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En los días previos a la disputa del Mundial España 2014, el seleccionado argentino estaba realizando la preparación para la competencia pero, antes de viajar, ocurrió la peor situación del básquet en Argentina. Los jugadores salieron a denunciar a la dirigencia de la Confederación, principalmente al presidente Germán Vaccaro, por situaciones irregulares.

Luis Scola fue justamente uno de los jugadores que tomó la posta en la situación, además de ser uno de los líderes y referentes del plantel y de la mejor generación que tuvo el básquet argentino, estaba decidido a terminar con dicha situación. Incluso llegó a dejar incierta su participación en el Mundial si no ocurría un cambio drástico en la institución madre.

El reclamo de los jugadores llegó a las máximas autoridades gubernamentales quienes intervinieron a la CABB y nombraron a un interventor: Federico Susbielles. Claro está que el interventor era aceptado por la Generación Dorada y contaba con todo su apoyo.

Scola y compañía fueron al Mundial, participaron, representaron al país pero a la vuelta no se quedaron de brazos cruzados y pidieron que la causa contra el expresidente Germán Vaccaro continúe por los cursos legales.

En los días previos a la disputa del Mundial, en una entrevista realizada con un medio nacional, Scola comentó: “Tengo mucha bronca porque los dirigentes nos pusieron en esta situación angustiante. Está bien que se hable más de esto que de si jugará Ginóbili. Si no se hace un cambio drástico, todo terminará de la peor manera. El Mundial es muchísimo menos importante que esto. ¿Qué me importa si salimos campeones mundiales y en dos años la CABB se funde y nos desafilian de la FIBA? No serviría de nada ganar un Mundial”.

Luis Scola afrontó la peor etapa de la historia del básquet argentino con determinación, convicción y criterio, tal como se manejó dentro de la cancha. Así como se manejó en su vida. Demostró, una vez más, lo que significa representar a su país.