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Entrevistas

Daitch: "Había un partido en cualquier lado y León aparecía de la nada"

11:38 22/09/2022 | Hablamos con Víctor, un apasionado que fue asistente de Julio Lamas durante un largo período. Hace dos décadas que está ligado a la NBA.

Daitch: "Había un partido, en cualquier lado, y León aparecía de la nada"

Víctor Daitch es una de esas personas que tiene el básquet argentino con la cual, encuentres donde lo encuentres, podés ponerte a charlar de básquet y nunca vas a quedarte sin temas. Principalmente si empieza a contar la gran cantidad de anécdotas que tiene de sus años como entrenador y asistente, en los cuales pasó por distintas partes de Argentina, pero también tuvo alguna experiencia en el extranjero.

“Paré el auto y me bajé en un café solo para charlar con vos” dice Víctor del otro lado del teléfono, señal que la charla da para largo y tendido. Hace poco más de un año, en plena pandemia, Daitch comenzó a trabajar en Centenario de Venado Tuerto, ciudad en la que se instaló desde hace varios años y en donde tiene una gran historia de su época de entrenador. Ahora ya no dirige. Su función es ser el coordinador general del área de básquet del club.

Apasionado, inquieto y conocedor, Víctor se tomó los primeros minutos para contarnos cómo viene el trabajo en el club, cuáles son los pasos a seguir, los objetivos y alguna actividad más que está haciendo con los entrenadores.

Otro aspecto de su vida junto al básquet es su relación con la NBA. Víctor inició su trabajo con ellos en 2003, por lo que el año próximo se cumplirán dos décadas ligado a una importante franquicia de la mejor liga del mundo, donde su función es la de scout.

“Comencé a trabajar en 2003 y mi función era cubrir toda Latinoamérica, en una época en la que comenzaban a florecer los jugadores de la Generación Dorada. Mi tarea era ver torneos internacionales de jugadores jóvenes, fundamentalmente, y hacer reportes de los mejores talentos de todos los países que jugaban. Luego, a aquellos jugadores que nosotros considerábamos que estaban dentro de nuestra base de datos, debía realizarles un seguimiento, averiguar cosas personales y otros aspectos que no tenían que ver solamente con el básquet”, comenta Víctor sobre su trabajo para la mejor liga del mundo.

“Muchas veces te pasa que te preguntan: ‘¿Y? ¿Metiste alguno?’ y ese no es mi trabajo. Mi trabajo no consiste en que un jugador termine jugando en la NBA, sino que si hay uno posible, detectarlo y si no hay ninguno, también informarlo”, agregó Daitch.

Víctor reconoce que pudo ir a conocer el mundo de la NBA desde adentro y quedó impactado por las cosas que vio, pero también afirma que le sirvió para abrirle la cabeza y entender muchas cosas. Principalmente que las cosas no suceden por casualidad, sino que hay un trabajo hecho por profesionales dedicados y especialistas en cada cosa que hacen que las cosas sean perfectas.

LOS ARGENTINOS EN LA NBA

- ¿Cómo se ve a los jugadores argentinos y a los entrenadores en la NBA?
- Creo que todos los jugadores argentinos hicieron un gran paso y dejaron su huella, más chica o más grande, en la NBA. Más allá de los súper destacados, todos dejaron algo. La manera de competir de los jugadores argentinos y la mentalidad que tienen para hacer las cosas es algo que llama mucho la atención. Los que pasaron por la NBA dejaron una imagen que genera un respeto especial para el básquet argentino. Son jugadores que son respetados en todo el mundo. Sin ir más lejos, cuando Argentina llegó a la final del Mundial 2019 no tenía ningún jugador en la NBA. Fue el único de los primeros seis sin tener un NBA.

REPASO DE SU CARRERA

- ¿Qué repaso podés hacer de tu carrera?
- Lo que recuerdo mucho, como asistente, son mis años con Julio Lamas, que fueron inolvidables. Le voy a estar agradecido toda la vida a él, porque me dio la oportunidad y me ayudó a desandar este camino. Me tocó ir a Sport de Cañada de Gómez muy joven, cuando Oveja Hernández era asistente y se largó como entrenador principal y se fue. Yo lo reemplacé. Le ganamos la primera liga juvenil a Atenas de Córdoba y ese título para mí fue único.

Pasamos por Olimpia de Venado Tuerto siendo tan jóvenes. Con el paso del tiempo, ahora cuando charlo con vos, por ejemplo, me doy cuenta de lo que fue eso y tomo conciencia del lugar en el cual estábamos. Teníamos 26 o 27 años y dirigíamos a Uranga, Campana y llenábamos la cancha en todos lados.

