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Un 15 de septiembre de 2019, la selección argentina dejaba su alma en la cancha del gigantesco estadio de Beijing, enfrentándose a una España formidable en la final del Mundial de Básquetbol. Aunque el marcador final de 95-75 reflejó una clara superioridad española, la medalla de plata obtenida por Argentina resplandeció con el brillo de un oro para muchos, reavivando la pasión y el orgullo de un país entero.

La campaña argentina hacia la final fue nada menos que una odisea de destreza y determinación, superando equipos de alto calibre como Serbia y Francia, quienes se perfilaban entre los favoritos. El conjunto dirigido por Sergio Hernández demostró una cohesión y una fuerza defensiva que sorprendió a propios y extraños, labrándose un camino inesperado hacia la gloria. "Lo que quiero decir es que nosotros no perdimos el oro, sino que ganamos la plata", declaraba un emotivo Hernández en la rueda de prensa tras el encuentro.

Durante el torneo, Luis Scola, brillante con 28 puntos en la semifinal contra Francia, y Facundo Campazzo, con su magistral conducción del juego, se erigieron como pilares del equipo. La final, sin embargo, expuso la maestría táctica de un equipo español que no dejó cabos sueltos, controlando el juego desde el inicio con un parcial inicial de 7-0 que definió el ritmo del partido. A pesar de los esfuerzos argentinos por acortar distancias, con momentos de brillo de Gabriel Deck y Nicolás Laprovittola, la experiencia y solidez de España, liderada por un excepcional Ricky Rubio, MVP del torneo, y la potencia de Marc Gasol, decantaron la balanza a favor de los europeos.

España fue un desafío mayúsculo. A pesar de los esfuerzos argentinos, los ibéricos dominaron los numeros desde el principio, estableciendo una ventaja inicial que se ampliaría hasta el final. Los números del partido muestran la dificultad que enfrentó Argentina: España logró un 51% en tiros de campo frente al 39% de Argentina y superó a los argentinos en rebotes 47 a 27, un factor decisivo en la amplia diferencia de puntos.

Luis Scola, capitán del equipo, fue una figura central durante todo el torneo, y su rendimiento le valió un lugar en el quinteto ideal del campeonato. A pesar de la derrota, el legado de este equipo sigue vivo, recordado no solo por la plata conseguida, sino por la pasión y la determinación que demostraron en cada partido.