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Milos Teodosic anunció su retiro del básquet profesional y con él se despide una de las mentes más brillantes que haya pisado una cancha europea. A los 38 años y tras más de dos décadas de carrera, el base serbio eligió cerrar el círculo en su tierra natal, defendiendo los colores del Estrella Roja, el club que lo vio despedirse con títulos locales y ovaciones eternas. Con un estilo inconfundible, visión de juego extraordinaria y una muñeca precisa, Teodosic se ganó un lugar entre los grandes de la historia reciente del básquet FIBA.

Desde sus inicios en el FMP hasta sus pasos consagratorios por Olympiacos, CSKA Moscú y Virtus Bologna, su legado se escribe con asistencias imposibles, liderazgo silencioso y una capacidad para leer el juego pocas veces vista. En 2010 fue elegido MVP de la Euroliga con el Olympiacos, en 2016 levantó el trofeo con CSKA, y en 2022 conquistó la Eurocup con Virtus. También brilló en la selección serbia, donde defendió la camiseta nacional con fervor, y si bien su paso por la NBA fue breve, su huella en el básquet internacional es profunda e indeleble.

Su palmarés es tan extenso como consistente: seis veces parte del Quinteto Ideal de la Euroliga (tercer máximo histórico), integrante del Equipo de la Década 2010-2020 y del selecto grupo del 25° aniversario de la competición. Acumuló más de 3.400 puntos, 1.491 asistencias y casi 600 triples en el máximo torneo europeo. Pero más allá de los números, su grandeza se definió por su arte: convirtió el pase en una forma de expresión y transformó la dirección de juego en una coreografía colectiva. Jugó para que sus compañeros fueran mejores y para que el público se emocionara.

Teodosic deja el básquet sin estridencias, con un mensaje cargado de gratitud a entrenadores, compañeros, aficionados y, sobre todo, a su familia. “No destacaría partidos ni momentos. Cada detalle fue importante”, escribió. Reconoció que su mayor legado será tener algo que enseñarles a sus hijos. En un deporte que a veces apura los tiempos, él se tomó el suyo y construyó una carrera sin perder la esencia.