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Houston, el último tren al anillo de Charles Barkley

09:32 22/04/2021 | Así como Jordan tuvo su último baile, Charles Barkley tuvo su "The last chance", su última oportunidad de llegar al campeonato con unos poderosos, pero viejos Houston Rockets.

Houston y su Big 3 noventoso con Clyde Drexler, Hakeen Olajuwon y Charles Barkley

Bajo el contexto de que los cuidados que tenían los profesionales a mediados de los 90 no eran los mismos de lo que son ahora, sobre todo si se habla de alimentación y hábitos, Sir Charles alargó su carrera hasta donde le dio, pero nunca pudo volver a tener su mejor versión en Houston con un Big 3 tan bueno como longevo como el que conformaba junto con Hakeen Olajuwon y Clyde Drexler.

 

Tras una carrera llena de lauros individuales y cerca de conseguir un anillo con Phoenix, Charles Barkely decidió que era momento de buscar ayuda en serio, que ya solo contra Jordan no iba a poder y que el desgastante Oeste era mucho para su cuerpo maltrecho. Por eso que tras cuatro temporadas exitosas, pero sin coronar en los Suns unió sus fuerzas a otros dos veteranos en busca de su anillo perdido.

 

Houston estaba deseoso de volver a saborear el éxito de aquellos tiempos del bicampeonato y esa legendaria barrida y lección para el joven Shaquille O’Neal con su Orlando Magic en las finales de 1994/95. “Nunca subestimes el corazón de un campeón” dijo Rudy Tomjanovich luego de alzar el segundo trofeo en fila, sin saber que ese sería el último festejo y que el deseo intimo de medir fuerzas con el renovado Michael Jordan nunca se concretaría porque primero los Sonics y luego el Jazz iban a impedir eso en los dos años posteriores al título.

 

La derrota con los Sonics por 4-0 en las semifinales de Conferencia en 1995 provocó un cimbronazo en Houston y con ello la determinación de que era hora de renovar el personal, pero lejos estuvieron de hacerlo con gente joven, sino que fueron por otra estrella de las grandes en los albores de su curva descendente, Charles Barkley. Para la llegada del fornido ala pivote debieron desprenderse de dos piezas importantes y jóvenes del equipo como Robert Horry y Sam Cassell, perdiendo a un polifuncional como el excampeón con los Spurs y a un base en ascenso como Cassell, sumado también a la salida del equipo del armador titular Kenny Smith.

 

Barkley era todo lo que querían los Rockets para ser contendientes y máximos favoritos en el Oeste e ir a pelear ante Chicago, pero el personal restante a las tres estrellas no era del todo completo en cantidad y tampoco en calidad. Brent Price, el menos conocido de los Price (el otro era Mark miembro del segundo Dream Team), fue sumado para el puesto de armador, junto a un joven reclutado de la CBA como Matt Maloney, en tanto que para darle un poco más de profundidad a la rotación se hicieron de los servicios de Eddie Johnson y Kevin Willis aún seguía siendo el relevo confiable para el juego interior. Mario Elie era el otro sobreviviente del bicampeonato y que aportaba mucho con su juego físico en el perímetro.

 

En total fueron cuatro intentos de Barkley con los Rockets, pero como si fuera una canción que no tiene final y se va yendo con la disminución del sonido, su juego y físico siendo un Rocket fue desmejorando paulatinamente. A decir verdad, la primera campaña del 'gordo' junto a los Rockets fue la que valió la pena y generó ilusiones fundadas, a pesar de que dos años más tarde quien se uniría al equipo sea nada más y nada menos que Scottie Pippen, un experimento que no funcionó.

 

Volviendo a la 96/97, la temporada marchó bien, pero la química entre las superestrellas nunca pudo amalgamarse del todo, ya que en la fase regular por lesiones el Big 3 disputó solamente 42 de los 82 partidos con saldo altamente favorable de 34-8. El problema fue que quizás no compartieron el tiempo de cancha juntos necesario para afrontar un playoffs y cada vez que faltaba uno de los tres hombres fuertes, Houston se llenaba de dudas y el registro de eso apenas arrojaba un positivo 23-17.

