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Tras una pretemporada que auguraba pobres expectativas, Denver Nuggets cayó en sus dos primeros encuentros, iniciando con un preocupante 0-2. Nikola Jokic, el pilar del equipo, no solo anticipó el problema: "No somos un equipo de tiradores", declaró tras la derrota inaugural ante Oklahoma City. En su intento por revertir la tendencia, Jokic brilló con 41 puntos y estableció un récord personal con siete triples, pero su esfuerzo no bastó para evitar la derrota por 109-104 ante los Clippers.

El serbio, en una noche estelar, convirtió 7 de sus 13 intentos desde la línea de tres, demostrando su versatilidad como tirador. Sin embargo, su desempeño fue la excepción en un equipo que ha mostrado serias dificultades para encestar. En los dos primeros juegos, Jokic acumula 8 de los 15 triples que ha intentado, mientras que el resto del equipo tiene un pobre 13 de 58 (22%). Esta baja eficacia se sintió especialmente en momentos cruciales contra los Clippers, donde Norman Powell destrozó la defensa de Denver con 22 de sus 35 puntos en el último cuarto.

Más allá de la ofensiva inconsistente, Denver también ha exhibido problemas en defensa y rotaciones. La dupla Harden-Powell castigó la falta de disciplina defensiva. Ivica Zubac dominó en la pintura, acumulando 24 puntos y 15 rebotes, aprovechando la mala posición de la segunda unidad de los Nuggets, que sigue buscando cohesión sin Kentavious Caldwell-Pope en su plantel.

Con un calendario complicado por delante, los Nuggets necesitan encontrar soluciones rápidamente si quieren evitar que esta mala racha inicial se extienda. Jokic ha demostrado que es capaz de cargar con el equipo, pero sin una mejora colectiva en el perímetro y un ajuste defensivo más sólido, los fantasmas de la inconsistencia podrían amenazar las aspiraciones de la franquicia en una Conferencia Oeste cada vez más competitiva.

Pablo Catalá / [email protected] 
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