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Manu Ginóbili había debutado en La Rioja con Andino en la 95/96 y poco a poco allí dio muestras de su talento. Pero sus dos temporadas en Estudiantes de Bahía Blanca lo llevaron a pegar el primer salto grande de su carrera a Europa.

Allí quien lo tuvo fue Daniel Zeta Rodríguez, que en nota con Básquet Plus recordó: “Nunca dejo de repetir que lo que más me sorprendió de él fue su enorme inteligencia. Y como siempre entendí que en el basquetbol la inteligencia es la condición primordial, creo que está todo dicho”.

Además, el entrenador siempre cuenta que el escolta fue el único en decir a inicios de temporada que se encargaría de anotar los puntos en el equipo: “Supongo que debo haberme quedado más tranquilo porque alguien del equipo asumía el rol de anotar puntos (risas). Generalmente en esos casos las respuestas de los jugadores, es la típica respuesta de ocasión con la que buscan quedar bien con el entrenador (voy a defender, rebotear, etc.). Debo haberme relajado y pensado ... vaya ...alguien que no tiene el casette puesto y no le interesa quedar bien con el entrenador, y además se compromete a anotar los puntos con los que podemos ganar juegos (risas)”.

En la 96/97 volvió a su ciudad natal y llevó a Estudiantes a cuartos de final con buenos 16.4 puntos, 2 rebotes, 1.2 asistencias y 1.7 recuperos con altos 58% en dobles y 41% en triples, todo en 26.5 minutos de juego.

Pero la 97/98 fue la explosión total de Manu con 49 partidos en los que tuvo 24.9 puntos, 4 rebotes, 2.3 asistencias y 2.3 robos en 34 minutos. Y allí Estudiantes llegó a semifinales, quedando afuera frente a Atenas de Córdoba, con el escolta logrando el premio al Mayor Progreso.

Solo estas dos temporadas bastaron para que Ginóbili demostrara que su techo era mucho más alto que la Liga. El resto, es historia…

Alejandro Malky / [email protected]
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