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Un entrenamiento previo al inicio de la temporada fue el inicio de la enemistad entre Bobby Portis y Nikola Mirotic. Poco se sabe sobre lo que realmente sucedió aquel día, hubo mucho ocultamiento por parte de la organización, pero de lo que no quedan dudas es que el nacionalizado español tuvo que ir al hospital. Mirotic sufrió una conmoción cerebral y fracturas maxilares, por lo que tuvo que ver desde afuera el arranque de la 2017/18.

Bobby Portis, por su parte, sufrió una suspensión de ocho partidos. El tiempo pasó y ambos jugadores volvieron a jugar y a compartir el campo de juego, pero esa relación nunca pudo volver a componerse. Es más, Mirotic ni siquiera se había expresado públicamente al respecto. Pero esta jornada todo cambió, ya que dio una entrevista al Diario Marca: "No te esperas ni en tus peores sueños que pueda ocurrir eso y menos viniendo de un compañero en un entrenamiento. No es momento de entrar mucho en detalles y hablar de ello. Lo pasé mal sobre todo por el hecho de haber renunciado a la selección, por el trabajo que hice en verano, porque iba a estar en el quinteto titular, sentía que iba a ser mi año, lo sabía porque me sentía preparado... No poder empezar la temporada y perder tu puesto por algo así fue muy duro. Me costó entenderlo y ser positivo, pero he demostrado que nada puede conmigo".

También se refirió a su relación con Portis antes del altercado: "Siempre había un poco de pique. Los dos somos competitivos. Pero una cosa es ser competitivos y otra es hacer lo que hizo él. Era una relación normal. Sin más. Éramos profesionales. Entrenábamos, hacíamos nuestro trabajo, nos íbamos a casa y ya está. El conflicto lo recuerdo muy bien, pero no me gustaría hablar de ello. También los medios de Estados Unidos tienen ganas de que cuente mi versión, pero no es el momento. Cuando lo crea, lo diré".

Pero el profesionalismo es más fuerte, así lo describió Mirotic: "La relación ha cambiado. Yo no me hablo con él y él no habla conmigo. Nos hablamos sólo en el campo y porque lo tenemos que hacer. Al final, las emociones salen cuando juegas, sobre todo ganando. Una de las estrategias de los Bulls fue ponernos a jugar juntos. Siempre estamos jugando juntos últimamente y cuando metes una canasta o la mete él, te chocas la mano. Es lo que toca. Al principio no me sentía cómodo, pero tuve que hacerlo. Jugando no piensas en ello. Lo que quieres es ganar y si le das o te da una asistencia, te alegras, le chocas la mano y ya está. En el campo hay buena relación. Somos compañeros".