Cuando llegamos a Boca Juniors también. Ahí Julio consigue el primer título en Liga Nacional para él y el primero de Boca, que le abre las puertas para convertirse en entrenador de la Selección Argentina y yo arranco mi carrera como entrenador principal.

Toda mi carrera fue en el TNA. Mi trabajo más trascendente fue Trotamundos de Venezuela. Además, como asistente, participé en tres Mundiales de formativas, Sudamericanos y Panamericanos.

A los 43 años, cuando nace mi tercer hijo, decido dejar de dirigir.

- ¿Qué recuerdos tenés de esa liga en Boca?
- Muchos. Muchísimos. Fue un año soñado. Nosotros veníamos de una primera temporada en el que no habíamos hecho una buena campaña y en la segunda reconstruimos el equipo. Nos fuimos de pretemporada a España, hicimos un amistoso en Francia, un trabajo de avanzada tecnología. El juego tenía un funcionamiento espontáneo y había líderes que en los momentos importantes aparecían, los roles estaban muy claros y cada uno estaba muy contento con lo que le tocaba dentro del equipo. Por eso las cosas terminan como terminan. Sin ser nosotros, quizás, el equipo con mejores jugadores de la liga, sí fuimos el mejor equipo y ganamos el campeonato. Incluso, tomó mucha repercusión porque Boca andaba flojo en el fútbol y mucha gente del fútbol se volcó al básquet.

- ¿Qué balance hacés de tu carrera?
- Tuve la suerte de poder trabajar con grandes entrenadores: Julio Lamas, Rubén Magnano, Fernando Duró. Aprendí mucho de ellos. Fue soñado. No me gusta autoreferenciarme, pero cuando a mis 57 años hago un análisis de lo que viví, la verdad es que me sucedieron cosas buenas y soy feliz. Me siento un afortunado.

- ¿Te pica el bichito de volver a dirigir?
- Sí. Siempre. Hace 13 años dejé de dirigir, pero siempre me mantuve vinculado desde muy cerca. Pero me puede más la familia. Elegí estar con mi familia, por eso cuando nació mi tercer hijo dejé de dirigir. Lo volvería a hacer.

MANU Y EL SALÓN DE LA FAMA

- ¿Qué opinión tenés respecto a la inducción de Manu al Salón de la Fama?
- Manu siempre te sorprende. Él siempre tiene algo nuevo para enseñarte. Por eso es Manu. La simpleza, la emoción y el sentimiento con el que Manu se expresó el día que ingresó al Salón de la Fama no hizo más que demostrarle al mundo entero por qué fue, es y será un crack. Fue el mejor jugador latinoamericano que jugó en la NBA y no sé si no fue el mejor extranjero. Manu hacía cosas adentro y afuera de la cancha. Evolucionó desde el primero hasta el último día que estuvo en su equipo. Aun siendo un jugador adulto él seguía progresando. Para mí, fue el mejor deportista de la historia de nuestro país.

La primera vez que ví a Manu en la NBA y me lo presentaron, me estremecí de una manera que no me pasó nunca. No lo podía creer. Quedé paralizado.

Ver la camiseta de Argentina con el número 5 en primera fila, que los mismos empleados del equipo me hablaran de él y me dijeran cosas de él con mucho respeto. Todos lo tomaban como ejemplo, lo adoraban. No hubo una sola persona que no le haya deseado el bien.

EL RECUERDO DE LEÓN

- ¿Qué otro momento te marcó así?
- Cuando ganamos los Juegos Olímpicos. Miré al cielo y le tiré un beso a León y pensé: ‘Qué lástima que no pudo estar para ver esto’.

- ¿Qué recuerdos tenés de León?
- León fue un distinto, dejó su marca. Era un adelantado, un obsesivo del básquet. Fue a Europa en un momento muy difícil, lo que hizo en Ferro, lo que generó para todos sus colegas, siendo de gran generosidad, dando su tiempo al básquet, trayendo material cuando era imposible conseguirlo. Era una persona súper generosa y, obviamente, con unos conocimientos superiores. Estaba adelantado siempre.

León con su Renault 18 rojo andaba por todos lados. Había un partido en cualquier lado y aparecía León de la nada. Era un obsesivo divino. Era maravilloso León. Él fue el iniciador de un camino, muchos que lo seguían continuaron ese camino y se vino la Liga y todo lo que ya sabemos en Argentina.

Las épocas cambiaron, hace años que no me siento con alguien a tomar un café en un bar y hablar de básquet, antes agarrabas una servilleta y anotabas las cosas ahí, ahora sacás un celular y tenés todo en la mano.

Federico Radulovich / [email protected]
En Twitter: @basquetplus
En Twitter: @FRadulovich

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