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Hace algunas semanas el argentino Emanuel Ginóbili fue inducido al Salón de la Fama y la atención de los argentinos y de gran parte del mundo estaban posados en él, era la gran figura de la ceremonia. Manu fue el último en ser homenajeado, antes hubo otros reconocimientos y uno de ellos fue Radivoj Korac, quizás un desconocido para muchos.

Radivoj nació en Sombor, ciudad del antiguo Yugoslavia, el 5 de noviembre de 1938. Durante su juventud estuvo muy ligado al deporte, pero no fue el básquet precisamente, fue un destacado atleta y en salto en alto comenzó a sobresalir, llegando incluso a superar pruebas de 1.99 metros.

Pero su vida cambió por completo cuando comenzó el servicio militar. Casi por casualidad, o causalidad, se cruzó con Borislav Stankovic, quien por entonces era entrenador del OKK Belgrado y se sintió atraído por su altura: 1.96 metros y sus jóvenes 16 años. Automáticamente, conociendo de sus aptitudes físicas, Boris lo invitó a entrenar con su equipo.

Stankovic consiguió que el gobierno yugoslavo le otorgara una licencia a Korac y que lo exima de realizar el servicio militar y automáticamente, con apenas 17 años, lo hizo debutar como profesional en el OKK Belgrado. En su estreno, Radivoj se despachó con la friolera de 22 puntos, demostrando su potencia y su capacidad anotadora en las cercanías del aro.

Estuvo 10 años en el OKK y ganó todo: cuatro ligas y dos copas nacionales, además en siete ocasiones fue el máximo anotador. En un partido de la liga profesional de su país, anotó todos los tantos que convirtió su equipo. En la copa de Europa, en una serie ante el Alvik de Suecia, en la temporada 1964/65, Korac anotó 71 puntos en el partido de ida, pero no conforme con eso, en la vuelta marcó 99 tantos y su equipo ganó 155-57.

En 1967, Korac consiguió el permiso para salir de Yugoslavia y poder continuar su carrera en el extranjero, Bulgaria fue su destino y se sumó al Standard de Lieja. Solo una temporada jugó en el equipo búlgaro y le alcanzó para coronarse campeón de la competencia local. Al año siguiente, volvió a armar las valijas y partió hacia Italia: Petrarca Padova fue su destino.

Radivoj fue integrante de la selección yugoslava y fue uno de los principales artífices de poner al equipo en los primeros planos internacionales. Jugó más de 150 partidos y logró seis medallas: una plata olímpica, dos platas en Mundiales y dos platas y un bronce en Eurobasket.

Pero la desgracia le pondría punto final a su carrera de manera abrupta: el 2 de junio de 1969 cuando terminaba de jugar un amistoso con el seleccionado, chocó con su auto y fue hospitalizado con graves heridas. Finalmente terminaría falleciendo.

Dos años después de su fallecimiento, William Jones, por entonces secretario general de FIBA, movilizado por Borislav Stankovic, descubridor de Korac, crearon un torneo de clubes europeos que lo bautizaron como “Copa Korac”. Fue un certamen de gran prestigio que dejó de disputarse en 2002.

Hace algunos días fue inducido al Salón de la Fama de la NBA. En 2007, en la celebración por los 75 aniversarios de FIBA, se fundó el Salón de la Fama de FIBA y Korac fue uno de los nueve jugadores que fue incluido en dicha celebración.