The Heat Game: el juego con más temperatura en la historia de la NBA
16:45 01/05/2020 | Boston Celtics y Los Angeles Lakers se enfrentaban en el quinto juego de las finales de 1984. No hubo aire acondicionado y hacían 37 grados.
La experiencia NBA está destinada a los fanáticos que día a día acuden a los partidos de los 30 equipos que conforman la liga. Aire acondicionado, butacas de cine, cervezas, pochoclos, música y entretenimiento forman parte de un crisol interactivo hecho especialmente para ellos. El público lo es todo y su comodidad es primordial. Pero hubo una época en la que esto no era así y lo único que importaba era ganar. No malinterpreten, ganar aún es fundamental, pero en la actualidad el partido pasa a un segundo plano y el espectáculo es el santo grial del torneo norteamericano.
Para contextualizar el comentario es necesario viajar en la máquina del tiempo imaginaria y situarse en 1984, cuando Los Angeles Lakers y Boston Celtics se enfrentaron el 8 de junio de ese año en el juego cinco de las finales de la NBA. De un lado estaban los imponentes verdes, liderados por Larry Bird, Robert Parish y compañía, y del otro estaban Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar y el showtime más lúdico de todos.
La escenografía en la previa del partido era insólita. Gente transpirando e hidrátandose con agua o cervezas, los jugadores completamente empapados antes de que comience siquiera el juego y tanques de oxígeno en los costados de los bancos de suplentes de ambos equipos. El enfrentamiento era en Boston, pero daba la sensación de que todos estaban en una playa de Los Angeles en medio del periodo estival.
¿La razón? No había aire acondicionado, el estadio estaba colmado y hacían 37 grados de temperatura. No cabía un alfiler y tanto los jugadores como cuerpo técnico y público estaban allí por mera pasión al deporte. Eran las finales de la NBA y nadie se lo iba a perder. Así fue que empezó el partido, con los verdes habituados a jugar de esa manera debido a que en esa época el pabellón directamente no contaba con climatización.
A pesar de todo eso, el juego fue parejo y hasta el segundo cuarto se mantuvo con una leve ventaja para los Celtics (44-39). Pero lo más vistoso estaba fuera de la cancha. En los tiempos muertos Robert Parish se tiraba hielo dentro de su camiseta y Kareem inhalaba oxígeno de la máquina que se encontraba al costado de la cancha.
Algunos jugadores sufrieron calambres y otros simplemente no daban más, por lo que cada cinco o seis minutos pedían tiempos muertos para juntar aire. Entre buenas defensas y aprovechando el poco oxígeno de los californianos, Boston comenzó a sacar ventajas en el segundo tiempo y finalmente terminó llevándose el partido (121-103) con un gran cierre de Larry Bird, quien totalizó 34 puntos y 17 rebotes. "Amo jugar en el calor. Soy más rápido y creo mi propio viento", confesó el rubio, que luego sería elegido MVP.
Aquel juego fue la primera muestra de superioridad de un Boston que demostró personalidad y rigurosidad a la hora de superar contratiempos. Esto le permitió quedarse con la serie en el séptimo juego y con el campeonato de 1984, venciendo a su némesis en una época en la comodidad estaba en segundo plano. Y aquel choque en Boston se mantiene hasta el día de hoy como el partido de más temperatura de la historia de la NBA. ¿Todo tiempo pasado fue mejor? ¿Están seguros? Quizás los que asistieron aquel día no estén muy de acuerdo. Para lo bueno y lo malo, un enfrentamiento especial y particular.
Ignacio Miranda/ [email protected]
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