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NBA

Willis Reed, la leyenda de la era dorada de los Knicks

22:50 08/03/2024 | En las finales de 1970, la gran estrella de la franquicia de la Gran Manzana dejó absolutamente todo, hasta su rodilla, para llevarla al anillo de una manera increíble ante los Lakers.

Willis Reed, una de las estrellas más grandes en la historia de New York Knicks (Foto: Getty).

Willis Reed fue una de las mayores estrellas en la historia de New York Knicks. Luego del retiro de Bill Russell, el interno dio un paso al frente y llevó a la franquicia de la Gran Manzana a la final de la NBA. Enfrente tenía a Los Angeles Lakers, con Wilt Chamberlain como la gran figura.

Con la serie igualada en dos, y luego de solo ocho minutos de partido, Reed cayó lesionado de una de sus rodillas. El interno llevaba 7 puntos con sus tres tiros convertidos. A pesar de la inyección de cortisona que le dieron en los vestuarios, Reed no pudo continuar jugando. Pero sus compañeros hicieron un gran juego, remontaron en el último cuarto y se quedaron con el partido.

El sexto partido fue para los angelinos, con 45 puntos y 27 rebotes de Chamberlain y sin que los Knicks pudieran tener a su estrella en el juego. Sin él, no había quien pudiera defender a la figura rival en la pintura, por lo que el anillo se veía cada vez más lejano.

La mañana del séptimo juego, la pregunta de todo Nueva York se preguntaba si Willis Reed jugaría esa noche. Días antes, el propio jugador había afirmado: “Jugaré, aunque tenga que gatear”. “'Nos jugábamos el campeonato, era uno de esos momentos que recordarías para el resto de tu vida. No quería mirarme al espejo dentro de 20 años y decirme a mí mismo: "tenías que haber jugado" recordó luego el interno.

Horas antes del partido, Reed entró al Madison Square Garden para comprobar sus sensaciones y la respuesta al dolor de su rodilla. Tiró al aro sin despegar los pies del piso, soportando el dolor, todo a la vista de Chamberlain desde lejos y en silencio.

Bill Bradley, compañero de Reed, comentaba que “dejamos el vestuario y nos dirigimos a la cancha sin saber si Willis podría saltar a jugar o no”. El propio jugador confesó que fueron las peores horas de su vida, trataron el dolor durante horas y terminaron infiltrándolo dado que no dejaba de sentir el dolor.

Minutos después del calentamiento, el estadio se vino abajo cuando Jack Twyman emitió la frase “Here comes Willis”. “Durante el calentamiento, todos estábamos pendientes de que apareciera en cualquier momento. Incluso ellos estaban pendientes de su salida por el túnel de vestuarios. En ese momento no sabían cómo tratar aquella noticia, estaban descolocados” comentó Dick Barnett.

Minutos luego de comenzado el partido, Reed anotó un tiro a cinco metros y luego convirtió desde la línea de libres en un contragolpe, para el delirio de todos los hinchas Knickerbockers. Todo esto fue una envión anímica para los locales, que vieron el esfuerzo de su estrella a pesar de su renguera y obligó a los Lakers a estar más atentos en defensa. A partir de ese momento, Reed se dedicó a incomodar a Chamberlain en defensa, quien solo pudo anotar cuatro puntos cuando él lo defendió, y sus compañeros hicieron el resto, para quedarse con el triunfo y el título. El MVP de las finales obviamente fue para Reed. Esa rodilla fue el inicio de sus problemas de lesiones, que lo obligaron a retirarse en 1974, luego de haber conseguido su segundo título con los Knicks. Así, Willis Reed escribió su apellido en la historia de una de las franquicias más grandes de la NBA.

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