NBA

Los métodos de Popovich para reconocer los humores de Kawhi Leonard

00:19 28/06/2022 | El legendario entrenador de los Spurs debió comenzar a agudizar el ingenio para entender los estados anímicos de su futura estrella, una persona que rara vez mostraba un sentimiento.

Gregg Popovich en tiempos de Spurs con Kawhi Leonard (Foto: getty)

Los entrenadores además de saber mucho de básquetbol, deben conocer como lidiar con las personalidades de sus dirigidos y casi que tener un posgrado en manejar estrellas en el equipo. Aquellas figuras que tirarán del carro desde el talento, pero que sin son difíciles de llevar costará tener una plantilla encarrilada por detrás de su protagonismo.

San Antonio es esa franquicia, al que el mundo de la NBA, llama “aburrida” porque rara vez pasa algo desorbitado y generalmente todos viven y juegan al ritmo de Popovich; y cuando estaba Tim Duncan, al ritmo de él sobre todo cuando de entrenamiento se trataba. Tony Parker y Manu Ginóbili fueron unos lugartenientes que no se movieron ni un centímetro de su lugar, ni quisieron absorver más preponderancia de la que tenían y por eso que los Spurs con ese trío en cancha fue demoledor adentro con un juego pulcro y simple, en tanto que afuera lo de siempre, entrenar y no mucho más, cero peleas, cero chicanas, etc.

Kawhi Leonard llegó a las espuelas como una apuesta, dejaron ir a George Hill para poder quedarse con esa figura interesante, de muy bajo perfil pero que jugaba muy pero muy bien. Conforme al paso de las temporadas del número 2 en los Spurs, su juego fue mejorando de a montones y en poco tiempo se transformó en el cuarto mosquetero y su ascendencia desde el juego era cada vez mayor. Por eso que Pop tuvo que empezar a visualizar con mucho detenimiento la personalidad de su jugador joven y próxima estrella, en relación a como podía tenerlo contento y qué decirle para que tomará cosas positivas, sin caer en el elogio desmedido y sin sentido, solo para complacer.

Entonces mientras Leonard se transformaba lentamente en una estrella en el 2016, Pop advirtió algo sobre su personalidad que empezó a tener en cuenta: “Cuando Kawhi comete un error, pide muchas disculpas, no quiere defraudar a nadie. Hay momentos en los que hace algo bien y tengo que decirle ‘Eso estuvo genial, fue fantástico. Es un trabajo increíble, puedes sonreír ahora, puedes sentirte bien contigo mismo’”.

Aquello de motivarlo en una buena acción era fundamental, pero también apareció lo otro, el enojo por no disponer del tiempo de cancha del que Kawhi le gustaría, por el solo hecho de ser un fanático de jugar y competir: “Si lo sacaba demasiado pronto, por ejemplo se pondría así, mordiéndose una parte de su labio y lo que me está diciendo es ‘Pop ¿porqué me sacas tan temprano?’ Pero en realidad nunca diría eso y yo le decía ‘luego volverás a entrar’ entonces asentía y sentaba tranquilo”.

Saber manejar a tu estrella debería estar en el manual del buen entrenador, puesto que si bien no está bien consentir tanto a un jugador, tenerlo contento es parte de un todo. Pop y Kawhi fueron un matrimonio casi perfecto en sus tiempos de los Spurs, hecho a la medida uno del otro, pero cuando algo se rompió nunca más se pudo arreglar, sus personalidades no son compatibles cuando sienten que no hay confianza, la base de todo.

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