Basquetplus.com

Antes del comienzo de la temporada 11/12, con el lockout terminado, el futuro de Luis Scola pudo cambiar radicalmente. Es que el argentino iba a ser parte del mega traspaso que llevaría a Chris Paul a jugar en los Lakers junto a Kobe Bryant y que la NBA vetó.

En el libro de Mauricio Codocea, el Abanderado, relató cómo vivió aquellos días. Scola iba a ir junto a Kevin Martin, Goran Dragic y una primera ronda del draft 2012 junto a otra futura a los Hornets, que en ese momento estaban ubicados en New Orleans. A su vez, los Lakers recibían a Pual y Houston se quedaba con un peso pesado como Pau Gasol.

Y en el libro se repasó aquellos días: En la cabeza de Scola fue inevitable que se cruzara una sensación: si pese a haber firmado una importante renovación un año y medio antes y a ser uno de los emblemas de los Rockets, la oficina ejecutiva había buscado traspasarlo y no había podido, ¿qué certeza tenía de que eso no volviera a ocurrir? Por eso, enseguida se reunió en privado con Kevin McHale, el nuevo entrenador, quien le dijo que tenía dos opciones: quedarse lamentándose por lo que había sucedido o salir a luchar por lo que le correspondía. Después del entrenamiento, las palabras del coach dejaron claro qué había decidido el ala pivote: “Tuvo una práctica tremenda. Me impresionó y me dio orgullo cómo salió a entrenarse. Demuestra que es un profesional, que le importa esto, que tiene carácter”.

El propio Luis, incluso, se permitió bromear al respecto pero también sacar valiosas conclusiones: “No sabía lo que pasaba ayer, no sé qué pasará hoy… Ahora estoy acá y estoy contento. Si me llamás en 10 minutos y me decís que tengo que ir a otro lado, me adaptaré. En algún punto fue hasta gracioso. Gente que me llamaba y me hablaba de una forma, y al rato me volvía a llamar y me decía: ‘Olvidate lo que te dije’. Me llamaron tanto… Parecía que me estaba muriendo. Lo bueno es que ahora estoy preparado para todo. Después de lo de anoche, sé que puede pasar cualquier cosa”.

Eventualmente, Scola mantuvo su lugar en Houston y volvió a demostrar vigencia y resistencia: con 31 años, jugó los 66 partidos de la temporada, todos ellos como titular.