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La primera definición de la temporada encontraba a dos candidatos al título, a priori, aunque algo deslucidos tras su última ventana por la BCLA, donde uno alcanzó objetivos (Boca), pero se llevó un palizón en contra frente a Flamengo, y el otro (Quimsa), volvió sin clasificación asegurada. Pero esto era otra cosa: significaba un título, y eso siempre motiva extra. Quimsa, de hecho, metió un cambio en su plantel horas antes del partido, cambiando a Pato Tabarez para darle lugar a Prince Ali. Igual, puede que Pato vuelva al equipo ya que todavía le quedan 3 cambios para hacer.

Y como buena final, el arranque fue extremadamente cerrado, defensivo y sin espacios. Hubo mucha voluntad en destruir y pocas ideas para construir -lógico en una definición-, sumado a poca eficacia, pocos pases, muchas imprecisiones y cero dinámica. Quimsa se preocupó porque Vildoza tuviera el balón lo menos posible en sus manos  o que jugara incómodo (no lo logró demasiado) y Boca parecido. No quería que Brussino moviera los hilos de Quimsa para encontrar buenos tiros. Por eso, en general, fueron tiros malos, contestados y de riesgo. 

En ese contexto, Boca (sin Piñero, lesionado), sacó ventajas con su segunda unidad (Ibargüen, Cuello), que justamente tuvo buenos porcentajes para un parcial de 8-0 que le dio 10 de luz a los xeneizes (20-10). Quimsa no podía darle velocidad al balón, hasta que en el arranque del segundo cuarto, con Sansimoni de base y Louis de 4, tuvo una ráfaga de arranque que le permitió meter un par de transiciones (una que terminó con triple de Pérez Tapia), y cuando quedó estacionado logró poner la bola en la pintura para buscar un par de tiros de frente que fueron efectivos. En dos minutos, dio vuelta el juego y se fue adelante por 1 (22-23). 

Pero nada es para siempre. Al menos, el juego se hizo un poco más vistoso y dinámico, pero ninguno de los dos equipos logró una regularidad en su juego que le permitiera controlar el partido. En general Boca mantuvo el mando del score, pero sin una solidez clara. El único que siempre estuvo lúcido fue Cuello, que con 11 puntos parecía estar en otra sintonía ante tanta traba. De hecho, fue el que destrabó el 33-33 para darle a Boca un parcial de cierre de cuarto de 9-0 para darle una buena luz ante tanta oscuridad. 

La segunda mitad mostró un poco más de espacios para jugar (no muchos), a partir del desgaste físico de ambos, con tiros abiertos más seguidos de los dos lados y mayor eficacia en ese rubro para Quimsa, que clavó 2 de manos de Brussino (1 más falta), que le permitieron ponerse en juego tras repetir la máxima en contra de -10. Romano también empezó a pesar desde el poste bajo (2 puntos en los primeros 20, 8 en el 3C) y así el juego quedó en una posesión (56-55 Boca). 

La etapa decisiva del partido también fue clásica. Varios jugadores llegaron con muchos minutos (Vildoza, Brussino, Miller, Romano), y ahí Boca sacó alguna ventaja, con Ibargüen fresco y con Vildoza descansando 3 minutos que le dieron crédito para cerrar el partido. El colombiano fue clave en lo que sabe hacer: definir corto y rápido cerca del cesto gracias a su potencia. El y Cuello, con sus rompimientos y bandejas, pusieron a Boca con máxima de 11 a 6m35s y lo quebraron.

Quimsa no tenía resto ya para intentar la hazaña ante un rival que no dejó de defender y que no se quedó cómodo por la diferencia, que llegó a ser de 18 (88-70). No hubo más respuestas. Boca lo terminó ganando 90-75 con un enorme Vildoza (24 puntos), con Cuello en altísimo nivel (22) y piezas clave en distintos momentos del juego: Ibargüen, Giorgetti e incluso Vega, en aportes intangibles. Segundo título en fila para los porteños, que necesitaban un triunfo así para recuperar la alegría.  

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