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Noviembre del 2011. Un estado situado entre las calles Garay y Santiago del Estero. Mar del Plata la ciudad y el testigo fehaciente del hito. Un NBA llegaba a Peñarol y su nombre, Andrés Marcelo Nocioni, revolucionaría las bases de la Liga Nacional como un árbol cuyas raíces empiezan baldosas a romper. 

Aquel año el santafesino fue campeón del Súper 8 y coincidió con un tal Facundo Campazzo, que estaba en uno de sus momentos más dulces, quedándose con el MVP del torneo luego de una actuación trascendental. 

"Nos tiene que salvar Leo Gutiérrez", había gritado un hincha con menos de dos minutos para que se termine el encuentro y con Peñarol por detrás en el marcador. Pero el héroe no fue el ala pivote, sino el base que hoy defenderá la camiseta de los Nuggets ante los Blazers. 

Antes de todos esos imborrables sucesos hubo un inicio, una práctica en la que las cosas fueron amoldándose. Fue el primer entrenamiento de Nocioni con la milrayita y la historia la recordó Osvaldo Echeverría, el responsable de formación de juveniles de Peñarol, en una entrevista con La Nación.

El veterano se mostró eventualmente como opción de pase en una opción. "Dámela pibe", le dijo Nocioni. ¿Qué hizo Campazzo? Realizó un amague y tomó el lanzamiento para anotar sin inmutarse. Se replicó la jugada en la siguiente posesión, con el mismísimo resultado...

Con el cerebro frío y las piernas (un poco) cansadas, Campazzo miró a Echeverría y esbozó con confianza: "¿Por qué se la iba a dar? Yo tenía mejor tiro, me la jugué". 
 

Ignacio Miranda/ [email protected]
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