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En la temporada 2002/03, Los Angeles Lakers llegaban como el gran cuco, como el rival a vencer y eso fue, nada más y nada menos, porque venían de salir campeones en las tres ediciones anteriores. Dominaban la competencia y tenían un gran equipo.

“Jay” Williams venía de ser elegido por Chicago Bulls en la segunda posición del draft, detrás del gigante chino Yao Ming. Esa fue la única temporada que el base estuvo en el equipo y vivió una experiencia con Kobe Bryant que marcó el resto de su carrera.

Los Bulls enfrentaban a los Lakers en el Staples Center a las 19 horas y Williams pensó: “Voy a llegar allí a las 3 en punto y voy a asegurarme de conseguir 400 lanzamientos”. Según el propio Jay comentó, le gustaba entrenar y siempre se destacaba del resto en ese aspecto. Pero pasó algo que lo dejó asombrado.

La cancha estaba ocupada, Williams no podía entrenar, ¿por qué? Estaba Kobe entrenando y eso llamó la atención de Jay: “No es que sus movimientos sean indiferentes, está haciendo, como todos, los movimientos de juego”. Luego agregó: “Me senté, desaté mis zapatillas, y pensé: ‘quiero ver cuánto tiempo lo hace a esto’. Me siento y veo, pasan otros 25 minutos y él da por terminado su entrenamiento”.

En el partido de esa noche, Bryant tuvo una actuación excepcional y se despachó con la friolera de 40 puntos. Williams recordó qué tras el encuentro, se acercó a la estrella de los Lakers y le preguntó: “‘Hey Kobe, ¿por qué estuviste en el gimnasio durante tanto tiempo?’ Él me dijo: ‘porque te vi entrar. Y quería que supieras que no importa lo duro que trabajes, que estoy dispuesto a trabajar más que vos’”.