, aprovecharon la oportunidad de garantizar el espectáculo dentro y fuera de la cancha, sin importar su rendimiento deportivo inmediato.

Mientras tanto, la historia de padre e hijo compartiendo camiseta en la NBA sigue siendo un hecho histórico. Si bien Bronny no ha logrado destacar con actuaciones significativas en sus primeras apariciones, su impacto económico ya "paga" su contrato de 7,9 millones de dólares por cuatro años. Más allá de sus minutos o estadísticas, su número 9 es un símbolo de una era donde la mercadotecnia define el éxito casi tanto como los triples y las asistencias. Para los Lakers, el hijo del rey fue una apuesta barata que ya está rindiendo a niveles históricos.