 

Utah era la amenaza fuerte en el Oeste, nunca frenó su ritmo y sus deseos de llegar a su primer final lo ponían como un rival muy duro, además de contar con el MVP de la fase regular como Karl Malone y el cerebro siempre vigente de John Stockton. El Jazz consiguió la friolera de 64-18 para ser el uno del Oeste y adjudicarse una ventaja de localía en una posible final de conferencia ante los Rockets.

 

Las lesiones imposibilitaron a Barkley ser tan determinante como lo fue en su carrera, a pesar de que en el equipo la primera opción era Olajuwon, un centro moderno con un movimiento de pies de libro y una visión de cancha que lo hacía dominante. El oriundo de Alabama se perdió todo marzo por una lesión en la espalda y llegó con apenas diez juegos previos a la cita más importante, la postemporada.

 

Sin embargo, el corazón de Barkley y su ilusión de ser campeón no lo iban a detener o aflojar la marcha en busca del cuidado de su físico. La primera serie fue ante Minnesota que terminó con barrida y un Charles determinante con 18.3 puntos y 10.3 rebotes en 34.0 minutos por encuentro.

 

Para las semis se reeditó el duelo del año anterior y Houston tuvo revancha ante Seattle en una serie tan dura como pareja, pero que también fue mermando el físico de los jugadores de Tomjanovich, con un promedio de edad de 33 años en la plantilla, sin duda que es el más alto de la liga. Finalmente Houston se impuso por 4-3 ante los Sonics en una serie que sufrió demasiado, ya que tras los dos triunfos como visitante y un 3-1 favorable todo indicaba que se cerraba en Texas, pero los liderados por Shawn Kemp y Gary Payton levantaron y forzaron un séptimo juego.

 

En el definitorio juego el Big 3 mostró sus credenciales para ganar, Olajuwon (24), Drexler (22) y Barkley (20) fueron los líderes del triunfo de Houston que volvía a acceder a la final en el Oeste y allí lo esperaban los duros Utah Jazz.

 

Ante el Jazz fueron todos triunfos locales hasta el juego seis, los Rockets demostraron que no se los iban a llevar puestos a pesar de que en los primeros dos puntos en Salt Lake City fueron dominados. Charles Barkley venía de tener noches austeras en Utah y se recuperó como todo Houston en los juegos tres y cuatro (19.0 puntos y 16.0 rebotes) y trasladaban la serie a territorio Jazz con un quinto punto crucial para las aspiraciones de ambos equipos.

 

Karl Malone respondió con 29 puntos y fue vital para el triunfo local y quedar match point ante un equipo que veía como se le hacía muy duro ganarle de visitante al Jazz. En el juego seis, Stockton fue quien apareció en su esplendor para hacer jugar a sus compañeros (25 puntos y 13 asistencias), anular al rival como lo hizo con Maloney (0 puntos) y además decretar el triunfo con un triple sobre la chicharra en la cara de Charles Barkley.

 

Esa foto con el triple de Stockton clavando la daga puede ser la imagen de Barkley en Houston, siendo actor importante pero con un rol de reparto, sabiendo que su idea era sumar al equipo a conseguir un título que no se logró. Lo que quedó de carrera para Sir Charles fueron años de alargar su estadía, porque tras ese primer año en los siguientes tres años las posibilidades de los Rockets de ser campeones eran cada vez menores y las lesiones de Barkley fueron cada vez más frecuentes.

 

En diciembre de 1999, una rotura de ligamentos de su rodilla izquierda le puso punto final a su carrera, como una especie de crónica de una muerte anunciada, Barkley culminó su etapa como jugador sin su anillo tan deseado, pero dejando una legado exitoso con muchos puntos altos y la importancia de haber sido quien fue sin haber ganado un título. Trascendió más allá de los resultados y gracias a sus gestas, cualquier fanático de la NBA, sea de la edad que sea, sabrá quien fue Charles Barkley.

 

Mauro Osores / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @osoresmauro

 

 

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