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La nueva temporada de la NBA llegó con muchas sorpresas. Para los amantes del básquet, gratas porque los poderosos parecen que ya no son tan poderosos y los equipos nuevos o en reconstrucción, fueron ganando mayor protagonismo y mostraron una renovación importante. Es uno de los inicios más parejos de los últimos años.

Dos semanas de competencias, algunos equipos con siete juegos, y solo queda un invictos y pero no queda ningún equipo que no hayan ganado ningún encuentro, mostrando a las claras la paridad que reinó en estos primeros días de competencia en la temporada 2022/23 de la NBA.

El más estrepitoso, sin dudas, es el caso de Los Angeles Lakers. La franquicia angelina venía de una temporada que había sido un fracaso tras contratar a Russell Westbrook para terminar de conformar un tridente determinante junto a LeBron James y Anthony Davis. Pero, no solo que eso no pasó, sino que estuvieron muy lejos de hacerlo. Hubo un cambio clave: se fue el entrenador Frank Vogel y llegó Darvin Ham para tratar de cambiar la cara del equipo antes del inicio de la temporada. Pero, no tuvo suerte en el inicio, cinco derrotas consecutivas y el malestar creció considerablemente.

Russell siguió en la misma tónica que la temporada pasada, sumado al voto de confianza que le dio Ham que había dicho que el equipo, en otras palabras, iba a girar alrededor de él. Westbrook empezó mal, absorbió mucho protagonismo, pero con malas decisiones y con muy bajo porcentaje en sus lanzamientos, sumado al flojo desempeño de sus compañeros, encadenaron cinco caídas en fila. Tras un partido de descanso, Russell volvió mejor, cambió considerablemente y fue la figura del equipo que pudo romper la racha negativa y lograr el primer triunfo de la temporada.

En distintas medidas pero con situaciones similares están los casos de Brooklyn Nets, Philadelphia 76ers y Los Angeles Clippers. Salvo los angelinos que trajeron una figura, devaluada y con necesidad de recuperar protagonismo como John Wall, ninguno hizo grandes planteles. En los tres casos, se dedicaron a recuperar a las grandes estrellas de sus planteles que estaban ausentes por lesión.

Ben Simmons en los Nets, que desde que había llegado de Philadelphia 76ers en el canje por James Harden nunca había jugado y había generado más problemas que satisfacciones para la franquicia de Brooklyn; los Clippers habían perdido a Kawhi Leonard toda la temporada 2021/22 y la mitad de la 2020/21, recién pudo regresar en la actual pero todavía con algunos problemas de salud. Mientras que los Sixers siguieron con la base y los jugadores que estaban en el cierre de la temporada pasada, trataron de potenciar la dupla que forman Joel Embiid y James Harden, pero el barba arrancó mal, errático, impreciso, intranscendente y el equipo lo pagó caro. De hecho la franquicia de Philadelphia es la única de las tres que no tiene récord negativo.

El caso de Golden State Warriors, el último campeón de la NBA, es bastante raro. Si bien mantuvo sus principales estrellas, las grandes figuras del equipo, el equipo de Steve Kerr perdió mucho con la partida de gran parte de su rotación, del segundo equipo: Nemanja Bjelica, Damion Lee, Gary Payton II, Otto Porter y Juan Toscano. Todos integrantes que tuvieron momentos importantes y destacados durante la consagración de la temporada 2022/23, aceptando el reto y tomando mayor protagonismo cuando el equipo lo necesitó.

Pero todos se fueron y los Warriors no pudieron reemplazarlos. Llegó Donte DiVincenzo como base suplente, pero la lesión no le permitió generar grandes aportes al equipo. Para colmo de males, la pelea entre Draymond Green y Jordan Poole puso a Golden State en los titulares principales pero no por cuestiones deportivas, caló hondo en el seno del equipo y eso se plasmó en el desempeño dentro de la cancha.

Miami Heat es uno de los casos más llamativos porque mantuvo la base que viene trabajando hace varios años, se conocen mucho, estaban todos bien físicamente, la temporada pasada se quedaron en la puerta de disputar la final de la NBA, pero su inicio en la 22/23 no fue para nada bueno. Excesivamente dependientes de lo que pueda generar su tridente estelar con Jimmy Butler, Tyler Herro y Bam Adebayo, quienes no están en su mejor momento.

Además, las grandes figuras que se acoplaban a ellos como Kyle Lowry, Max Straus y Duncan Robinson, están por debajo de su nivel habitual, lo que le está trayendo más de un dolor de cabeza a Erik Spoelstra que no encuentra una segunda unidad confiable.